Fascismo a la cubana
FEBRERO 17, 2016 11:37 AM
Cuba se halla a la venta para beneficio de sus explotadores sin escrúpulos
No hay prisa para exigir derechos humanos o democracia
Los capitalistas de estado mueven sus propias fichas a todo tren
DANIEL MORCATE
La Cuba que se forja a la sombra de la componenda entre La Habana y
Washington pretende ser un emporio en el que confluyan capitalistas de
estado del castrismo con piratas y corsarios extranjeros. La isla se
halla a la venta para beneficio de sus explotadores sin escrúpulos, los
mismos que vienen usufructuándola desde hace décadas y sus
descendientes. Para los mandamases de La Habana es cuestión de
supervivencia en el poder. Para el presidente Obama y sus asesores, una
apuesta al cambio por el cambio mismo, sin ponerle muchas condiciones ni
hacerse demasiadas ilusiones. Mientras tanto, no hay prisa para exigir
derechos humanos o democracia, sofisticados valores que en definitiva no
han sabido cultivar esos indios con levita que son los cubanos, piensan
los obamistas, y que más bien serían un obstáculo para la agenda en curso.
Un indicio claro de lo que viene es el frenesí de cabildeo que se ha
desatado en Washington tras la reciente decisión del Departamento de
Tesoro de aliviar aún más las restricciones en los viajes y el comercio
con Cuba. Obama le ordenó facilitar la exportación de productos y
eliminar trabas a la forma en que La Habana pudiera pagarlos. En
cuestión de días, 115 entidades, en su mayoría corporaciones,
bombardearon al Congreso y a las agencias federales con solicitudes
formales para obtener un pedazo del pastel. Los obamistas dicen que se
trata de promover comercio "para el bien del pueblo cubano". Algunos
funcionarios mencionan como ejemplo que, entre los que buscan negociar
con Cuba, se hallan entidades especializadas en educación, como la
Asociación Internacional de Educadores. Los piratas y corsarios le
siguen la corriente a esta versión oficial. Pero la verdad es que el
cabildeo intenso proviene de tradicionales empresas depredadoras, como
la petrolera Chevron o la tabacalera Swedish Match; y de otras que
tienen la esperanza de recobrar algo de lo que les robaran los Castro en
los sesenta, como la Nestle, la Colgate-Palmolive y la Bacardí, a la que
el gobierno de Obama le acaba de dar una puñalada trapera en la batalla
por la marca Havana Club. El presidente autorizó una fábrica de
tractores norteamericanos para "pequeños agricultores" en Mariel, donde
en realidad todo pertenece al estado cubano.
En Cuba, mientras tanto, los capitalistas de estado mueven sus propias
fichas a todo tren. Su prioridad es ampliar los negocios con los piratas
y corsarios extranjeros pero reteniendo el control en manos de los
Castro. El tipo clave en esta movida es Luis Alberto Rodríguez
López-Calleja, el yerno de Raúl Castro, uno de los principales
candidatos a heredar el imperio familiar. Rodríguez preside el Grupo de
Administración Empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que
incluye al Grupo de Turismo Gaviota y el conglomerado CIMEX, es decir,
el dueño material de toda la isla. Ni un solo empresario extranjero
mueve un dedo en Cuba sin su consentimiento. Su GAESA es propietaria de
más de la mitad de las acciones de todas las empresas extranjeras que
operan en territorio cubano. Como este tinglado ya no engatusa
suficiente capital foráneo para compensar por la drástica reducción en
las dádivas petroleras venezolanas, los castristas aceptarían empresas
que tengan mayoría de acciones en la isla. Pero el yernísimo se mueve
raudo y veloz para crear otras trampas que le permitan controlarlas.
Al margen de estas maniobras queda la inmensa mayoría de cubanos, cuyo
salario promedio sigue equivaliendo a 24 dólares mensuales. Los cambios
hacia el capitalismo de estado no llevan consigo protecciones laborales
ni programa concreto de mejoría material para ellos. El gobierno
continúa negándoles los más mínimos derechos, ahora con el beneplácito
de su tradicional velador, Estados Unidos. Para atajar el creciente
descontento, la policía política detiene a mil opositores mensualmente
desde que comenzó la componenda con Washington, según el Observatorio
Cubano de Derechos Humanos; y procesa a los más rebeldes, acosa a
periodistas independientes y restringe el acceso a internet, según Human
Rights Watch. También propicia un éxodo gradual por el que cobra una
tajada, como han comprobado los gobiernos de México y Centroamérica.
Mediante la componenda Washington-La Habana, el horror en Cuba se
transforma, adquiere características típicas del fascismo tradicional.
Pero sigue siendo el horror.
Periodista cubano.
Siga a Daniel Morcate en Twitter: @dmorca
Source: DANIEL MORCATE: Fascismo a la cubana | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/daniel-morcate/article60735291.html
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