jueves, 23 de agosto de 2012

Cuba: cultura de la pobreza o la ineptitud del Hombre Nuevo

Cuba: cultura de la pobreza o la ineptitud del Hombre Nuevo
Publicado el Jueves, 23 Agosto 2012 05:01
Por Carlos Cabrera Pérez

Esta es la revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes.
Fidel Castro, 1961

Más allá del ropaje ideológico del comunismo con variantes leninista,
estalinista, maoísta y nazi, el castrismo ha devenido la socialización
de una cultura de la pobreza, que ha convertido a Cuba en una cárcel al
borde de la haitianización.

El proceso de mendicidad inducida que corroe la sociedad cubana ha
generado, en la mayoría de los ciudadanos, una indefensión aprendida
que amenaza con convertirse en genética tras 53 años de monólogo
totalitario.

Si se relee por ejemplo, el discurso de Fidel Castro del 30 de diciembre
de 1958, en Palma Soriano, puede comprobarse que el entonces líder de la
revolución a punto de triunfar, no solo elogia la marcha de la economía
cubana, sino que hasta se permite un guiño a la burguesía nacional, uno
de sus aliados en la lucha por la toma del poder y en idilio hasta poco
después, cuando aquello de "con novillas y sin novillas, le partimos la
siquitrilla" en desprecio a una donación de vacas de la asociación de
ganaderos cubanos.

De su discurso de entonces -aunque ahora sus abundantes exégetas
aseguren que era una maniobra táctica- se desprende que Castro admitía
que su revolución tenía un carácter antinorteamericano, de justicia
social y de liberación nacional, pero nunca económico.

Sucesión de experimentos fallidos

La sucesión de experimentos marcadamente voluntaristas y desconocedores
de la tradición y sabiduría popular, unida a la excesiva dependencia de
la entonces Unión Soviética –con escasos períodos de un mayor realismo
económico- provocaron la actual ruina de Cuba. Y fueron reduciendo a los
ciudadanos a meros espectadores que aprendieron a esperar y a resolver
por la izquierda, pero cada vez más pobres y menos libres.

La habilidad de la tiranía para vender la pobreza como un signo de
legitimidad revolucionaria empezó con el desprecio del buen vestir y las
buenas normas de educación formal. Los proletarios derrotaron a los
bitongos, pero a un costo inasumible y que pagaremos aún en generaciones
venideras, aunque con la tranquilidad de que el futuro pertenece por
entero al socialismo y que Cuba lleva como medio siglo de ventaja al
resto del mundo, como en casi todo.

Una vez conseguido rebajar las expectativas materiales de los
ciudadanos, llegando a criminalizar incluso los pantalones de mezclilla
marca Levi's y Lee como símbolos de "diversionismo ideológico", la
dictadura se consagró a perfeccionar el Hombre Nuevo, generalmente, un
ser con titulación universitaria, asustadizo, ignorante de sus derechos,
escasamente entrenado para vivir en discrepancia respetuosa y que,
incluso cuando se exilia, sigue manteniendo –sobre todo en sus primeros
años de trasterrado- pautas de conductas antiguas.

El desprecio del dinero como herramienta útil, temor reverencial a
políticos, empresarios y policías y evitación de conflictos con el
castrismo para preservar el Permiso de Entrada o la Habilitación del
Pasaporte, sin contar a los acogidos al PRE o al Plan de los 11 meses,
cuando deben pasar por la isla para conservar la casita o la casona, que
nunca ha sido suya.

Esta conducta, en los casos más angustiosos, genera un conflicto de
evitación con exiliados de las primeras oleadas, tildados genéricamente
como batistianos, aunque no lo hayan sido nunca, y un voluntarismo
anormal en mostrar gusto por las cosas que ellos llaman sencillas, que
suelen ser las más caras del mundo, pues cuando se compra malo y barato,
se compra muchas veces el mismo producto.

Lucrativo negocio con bombillos

La Europa y los Estados Unidos post 68 contribuyeron decisivamente a
esta cultura de la pobreza castrista, al considerar inventiva y
genialidad lo que siempre ha sido miseria. Por ejemplo, un haitiano
bebiendo agua en una botella de Coca Cola era visto como un indigente
aplastado por Duvalier y el capitalismo salvaje, que es cierto. Pero si
algún cubano hacía un vaso de una botella de ron cortada por la mitad,
no faltaba el elogio del turista preso de surrealismo: ¡que inventiva
tienen estos cubanos!

Uno de los negocios más lucrativos en La Habana de finales de los 90 y
principios del nuevo siglo era la venta de bombillos fundidos. La lógica
era de aplastante pobreza: para poder robarte el bueno de tu trabajo,
tienes que poner uno fundido…

Y en esto de generar pobreza masiva, la tiranía no puede alegar que
obedecía a una combinación de los peajes de la alianza con la Unión
Soviética, el idealismo de los dirigentes revolucionarios y el injusto
embargo norteamericano, que siempre ha sido uno de los mejores aliados
del régimen castrista y soporte de su pedagogía política repleta de
consignas y escasa de resultados tangibles para la vida de los cubanos.

