jueves, 18 de octubre de 2012

Cautivos

Cautivos
Miércoles, 17 de Octubre de 2012 01:33
Escrito por Jorge Olivera Castillo

Cuba actualidad, Habana Vieja, La Habana, (PD) ¿Cuántos cubanos han
pasado una o varias temporadas en la cárcel desde 1959 por causas
intrascendentes, por arbitrarias decisiones de fiscales y policías o por
haber cometido delitos asociados a los apremios de la supervivencia?
¿Cuántos todavía purgan condenas en condiciones inhumanas? ¿Cuántos reos
pueden afirmar que su juicio contó con todas las garantías procesales?

Ninguna de las respuestas a estas interrogantes es satisfactoria, a no
ser que sean expresadas por los victimarios o sus solícitos voceros.

Las cifras negativas superan los pronósticos más conservadores. Sin
exageraciones y desprovisto de las mejores herramientas para garantizar
la exactitud, me atrevo a asegurar que más de medio millón de cubanos
han tenido la amarga experiencia de conocer el mundo carcelario desde
dentro.

Las fronteras de este infierno de sombras, rejas y candados, han ido
desplazándose hacia los cuatro puntos cardinales. Si en tiempos del
dictador Fulgencio Batista solo existían en Cuba una docena de
prisiones, hoy se cuentan más de doscientas, incluyendo los campamentos
de trabajo.

Un breve bosquejo de las áreas aledañas al edificio donde resido,
ubicado en el capitalino municipio de La Habana Vieja, fundamenta las
peores evidencias respecto a estos temas.

En treinta cuadras analizadas, no se pudo encontrar una familia libre de
los amargos recuerdos de la cárcel. Al menos uno de sus integrantes
alguna vez estuvo tras las rejas, la mayoría por robos en sus diversas
modalidades, actividad económica ilícita y otras causas derivadas de un
crispado ambiente social.

Hay núcleos familiares en que casi todos los hombres se han topado con
esta experiencia.

"Ya me he acostumbrado. Ahora uno de mis nietos anda por la prisión Cuba
Sí, allá en Holguín" -700 km al este de La Habana-. "El otro está más
cerca, aquí en el Combinado del Este" -la mayor prisión de Cuba,
construida en la década del 70 en la periferia de la capital-. "De mis
seis hijos, cuatro pasaron por la prisión. Por suerte, dos pudieron irse
del país, después de cumplir un montón de años", afirma Adela, una
anciana que vive en un cuartucho junto a nueve familiares.

Esto es solo una ínfima parte de la tragedia socio-cultural que ha
echado raíces en toda Cuba.

"El socialismo ha sido, y es, una fábrica de delincuentes. Cuesta
asimilar que tanta gente haya sido arrastrada a infringir las leyes por
múltiples factores. Es lógico que en cualquier sociedad exista el
delito, pero según el pacto social que tomó fuerza a partir de 1961, el
hombre nuevo formado dentro de la revolución socialista no tomaría esos
derroteros", expresa un abogado, que pidió el anonimato, en medio de una
conversación sobre estos asuntos.

El potencial delictivo crece en la medida en que aparecen más grietas en
el modelo que definitivamente ha perdido su identidad.

"Esto no se sabe qué cosa es. El anunciado paradigma del Tercer Mundo es
hoy una isla habitada por el caos. Si se rompen las barreras de
contención y se desborda la podredumbre, pasaremos a integrar las
naciones del Cuarto Mundo", agrega el jurista.

Entre la pérdida de valores, la desvalorización del trabajo honesto y la
resistencia gubernamental al desmontaje de todo el obsoleto andamiaje
que facilita la proliferación de decisiones y actitudes nocivas, el país
se acerca a un punto de no retorno.

Para Cuba actualidad: oliverajorge75@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/5482-cautivos.html

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