miércoles, 25 de julio de 2012

La reforma migratoria, una promesa que no llega

La reforma migratoria, una promesa que no llega
Martes, Julio 24, 2012 | Por CubaNet

LA HABANA, Cuba, 24 de julio (Agencias, www.cubanet.org) -A pesar de que
el gobernante Raúl Castro aseguró el lunes ante la Asamblea Nacional que
la reforma migratoria anunciada hace un año no ha sido relegada, y
ratificó la voluntad de concretarla "de forma paulatina", para muchos
cubanos el derrumbe de las barreras que les impiden la libertad de
movimiento desde y hacia el país caribeño sigue siendo solo una quimera
sin muchas posibilidades de concretarse.

Los cubanos necesitan un permiso de las autoridades para salir de la
isla, conocido como "tarjeta blanca", y los que se quedan fuera mucho
tiempo pierden el derecho a residir en su país. Por su parte, los que
viven fuera no pueden visitar la isla sin una visa de entrada y solo
pueden hacerlo por un tiempo limitado y portando un pasaporte cubano,
aunque sean ciudadanos de otros países.

Mientras el parlamento cubano se preparaba el lunes para su primera
sesión anual, muchos cubanos dentro y fuera de la isla alimentaban las
esperanzas de que, finalmente, las cosas cambiaran. Pero no fue así.
Hasta ahora, las restricciones siguen vigentes.

Un reportaje de BBC Mundo muestra las vicisitudes que cualquier cubano
tiene que enfrentar si desea poner un pie fuera de su país.

En La Habana, muchos se aglomeran en largas filas todas las mañanas
afuera de las oficinas de emigración. Con gordos fajos de fotografías y
documentos en mano, llegan bastante antes de que se abran las puertas a
las 8 de la mañana para asegurarse una cita.

El tablero de anuncios oficial de la oficina del distrito del Vedado
está cubierto de papeles amarillos que detallan las muchas reglas y
regulaciones.

Los que pretenden viajar necesitan una carta de invitación de la persona
que desean visitar (precio: 200 dólares) y el permiso para abandonar su
trabajo. Para personas con grados profesionales, eso significa presentar
una carta firmada por el ministro de la esfera en que laboran. También
necesitan 150 dólares para el permiso de salida, más de siete veces el
salario mensual promedio. Los profesionales de alto rango, como los
médicos, se enfrentan a restricciones adicionales, apunta la BBC.

"El procedimiento es demasiado, y es muy caro", se queja Adanay Martin,
que tiene la esperanza de viajar a México para estudiar una maestría en
ciencias de computación.

"No estoy de acuerdo con la ley, tienen que deshacerse de ella. Pero al
menos estamos hablando de eso ahora. Es un paso hacia delante", dijo
Martín a la BBC, tras presentar su propia solicitud para un permiso de
salida.

A los críticos del gobierno se les puede denegar el permiso para viajar,
como le ha ocurrido en numerosas ocasiones a la bloguera Yoani Sánchez,
con visas para visitar varias naciones que han reconocido su activismo
otorgándole incluso premios internacionales, pero sin la requerida
"tarjeta blanca" gubernamental para poder salir de su país.

En agosto del año pasado el gobernante Raúl Castro confirmó que la
política cubana de migración se iba a modificar, en parte porque, según
dijo, algunas regulaciones que se justificaban en 1959, "para defender
la revolución", ya no tienen razón de ser.

En abril de este año, Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea
Nacional, aseguró que la nación caribeña se aprestaba para "una reforma
migratoria radical", solo para unos meses después decir que "no había
una fecha" para la aprobación de tal reforma y que el levantamiento de
las restricciones "es un trabajo que toma su tiempo".

Cuba alega que cerró sus fronteras poco después de la revolución de
1959 como un asunto de seguridad nacional, porque Estados Unidos, a solo
90 millas de distancia, era la base de una fuerte oposición al régimen
de Castro. El gobierno también estaba luchando contra una fuga de
cerebros, y acusaba a EE.UU. de cazar furtivamente a sus ciudadanos
mejor formados para socavar la revolución.

"Las normas se establecieron para controlar quién podía ir y venir, pero
creo que las circunstancias son diferentes y los cubanos deben poder
viajar con un pasaporte", argumenta Rafael Hernández, editor de la
revista de ciencias sociales Tema.

"Creo que el consenso [de cambio] es bastante grande. Pero hay una
cierta resistencia a cambiar una política de casi 50 años", dijo
Hernández a la BBC.

"Hay gente en el gobierno que piensa que tal vez habrá una fuga de
cerebros. Pero yo no creo que será más de lo que tenemos ahora", dice.
"Si hacemos este cambio, por fin, los que se van también serán capaces
de volver. No se perderán de Cuba para siempre."

En la actualidad, cualquier persona que se quede en el extranjero
durante más de 11 meses pierde los derechos de residencia. Según la
Oficina Nacional de Estadística, solo en 2010 había 38,165 personas
"perdidas" debido a esa regulación.

Durante muchos años, los que abandonaban la isla eran vistos como
traidores o enemigos de la revolución, pero la retórica ha cambiado, con
el reconocimiento oficial de que muchos cubanos se van por razones
económicas.

Ahora se argumenta que suavizar las restricciones les permitiría a
quienes trabajan fuera mantener sus lazos en la isla y potencialmente
volver con nuevas experiencias y, lo que es muy importante, nuevos fondos.

Pero a más de un año de que se les prometiera una reforma migratoria,
los cubanos siguen esperando por otro sueño que no llega.

http://www.cubanet.org/noticias/la-reforma-migratoria-una-promesa-que-no-llega/

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