miércoles, 22 de junio de 2016

Tumbas políticas desiertas

Tumbas políticas desiertas
ROGELIO FABIO HURTADO | La Habana | 22 de Junio de 2016 - 10:02 am.

El habanero Cementerio de Colón, uno de los más sobresalientes por su
riqueza estatuaria entre las necrópolis católicas fuera de Italia,
cuenta con otra característica exclusiva: el gran número de mausoleos
abandonados. Algunos han cambiado de propietarios, la caligrafía de sus
tarjas lo denota. Otros, se deterioran a la intemperie.

Los hay que, en su hora y su momento, congregaron multitudes. Tres de
ellos coinciden en una misma cuadra.

El primero, por la senda derecha, es la del senador y candidato a la
presidencia de la República por su Partido Ortodoxo, Eduardo Renato
Chibás y Ribas, quien paradójicamente descansa de su vivir consagrado al
pugilato político. Ni su ademán ni su voz punzante pueden quebrar el
pulcro mármol. ¿Qué pensaría de su pragmático discípulo, quien, por
cierto, no lo olvida y cada 16 de agosto le hace llegar una modesta
ofrenda floral ("A Eduardo R. Chibás del Dr. Fidel Castro Ruz") que
acompaña a la del CDR que lleva su nombre, en el edificio López Serrano
de L y Línea, donde hizo nido "El Adalid de Cuba".

Actualmente, en sospechosa coincidencia con el lento crepúsculo del
doctor devenido comandante en jefe, han comenzado a florecer, tanto en
la prensa digital como en la católica, artículos que enjuician duramente
a Chibás. Leyendo a uno de ellos supe de la primera reacción del
entonces también senador Fulgencio Batista al enterarse de que Chibás se
había pegado un tiro: "¡Qué no se muera, porque su muerte cambiará el
destino de Cuba!", vaticinó entonces "El Indio" con certeza, según nos
cuenta Newton Briones Montoto en su libro General regreso.

Unos 200 metros más adelante, aún se yergue, muy canibaleado, el
monumental Panteón del ABC, organización que se autotitulaba "La
esperanza de Cuba". Muchas de las placas de mármol verde que lo recubren
han sido suplantadas por piezas de madera. El acceso al sótano, donde
están las bóvedas, ha sido clausurado demasiado tarde: apenas quedarán
ya restos allí, donde los ladrones hicieron su agosto. Ni el letrado
Jorge Mañach ni el economista Joaquín Martínez Sáenz acompañan aquí a
sus subordinados. En lo alto y al centro de la pared, ya descolorida, la
estrella de seis puntas permanece.

Varias cuadras más adelante, encontramos el menos vistoso, aunque no
menos combativo, Panteón de Acción Revolucionaria Guiteras, ornado con
un águila imperial —ahora a medias caída— y un medallón al relieve del
belicoso y siempre joven Tony Guiteras, quien reposa en El Morrillo,
próximo a la desembocadura del río Canímar, en Matanzas.

En el sepulcro más a la derecha yace el más valiente de los bolcheviques
cubanos, Sandalio Junco, asesinado por una cuadrilla de sicarios
estalinistas durante una velada a la memoria de Guiteras que tuvo lugar
en Sancti Spíritus el 8 de mayo de 1942. Aquí vibró aquella tarde la voz
de Chibás al despedir el duelo.

Sentenciado desde entonces al olvido por los comunistas, el reconocido
como padre del trotskismo cubano, fundador en las provincias orientales
del Partido Bolchevique Leninista —que permaneció activo hasta bien
entrados los años 60, con el supuesto amparo del Che Guevara— no ha
merecido la atención de los intelectuales cubanos, quienes se proclaman
como "izquierdistas". Ni siquiera se ha restaurado su lápida, casi
borrada del todo por la anodina intemperie.

En una reciente entrevista televisiva, la periodista oficialista Rosa
Miriam Elizalde hizo referencia al atentado a Sandalio Junco, para al
parecer enorgullecerse de la participación en dicho asesinato político
de un familiar suyo. Al menos, nombró al líder de los panaderos
habaneros de su época.

Visité hace pocos días su tumba, a solicitud del amigo Manuel Aguirre
Labarrere, "Mackandal". Retratamos el sitio, pero no tuvimos presente
dejarle allí ni siquiera una flor.

Source: Tumbas políticas desiertas | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1465567374_22994.html

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