domingo, 15 de julio de 2012

La libertad y los dilemas cibernéticos

Publicado el domingo, 07.15.12
MENSAJES Y SOCIEDAD

La libertad y los dilemas cibernéticos
Ricardo Trotti

Mientras el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDHNU) pedía
por primera vez a los gobiernos que protejan y garanticen la libertad de
expresión en internet, un complicado debate sobre el papel de las
empresas proveedoras de tecnología y servicios digitales en los países
más autoritarios, ha cobrado intensidad.

La solicitud del CDHNU tras reconocer la semana pasada que la libertad
de expresión digital y el acceso al internet es un derecho humano,
coincidió con un inusual pedido de un grupo de ONGs estadounidenses,
dedicado a denunciar violaciones a los derechos humanos en Cuba, Irán,
Siria, Sudán y en otras dictaduras. En una carta dirigida a Google,
Adobe, McAfee, Yahoo y Facebook, el grupo les exhortó a burlar los
embargos económicos que imponen EEUU y la Comunidad Europea a los
regímenes opresores, para seguir vendiéndoles software y tecnologías de
la información.

Si bien los gobiernos represores usan esas tecnologías para censurar
contenidos, vigilar y espiar internautas, el grupo considera que se
trata de un mal menor, si se compara con el hecho de que el internet,
las redes sociales y la telefonía móvil son las herramientas que los
disidentes y opositores usan para denunciar abusos, convocar marchas y
forzar cambios políticos.

El pedido es muy loable, pero a la vez complejo. Muchas de estas
corporaciones, como Google, Apple, Microsoft, Siemens, Ericsson ya
fueron sancionadas por vender software y tecnología o colaborar con
gobiernos autoritarios, motivando en abril pasado una orden ejecutiva
del presidente Barack Obama que prohíbe "vender, ceder o proveer de
cualquier manera bienes, servicios o tecnología... que pudieran poner en
riesgo los derechos humanos".

La solicitud de las ONGs desnuda otra disyuntiva permanente a la que se
enfrentan estas compañías, entre aceptar las reglas de juego que imponen
los gobiernos autócratas o no cumplir con sus objetivos de expansión
comercial, como por ejemplo Google, que prefirió renunciar al mega
mercado chino, a tener que prestar su motor de búsqueda para la censura
oficial.

El dilema pudiera agravarse aún más en el futuro. Se prevé que para el
2020, de no establecerse una fuerte cultura ética y reglas estrictas,
muchas empresas tecnológicas cederán a la presión de gobiernos
totalitarios, debido a la competencia y los beneficios económicos. Así
lo cree una mayoría de más de mil ejecutivos de Nokia, Netflix,
Microsoft y Google, consultados por el Centro de Investigación Pew. Esta
investigación también planteó dudas razonables sobre el nivel de
libertad que habrá en el internet del futuro.

Todo podría empeorar, además, si se considera que en un futuro cercano
los países democráticos no serían los únicos en poseer la llave de la
ciencia y la innovación informática. Globalización y transferencia de
tecnología mediante, los países autoritarios pronto podrían prescindir
del extranjero.

Por ahora, a esos gobiernos les resulta suficiente con controlar
mediante adquisición de tecnologías e imposición de leyes restrictivas.
Rusia lo demostró esta semana. Diputados oficialistas aprobaron una ley
sobre pornografía infantil que la oposición cree será usada para
censurar Facebook y Twitter, redes que han sido fundamentales para
organizar las marchas de protesta contra el fraude electoral que llevó a
Vladimir Putin al poder. Es una treta parecida a la que usó Hugo Chávez,
cuando pasó la cláusula de horario de protección al menor, que terminó
siendo la clave para ordenar el cierre de medios como Radio Caracas
Televisión.

Aparte de los intereses de gobiernos y empresas, preocupan otros
controles más sutiles y que pasan desapercibidos, que también ponen en
riesgo la libertad de expresión. Como los algoritmos personalizados, que
utilizando nuestros likes y búsquedas, van creando nuestro perfil sobre
la base de gustos y criterios. Con el tiempo, no solo se pierde
privacidad, sino también se consume información complaciente,
bloqueándose otros puntos de vista. Se trata de una filtración auto
infligida; quizás, de autocensurainvoluntaria.

Mientras tanto, habrá que ver si la afirmación de Naciones Unidas de que
el internet es un derecho humano, ayudará a que éste no solo se piense
en función de avances tecnológicos y comerciales, sino de su influencia
en la libertad y la conducta humanas.

trottiart@gmail.com

http://www.elnuevoherald.com/2012/07/15/1251114/ricardo-trotti-la-libertad-y-los.html

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