La bandera de la intransigencia
Jueves, 07 de Marzo de 2013 14:09
Ernesto Díaz Rodríguez
Cuba actualidad, Miami, USA, (PD) Para quienes durante muchos,
muchísimos años hemos venido entregando lo mejor de nuestras vidas a la
causa de la libertad de Cuba, los recientes cambios efectuados en la
cúpula del más alto poder por Raúl Castro, heredero político del tirano
mayor, no deja de ser una medida demagógica.
No es en la búsqueda de un destino mejor a la población que surge este
nuevo nombramiento, sino en función de garantizar la preservación y los
privilegios de la tiranía. Por esa razón no hay espacio para el
reconocimiento y la aceptación, ni para abrigar la más simple esperanza
de que el tirano de turno aspire en realidad a implementar cambios que
alivien las inquietudes y contribuyan a poner fin a las miserias
generalizadas y las ansias de libertad del pueblo de Cuba.
Durante más de 54 años los que ordenan y mandan en nuestro país sólo se
han preocupado de multiplicar sus riquezas, de ampliar los espacios del
terror y de impunidad a sus atropellos y crímenes. Triste es la realidad
de que han tenido la indulgencia de la comunidad internacional, que
usualmente asumen actitudes de indiferencia, cuando no de abierta
complicidad, en vergonzosa función de sus intereses económicos. Algún
día, cuando hayamos conseguido que Cuba sea libre y se hayan restituido
las instituciones democráticas, el derecho a la propiedad privada y el
respeto absoluto a la dignidad plena del hombre, habrá llegado el
momento de saldar estas cuentas, y de hacer una valoración equilibrada y
justa no en acto de venganza sino en función de dar a cada uno de esos
insensibles colaboradores lo que por sus mezquinas acciones cada uno de
ellos merece.
Raúl Castro ha nombrado a uno de sus incondicionales virtualmente como
su sucesor en el trono. La pregunta es si sobrevivirá, si continuará
gozando de este encumbrado apoyo, nada dignificante para una persona
honrada y sensibilizada con el bien común, o si antes del ocaso
definitivo de Castro II haya tenido que enfrentarse a las mismas
desventuras que los encumbrados Carlos Lage y Felipe Pérez Roque. A
pesar del servilismo e incondicionalidad registrados en el historial de
Miguel Díaz Cadel, es probable que 5 años sea demasiado tiempo para
sostenerse entre los intocables malabaristas de la cumbre gobernante.
Para Alpha 66, la sucesión asignada por el tirano de turno, sin consulta
previa de la población no tiene ningún acto de legalidad y mucho menos
significa un avance de prosperidad, ni cambio alguno que no sea en
función exclusiva de los intereses y supervivencia del régimen. Nuestra
meta es mucho más que una simple aplicación cosmética en el enlodado
rostro de la tiranía. Luchamos y continuaremos luchando sin componendas
viles ni claudicación alguna, porque en esos principios fue forjada y se
sostiene nuestra organización, sin componendas viles ni claudicación
alguna hasta la erradicación total de las corrompidas estructuras del
régimen comunista de Cuba.
¡Ánimos y adelante! No perdamos la fe, porque las causas justas más
temprano que tarde tienen su recompensa. ¡Ánimos y adelante! Por una
Cuba sin cadenas ni yugos. Libre, democrática y feliz. Alza tu voz y
sostén con valor la bandera de la intransigencia, junto a tus hermanos
de ALPHA 66.
Para Cuba actualidad: basguzman@aol.com
http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/6734-la-bandera-de-la-intransigencia.html
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