lunes, 23 de julio de 2012

Sólo cuenta la salud

Sólo cuenta la salud
Domingo, Julio 22, 2012 | Por René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Durante su prolongadísima
estancia en el poder, los castristas se han empeñado en describirnos la
etapa republicana como una especie de prehistoria, como un prólogo sin
otro valor que servir de punto de referencia para poner de manifiesto
las incomparables ventajas del actual sistema.

Se supone que lo anterior sea cierto en todos los casos. Pero cuando se
aborda alguno de los temas predilectos de la propaganda oficial, los
plumíferos y cotorrones del régimen se enardecen. Esto ocurre con la
educación o los deportes, pero de modo especial cuando se trata de la
salud pública.

Lo creado durante el último medio siglo se une aquí a la manipulación
más grosera. Los hospitales surgidos realmente en el interior del país
(¡para algo tenían que servir los decenios de mantengo soviético!), se
amalgaman con vulgares ardides que sirven para engañar a forasteros,
jóvenes e incautos.

Como soy habanero viejo, no me trago el cuento del "gran número de
hospitales" creados en la capital "durante la Revolución". Sé que
muchísimos de ellos eran clínicas mutualistas particulares, y el nuevo
régimen, en lo fundamental, se limitó a apropiarse de ellas y cambiarles
el nombre (¡que en eso sí no hay quien les ponga un pie delante a estos
comunistas!).

De aquellos tiempos pretéritos —que nuestro pueblo, con ironía, llama
"la época de los malos"—, recuerdo las clases de Anatomía, Fisiología e
Higiene, en las que recibíamos información sobre males exóticos, de los
que se hablaba sólo para aumentar la cultura general de los educandos.
Impactaban las imágenes de algunos pacientes, como los aquejados por la
elefantiasis; leíamos con asombro sobre la mosca tse-tse y la enigmática
enfermedad del sueño.

A los estudiantes de los años cincuenta del pasado siglo, aquellos
padecimientos nos parecían una cosa remota, algo totalmente ajeno a
nuestras experiencias vitales. Y en verdad lo eran, pues en toda mi
niñez y juventud jamás escuché de algún compatriota que sufriera esas
extrañas dolencias.

Esto mismo era válido para el beri-beri, enfermedad carencial propia de
asiáticos alimentados a base de puro arroz. ¡Quien hubiera podido pensar
entonces que, al cabo de los años, muchos infelices encerrados en las
cárceles del castrismo caerían aquejados por ese mal!

¿Y qué decir del dengue? Mis compañeros de estudios y yo nada sabíamos
en la práctica sobre esa dolencia. De hecho, yo sólo la había oído
nombrar en el estribillo de una alegre tonada dominicana: Mucho trabaja
el buey manso/porque nunca le dio el dengue./Por eso nunca me canso/de
bailar mi buen merengue.

También en este caso el régimen de Castro suplió la omisión; la
enfermedad desconocida se asentó en nuestra tierra. De modo intermitente
hay brotes —en ocasiones con ribetes de epidemia— y nunca faltan casos
aislados. No obstante, la prensa oficialista jamás informa al respecto
(¡no hay que ahuyentar el turismo!). Las campañas de propaganda aluden
sólo a la eliminación del vector, nunca a la presencia del mal entre
nosotros.

En días recientes, similar situación se confronta con el cólera. La
última epidemia nos afectó en los años ochenta del siglo XIX, y el caso
más reciente databa de mediados de la pasada centuria. Se especula que
los médicos cubanos que ayudaron a combatir el brote en la vecina Haití
son quienes lo introdujeron en Cuba.

Los medios oficialistas, como papagayos, repiten una y otra vez la misma
versión, que habla de poco más de centenar y medio de afectados; el
número de fallecidos se mantiene inalterable en tres (por cierto, sin
dar nombres, lo que viabiliza hipotéticas manipulaciones). Sobre todo,
se evita mencionar la mala palabra ("cólera") y se da preferencia a
alambicados eufemismos: "brote epidémico de transmisión hídrica",
"enfermedades diarreicas agudas propias del verano".

Reconocen la presencia del padecimiento "en otras regiones del país",
pero aclarando que se trata "de personas que se infectaron en
Manzanillo". No especifican qué efectos ha tenido la difusión de la
terrible dolencia a esas otras zonas del territorio nacional. La
Viceministra del ramo se niega a responder preguntas sobre el tema. Tal
parece que quieren aplicar el título castellano de una simpática
película francesa de hace varias décadas: "Sólo cuenta la salud".

En el ínterin, la aguerrida prensa independiente brinda pormenores que
difieren bastante del cuadro rosado descrito por el Granma y el
Noticiero Nacional de Televisión. Se reporta la cifra de "al menos
quince muertos"; también se afirma que, para enmascarar la real magnitud
del problema, en los certificados de defunción se consigna, como causa
de la muerte, la "insuficiencia respiratoria aguda"…

A las otras tantas que ya padece el cubano de a pie, ha venido a sumarse
una calamidad más. ¿O será mejor decir "un nuevo logro de la Revolución"?

http://www.cubanet.org/articulos/solo-cuenta-la-salud/

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