viernes, 13 de julio de 2012

Que digan en las urnas lo que murmuran

Que digan en las urnas lo que murmuran
Viernes, Julio 13, 2012 | Por Alberto Méndez Castelló

PUERTO PADRE, Cuba, julio, www.cubanet.org) – Opositores integrantes de
cierto partido político llegaron a mi casa el lunes. Venían a decirme
que no bastaba con lo que escribía y, a título personal, me solicitaron
que asumiera una posición de liderazgo como hombre público.

También el pasado lunes quedaron constituidas aquí y en todo el país las
comisiones electorales municipales para que, en el sui generis proceso
de comicios en la isla, se elijan a los delegados de las asambleas
municipales del Poder Popular.

Le pregunté a los opositores si ellos votaban. Me dijeron que jamás.

La relación de nombres y apellidos, aparecida en la página seis de la
edición del sábado 24 de noviembre de 2007 del periódico Juventud
Rebelde -comparada con que se publicó en ese mismo diario en la página
cuatro del viernes 21 de mayo de 2010- quizás sea lo que conduzca a
cometer el error de no ir a las urnas.

Es cierto, los nombres y apellidos, repetidos en ambos listados, traen a
la memoria las nóminas de pago de una empresa en la que nunca se
producen despidos.

Pero ahí está la trampa: Reducir a la nada un poder cívico tan
importante como es el ejercicio del sufragio.

"¡Total, si es más de lo mismo!", se dice sin comprender, y todos se
convierten en mero rebaño de matadero.

Según la anterior división político-administrativa, Cuba estaba dividida
en 14 provincias y 169 municipios. De ellos, del 2007 a 2010, movieron
de sus sillones a 118 presidentes de gobiernos municipales, fueron
"reelectos" 89 presidentes, mientras que 29 vicepresidentes fueron
promovidos al despacho del jefe. Todo esto, unido a 52 vicepresidentes
"reelectos", completa la estupenda suma de 170 presidentes o
vicepresidentes de gobiernos municipales que gobernaron como si las
cosas marcharan sobre rieles y no estancadas como un tren descarrilado.

Repito, esa es la trampa: Hacer que a la gente le dé lo mismo una cosa
que otra por el aquello de que todo proseguirá igual.

Pero… ¡cuidado!, las cosas se pueden hacer mejor.

De los 8, 562,270 empadronados, según la Comisión Nacional Electoral,
en 2010 solo votaron 8, 207,946 electores; es decir, no votó una
población similar a la que habita en la provincia de Cienfuegos, Sancti
Spíritus, Ciego de Ávila, Las Tunas o Guantánamo.

Eso está bien, pero pudo resultar mejor.

Anularon sus boletas, dejándolas en blanco o marcándolas como les vino
en gana 729,586 electores, una población muy superior a la que hay en
provincias como Pinar del Río, la entonces provincia La Habana,
Matanzas, Villa Clara o Camagüey, y muy cercano a la población de
Holguín (784,492 habitantes) o Santiago de Cuba (781,935 personas con
derecho al voto, según cifras oficiales de 2010).

Se abstuvieron o votaron con boletas en blanco 1,083,510 electores. Eso
es como si dos de cada tres habitantes de la entonces provincia Ciudad
de la Habana con derecho al sufragio hubieran dicho "No".

Luego de escuchar esas cifras, uno de mis visitantes dijo: "Usted tiene
razón, hay que ir a las urnas diciendo NO en las boletas. Pero el
Gobierno tiene que permitir observadores internacionales imparciales, si
no de nada valdría votar y es mejor quedarse en casa".

Le respondí: "La gente todavía tiene miedo. El liderazgo que ustedes
buscan está en el pueblo. Pero de hoy para mañana los cubanos no van a
gritar en las calles lo que murmuran en sus casas. Ya que no pueden
expresarse abiertamente, consigan que digan en las boletas lo que
murmuran. Y para eso, más que un liderazgo, lo que necesitan los cubanos
es empezar a dialogar".

http://www.cubanet.org/articulos/que-digan-en-las-urnas-lo-que-murmuran/

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