Cuba en crisis: la presión aumenta
El gobierno está previniendo a los comunistas sobre la importancia de
estar atentos ante cualquier foco de descontento
Lunes, julio 11, 2016 | Miriam Celaya
LA HABANA, Cuba.- Hay quienes afirman que "en Cuba nunca pasa nada". Sin
embargo, las señales que nos han estado llegando en tiempos recientes
apuntan a lo contrario.
El encarecimiento de los productos del agromercado desde el último
trimestre de 2015, acompañado por ciclos periódicos (y frecuentes) de
desabastecimiento de alimentos y otros artículos básicos en las tiendas
recaudadoras de divisas (TRD), acompañado de una razia feroz contra los
comerciantes privados —en particular contra los conocidos
carretilleros—, el cierre del único agro mayorista de la capital, y la
acumulación de problemas sin solución, han estado aumentando la presión
al interior de la Isla cuya salida más expedita ha sido la estampida
migratoria, que ya ha hecho crisis en territorios de Sur y Centroamérica.
Como si tal panorama no fuera suficiente, durante las sesiones del VII
Período Ordinario de la actual Legislatura, la Asamblea Nacional ha
vuelto a desgranar el habitual rosario de fracasos: los incumplimientos
de los planes constructivos y de reparación de viviendas así como de
redes de acueductos y alcantarillados, la insuficiente producción de
alimentos, el nuevo descalabro de la última zafra azucarera, las
insalvables dificultades del transporte público, los problemas de la
sequía, las malas jugadas del clima, la crónica falta de liquidez como
rasgo esencial de la economía nacional, y hasta las afectaciones que nos
están produciendo los bajos precios mundiales del níquel… y del petróleo
(¡¿?!).
Tanto los informes presentados por ministros y otros altos dirigentes de
la Isla en las diez comisiones de trabajo, como los "debates" que se
han estado produciendo entre los diputados, han confirmado la saludable
e ininterrumpida marcha hacia la debacle nacional, bajo la experimentada
guía de Castro II.
Que vivimos en medio del desastre era algo sabido. La novedad reside en
que ahora el tenebroso vaticinio del inminente advenimiento de tiempos
(más) difíciles llega de los propios voceros oficiales y no desde los
'contrarrevolucionarios' de acá y de allá.
El informe presentado ante la Comisión de Asuntos Económicos por el
ministro de Economía, Marino Murillo, se refirió —sin muchos adornos— a
las medidas de ahorro y a los ajustes que se han estado produciendo para
enfrentar lo que llamó "una tensa situación de liquidez". Señaló que no
se han cumplido los ingresos previstos en el plan económico para este
período y lo más probable es que no se alcance el muy anunciado 2% del
PIB al finalizar 2016.
Como es habitual, tales "predicciones" no solo llegan cuando ya el drama
nacional está en pleno apogeo, sino que no vienen acompañadas de un
paquete de soluciones. En cambio, las "medidas" de la cúpula para paliar
la crisis ya se habían anticipado al augurio. Desde hace varias semanas
se han estado aplicando recortes de la jornada laboral, del servicio de
transporte para los trabajadores, de la "gasolina subsidiada" y de otras
prestaciones como el almuerzo o las meriendas —en los pocos centros
pertenecientes a "sectores estratégicos" que aún las tienen— de centros
laborales estatales de la capital.
En las TRD se está aplicando la suspensión del servicio de climatización
desde las 2 pm hasta el cierre de los establecimientos. También han
comenzado a incrementarse largos apagones en diferentes zonas de La Habana.
El nuevo plan de ahorro incluye la eliminación, a partir de la semana
que inicia el 11 de julio, de los turnos de atención nocturna en varios
consultorios estomatológicos, incluida la Escuela de Estomatología.
La escasez de petróleo y gasolina regular en los servicentros (Cupet),
donde se venden éstos, es otro factor que se está haciendo sentir sobre
el servicio de transporte, tanto estatal como entre los transportistas
privados. Las asignaciones al parque automotor estatal se han limitado
dramáticamente —incluyendo las destinadas a la transportación de
mercancía desde los almacenes hasta las TRD, agravando el
desabastecimiento—, mientras ha comenzado a disminuir el servicio de los
privados, lo que sugiere una próxima alza del precio del transporte.
Casi simultáneamente se han celebrado reuniones con los militantes de
numerosos núcleos del PCC para alertarlos sobre la necesidad de elevar
la vigilancia y apoyar a las instituciones encargadas de mantener el
orden, así como de estar preparados para contrarrestar las
manifestaciones de violencia, el incremento de la corrupción y de otras
actividades delictivas propias de las situaciones de crisis.
En especial los comunistas de base están siendo prevenidos sobre la
importancia de estar atentos ante cualquier foco de descontento que
pueda desembocar en una revuelta antigubernamental susceptible de ser
aprovechada por los enemigos de la revolución. Todo indica que lo que
preocupa al poder no es exactamente "lo que pasa", sino lo que pudiera
pasar a corto plazo.
