viernes, 13 de julio de 2012

Los pobres americanos

Los pobres americanos
Viernes, Julio 13, 2012 | Por Gladys Linares

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.com -Lulú miraba el noticiero del
mediodía, como casi todas las tardes, mientras comía hielo picado en un
jarrito, a falta de otra cosa con qué aliviar el terrible calor del
julio habanero. Enormes gotas de sudor le corrían por la espalda, pues
su viejo ventilador no podía con el sol del trópico. El pobre airecito
de aquel querido armatoste la hacía anhelar un aire acondicionado.

Lulú trataba de no pensar mucho en esto, pues tenía la certeza de que
nunca lograría climatizar su casa, al menos con su salario actual, que
aparentemente no mejoraría en largo tiempo.

De pronto, el televisor se apagó: habían quitado la luz. "¡Ahora sí que
me ahogo!", exclamó Lulú al quedar sin tan siquiera el pobre alivio de
su ventiladorcito ruso. En busca de una esperanza, aunque fuera mínima,
se le ocurrió llamar a la compañía de electricidad -por si le decían que
el apagón sería corto-. Pero la esperanza tardó en llegar, pues por más
que insistía, siempre daba ocupado. Al rato, la atendió una telefonista,
que le explicó que no había tal apagón, sino una interrupción por
reparaciones.

"Ya encontraron un nombrecito nuevo para lo mismo", pensó Lulú, "cada
vez los inventan más elegantes." En resumen, la empleada no sabía cuánto
podía tardar el tal "arreglo".

Para entretenerse, Lulú se puso a leer el periódico. Allí encontró una
noticia titulada "Apagones y calor en EE.UU." (Juventud Rebelde, viernes
6 de julio de 2012). El artículo hablaba de la alerta de calor extremo
en nueve estados del país vecino. Mencionaba el hecho de que setecientos
mil hogares y negocios llevaban seis días sin electricidad, a causa de
unas tormentas ocurridas la semana anterior, y por lo tanto no disponían
momentáneamente del habitual aire acondicionado.

También, y para su sorpresa, leyó que muchas personas colocaron carteles
en Washington para expresar su frustración por la demora en el
restablecimiento de la energía.

Ahí fue cuando decidió que lo mejor que podía hacer era darse una ducha
–al menos agua tenía- antes de que aquello de los carteles le trajera
alguna idea loca a la cabeza.

http://www.cubanet.org/articulos/los-pobres-americanos/

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