Publicado el domingo, 08.04.13
Vivir en Cuba y vivir
RAULRIVERO
Hay un solo punto de coincidencia visible entre el grupo de compadres y
el inflamado coro de guatacas de abolengo que tienen el poder en la isla
y los hombres y mujeres que le hacen oposición y se rebelan. Ese punto
común tiene que ver con el empecinamiento y con la voluntad.
Los poderosos y su servidumbre se producen en el día a día como seres
intransigentes y fanáticos. Ellos quieren preservar sus privilegios. Los
opositores son tenaces y vehementes porque trabajan por la libertad.
Fuera de ese contacto pueril y aleatorio, las vidas de esas dos
categorías de cubanos se mueven en una peligrosa región de divisiones
obscenas. Los que tienen el mando usan los dones de la terquedad y su
ambición para actuar sin ambages como una milicia eficaz de verdugos.
Para ese trabajo sucio se han dotado de una tropa de tracatanes sin
escrúpulos ni ideologías que tienen cuarteles y cuevas civiles de San
Antonio a Maisí.
Los señores del gobierno llevan esa diferencia a otras parroquias
humillantes y vejatorias. Dejan a la oposición, y a todos los cubanos,
sin libertad de opinión y sin prensa y bajo la prohibición de exponer
sus ideas políticas.
Para las organizaciones disidentes y contestatarias, para los grandes
sectores marginados de la sociedad funciona un sistema legal que ya no
es ni siquiera una traducción de los mamotretos represivos de la Rusia
de Stalin. Es una versión al español sin zetas del Caribe hecha a partir
de los originales de la legislación de Corea del Norte.
Los jefes encuentran todavía otro dominio dramático para mostrar el
contraste de su existencia con la de los compatriotas que difieren de
sus ideas. Se puede decir pronto y apegados a un mecanismo de la
retórica tradicional del socialismo y de los voceros de sus escombros:
unos son ricos y los otros pobres.
Así de fácil. Los del gobierno viven en residencias de lujo, han tenido
siempre, a lo largo de mas de medio siglo, la mejor alimentación, autos
refrigerados, viajes, vacaciones dentro y fuera de Cuba y una garantía
de esas mismas prerrogativas para sus familias, las amantes y los
cómplices extranjeros con buena conducta.
Al otro lado de ese escenario, viven los opositores. La mayoría sin
trabajo, con expedientes de expresos políticos, sin carros, como simples
aspirantes a bicicletas, con una libreta llena de números en la mesa de
la cocina para que haya algo que servir hasta el fines de mes. Y
perseguidos, golpeados, insultados en los mítines de repudio que le
organizan desde La Habana los obstinados mandamases.
Iván Hernández Carrillo escribió que después de una misa en Matanzas, a
la que asistieron activistas y Damas de Blanco, los opositores
recibieron una paliza : " Félix Navarro, líder de la UNPACU, tiene una
costilla rota".
El testimonio de la periodista Saily Navarro, hija del ex preso político
agredido, dice esto: "Lo tiraron al suelo y lo patearon, le dieron por
la boca, por el abdomen, por la espalda".
Esta nota no es un ejercicio de abstracción.
Source: "RAUL RIVERO:Vivir en Cuba y vivir - Columnas de Opinión sobre
Cuba - ElNuevoHerald.com" -
http://www.elnuevoherald.com/2013/08/04/1536124/raul-riverovivir-en-cuba-y-vivir.html
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