Desde la desaparición del bloque soviético, la tiranía ha dado una
vuelta de tuerca a su cultura de la pobreza, aderezándola con la
mendicidad inducida, intentando convencer a muchos de que el mundo
-incluso a los propios exiliados- tiene la obligación de "ayudar a
Cuba". O sea, contribuir a mantener la tiranía, evitando un estallido
con las ayudas de alivio que fluyen por diferentes vías.

El reverendo Lucius Walker, que en paz descanse, y otros movimientos de
solidaridad son de los mayores proveedores de chatarra tecnológica a
Cuba, pues recogen lo que la mayoría de la gente desecha y luego arman
un showcito propagandístico atravesando USA desde Canadá para ir a
México y producir titulares para Granma y Cubadebate, entre otras
páginas de propaganda.

A estas alturas, resulta complicado entender cómo uno de los pueblos más
cultos y libres del mundo (siempre según la propaganda oficial), sigue
siendo incapaz de producir sus propios alimentos, y de generar una
economía sana que les permita comprar lo que no puedan producir en una
isla, en la que comer pescado fresco es un lujo asiático.

Una insólita oferta: Pagos Cuba Inc

Pero esta pequeña ecuación parece no desvelar a los jerarcas cubanos que
siguen generando ideas para reforzar la Cultura de la pobreza, la
mendicidad inducida y la indefensión aprendida en la mayoría de los
cubanos, como el reciente lanzamiento de un portal en internet que se
llama Pagos Cuba Inc. para que los cubanos exiliados –que podamos y
queramos- paguemos a nuestras familias sus recibos de luz y teléfono en
moneda nacional.

De risa, si no fuera porque atenta contra la dignidad de millones de
cubanos, incluidos nuestros padres que dieron lo mejor de sus vidas por
lo que creyeron una revolución y ahora tienen que soportar que sus
hijos, además de vivir lejos, les paguen la comida, el baño diario y
ahora la luz y el teléfono.

La compañía aparece radicada en Toronto y promete convertirse en líder
mundial en gestion de pagos de utilidades para el mercado cubano.

El anuncio de Pagos Cuba Inc. es de tal inmundicia moral que no me
resisto a reproducirlo: "Estamos muy emocionados en informarle que muy
pronto saldremos al mercado y usted finalmente podrá disfrutar de las
grandiosas posibilidades que www.pagoscuba.com podrá brindarle a sus
familiares y amigos en Cuba.
Usted podrá regalarles el pago de las facturas de electricidad y
teléfono desde la comodidad de su casa y lo más importante: ¡En Pesos
Cubanos!"

El problema es que yo no tengo dignos pesos cubanos, así que tendría que
pagarle con una tarjeta de crédito el equivalente de las facturas a
pagar en mis euros neoliberales y es probable que ahora salga alguien
diciendo que Pagos Cuba Inc. es una compañía privada con sede en Canadá
o Caimán; me da igual, tienen licencia del gobierno cubano para operar
allí, como las agencias de envío de paquetería y dinero, los
Supermercados Online, los más caros del mundo y que ya están en campaña
para la venta de materiales escolares ante la proximidad del curso escolar.

Estos métodos no son casuales, aunque sí sustituyen a aquellos de "me
dieron un carro, me dieron una casa en la playa; me dieron una
bicicleta, me dieron una olla La Reina", cuando en verdad no daban nada,
simplemente lo vendían a partir de determinados méritos sociales y
laborales del afortunado.

La aparición ahora de cólera y dengue no es casual y –entre otras
causas, incluido el malvado Obama- obedece a que la cultura de la
pobreza dificulta y en los casos más agudos imposibilita mantener una
higiene adecuada y ya sabemos que salud es nutrición e higiene. Y que
conste que no me alegro de que ningún pueblo, menos el mío, sufra una
epidemia; ojalá que se erradiquen el dengue, el mosquito que lo propaga,
el cólera y la bacteria que infecta el agua, antes de que esta nota se
publique.

Pero tantos años impidiendo la libertad, tantos años fomentando la
pobreza y la mendicidad encubierta en solidaridad, ha generado una
auténtica cultura de la pobreza e indefensión aprendida. Ya avisó el
primer cubano que tuvo la genialidad aquella, una más en el largo
catálogo de la heroica resistencia: No es fácil… Y ojalá es que no fuera
fácil, es que así -y nada indica que el Buró Político tenga entre sus
prioridades la promoción de la libertad- es muy difícil vivir.

http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/economia-y-negocios/2131-cuba-cultura-de-la-pobreza-o-la-ineptitud-del-hombre-nuevo

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