Publicado el jueves, 09.20.12
Condenas selectivas
Condenan las acciones de la contrarrevolu-ción, pero no las de la revolución
Oscar Peña
Recientemente los norteamericanos han atravesado otra conmemoración de
un triste 11 de septiembre, fecha en que tuvo lugar el acto terrorista
más espeluznante de toda la historia de Estados Unidos. Los lectores
conocen los hechos ocurridos ese día, así que obviaré entrar en
detalles. Solo pretendo resaltar el ejemplo que da este país cuando al
analizar y valorar hechos criminales, el pueblo norteamericano sabe
despolitizarse y lo mismo republicanos, demócratas e independientes
rechazan la violencia y el terrorismo. También aquella salvaje acción de
un norteamericano que voló un edificio del FBI en la ciudad de Oklahoma
fue condenada tanto por demócratas como por republicanos. Esa postura es
de admirar.
Entre los cubanos es diferente. Cada parte condena el terrorismo
ejercido contra ellos y no el que ellos ejercen contra la otra.
Definitivamente nos falta esa altura cívica y crecimiento ciudadano. Si
tiene alguna duda el lector de la afirmación anterior, observe lo
siguiente: este 2012 se cumplieron 15 años del lamentable asesinato del
joven italiano Fabio Di Celmo, víctima de una bomba mandada a poner en
un hotel turístico de la ciudad de La Habana por un terrorista; sin
embargo, en el Miami cubano, ni en la parte disidente o de la naciente
sociedad civil cubana se ha condenado ese atroz crimen. Se tapa, se
calla, o lo más triste, se justifica.
Igual sucede en la parte gubernamental y en sus aliados. Todos los
medios de prensa de Cuba oficiales y no oficiales (si le damos el
beneficio de la duda a blogs y emisoras independientes o alternativas)
condenan las salvajes acciones de la "contrarrevolución", pero ninguno
condena las de la "revolución". Todavía es un sueño y un anhelo ver el
día en que un medio de prensa, o un periodista dentro de Cuba, o un
simpatizante fuera reconozca y condene el hundimiento del remolcador 13
de Marzo, abarrotado de niños, mujeres y civiles, fue un crimen de
estado, o aquel asesinato express en menos de 24 horas donde fueron
fusilados 4 jóvenes cubanos (que no mataron, ni provocaron muertes) solo
para dar un escarmiento a la inmensa población que quería irse de Cuba
en lo que fuera. En las dos partes ha prevalecido el error: si estás
conmigo lo que haces no es crimen, ni terrorismo, es patriotismo.
El uso de la violencia para resolver conflictos nacionales es parte de
la historia de Cuba. La deficiente cultura política se arrastra de
generación en generación. ¿Se quieren acciones más terroristas que
muchas de las realizadas por el movimiento 26 de Julio en la década de
1950? Urselia Díaz Báez, una joven de esa organización, muere en el baño
público del cine América de la avenida Galiano, en La Habana, cuando fue
a poner una bomba. No le dio tiempo a irse antes de que la bomba
estallara. Todavía hoy todos los años se le rinde homenaje oficial.
Sin embargo, los contrarios a los desmanes de Fidel Castro y que
utilizaron los mismos métodos del 26 de Julio después de 1959 fueron
fusilados o encerrados en prisión por decenas de años.
También después de 1959 muchos jóvenes cubanos llenos de idealismo y
valentía se sumaron a grupos de sabotaje pensando que hacían buenas
acciones por la patria.
El mundo evoluciona y los cubanos debemos evolucionar. Espero que los
cubanos sepamos cerrar definitivamente la página final de un largo y
penoso capítulo de la historia de Cuba.
Deberíamos enterrar hasta la desagradable violencia verbal.
http://www.elnuevoherald.com/2012/09/20/1304367/oscar-pena-condenas-selectivas.html
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