Y puesto que —en sintonía directa con la agudización de la crisis que
asfixia la vida del cubano— el descontento es lo que más sigue creciendo
en el país, de ahora y en más los militantes no tendrán descanso en su
misión de salvaguardar los intereses de la casta verde olivo.
Entretanto, al interior de la Isla aumenta la frustración y la estampida
migratoria sigue tomando dimensiones ciclópeas. Agotado hasta las heces
el capital de fe de las masas, el Poder se verá obligado a multiplicar
sus gastos en sostener las formidables fuerzas represivas que necesitará
para reprimir a todo un pueblo. Una tarea que no será tan fácil como
golpear, detener o encarcelar disidentes pacíficos.
Paradójicamente, la terquedad y torpeza política del Gobierno son las
que están empujando hacia el desenlace que pretende evitar. La
insistencia en pretender dirigir a la nación como si se tratara de un
ejército en plena campaña de guerra, en lugar de impulsar una apertura
económica amplia y profunda que sanee la economía interna, permita el
desarrollo de las potencialidades del sector privado y otorgue un
respiro a la anoxia nacional, demuestra la mezquindad de una casta que
prefiere el sacrificio de todo un pueblo antes que perder el poder.
Para acentuar el absurdo, los jerarcas del Palacio de la Revolución
tienen la desfachatez de lanzar este nuevo informe de austeridad forzosa
al mismo tiempo que se están debatiendo las estrategias y planes
económicos gubernamentales hasta 2030. Ningún gobierno medianamente
razonable anunciaría un período de recortes energéticos y otras medidas
impopulares a la vez que discurre una consulta pública de tal
importancia. Sin dudas, el General-Presidente y su claque confían
excesivamente en el poderoso control social que han ejercido hasta ahora
y en la mansedumbre de un pueblo que ha olvidado cómo hacer valer sus
derechos.
No obstante, aunque nadie duda que Cuba está navegando hacia un desastre
de gran magnitud, tampoco se puede confiar demasiado en la exactitud de
los informes oficiales. En especial si no existe acceso, por parte de
los ciudadanos e instituciones independientes, a las fuentes primarias
ni a los datos macroeconómicos, que siguen siendo patrimonio secreto del
Estado-Partido-Gobierno y de sus más fieles servidores. Esto hace que
las cifras estadísticas no sean confiables ni siquiera cuando resultan
desfavorables a la dirección del país.
No hay que olvidar que apenas unos días antes de los lúgubres informes
de la Asamblea Nacional, los medios oficiales reportaban optimistas el
incremento de las cifras de visitantes extranjeros que están ingresando
divisas en el ramo turístico, y se frotaban las manos con las numerosas
firmas de acuerdos de intercambio tecnológico y declaraciones de
intención de los inversionistas extranjeros.
Por esa razón, y sin negar la gran influencia de la situación venezolana
en la economía cubana, —que tiene un impacto profundo en un país tan
dependiente de apoyos y subsidios como lo es Cuba— no podría afirmarse a
ciencia cierta cuánto hay de verdadera urgencia en el "complejo
escenario" de la economía de la Isla y cuánto de maniobra de chantaje
político por parte de la cúpula castrista, dirigido a presionar al
Gobierno estadounidense, al Congreso y a las fuerzas políticas de ese
país para un levantamiento definitivo del Embargo, que le permita a la
dictadura el acceso rápido y directo a créditos, una avalancha de
inversiones extranjeras y un flujo de divisas que garanticen su
eternización en el Poder.
De modo que, magnificar el efecto del virtual derrumbe del chavismo y de
la crisis económica venezolana como la fuente principal de la actual
crisis cubana es colocar (una vez más) las causas de los problemas de
Cuba más allá de sus fronteras, cuando en realidad la clave de todos
nuestros males se encuentra en la ineficacia de un elite de taimados
bandoleros que han secuestrado vidas y haciendas, saqueando la nación a
su antojo durante décadas.
Porque con o sin Venezuela, —como antes fuera con o sin Unión Soviética,
con o sin "campo socialista", con o sin inversionistas extranjeros—, lo
cierto es que los Castro han sido más nocivos para Cuba que todas las
epidemias y guerras que haya tenido esta nación a lo largo de su
historia, y continuarán siendo una rémora para todos los cubanos en
tanto sigan en la poltrona del poder.
Este verano, pues, se anuncia muy caliente, y no precisamente por el
efecto invernadero. Las brújulas de decenas de miles de cubanos siguen
apuntando al promisorio norte y se espera que la estampida desde la Isla
vuelva a tomar la vía marítima. Si tal fuera la estrategia del
General-Presidente para aliviar la presión interna y lograr sus
intereses de perpetuidad, debería saber que es una jugada arriesgada y
podría resultar contraproducente para todos, muy especialmente para los
que tienen más que perder.
A estas alturas ya podríamos reescribir a la inversa aquella ampulosa
frase de cierto alegato quimérico, que bien podría servir de epitafio
sobre la tumba del castrismo: "Absolvedlos, no importa, la Historia los
condenará".
Source: Cuba en crisis: la presión aumenta | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/cuba-en-crisis-la-presion-aumenta/
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