La Héjira, los olvidados de la tierra
Publicado el Lunes, 21 Mayo 2012 16:49
Por Roberto de Jesús Guerra Pérez
LA HÉJIRA, HOLGUIN.- Los pueblos rurales de Cuba reflejan la verdadera
pobreza en que la revolución castrista ha sumido a la mayoría del
campesinado. Uno de estos pueblos es La Héjira, a 12 kilómetros de
Velasco y 40 de Holguín, en el extremo oriental de la isla.
Las fotos de la Héjira recuerdan aquellas imágenes sobre la vida del
campesinado cubano que publicó la revista Bohemia en los primeros días
de 1959, con la promesa de Fidel Castro de erradicar la pobreza. Un
Realengo 18 en pleno siglo XXI.
La Héjira es un lugar montañoso desde donde se puede ver el mar -la
playa de Caletones-, el poblado de Chaparra y parte de la ciudad costera
de Puerto Padre, en la provincia de Las Tunas. Allí viven entre 50 y 60
familias, hay un consultorio médico donde vive una enfermera, una
escuela y una bodega.
Sumando los otros caseríos vecinos, La Púa y Tierra Buena, en el área
hay aproximadamente unas 140 viviendas.
El abastecimiento del agua y los problemas de transporte son crónicos en
la zona. En La Héjira no hay pozos de agua y los campesinos se ven
obligados a cargarla.
Hace alrededor de 10 ó 12 años se llevó un acueducto hasta el lugar,
pero según los vecinos, la construcción fue deficiente y se deterioró.
Actualmente sólo suministra al reparto Los Pajaritos. Un operador de
Servicios Comunales que posee un tractor es el encargado de transportar
el agua. Pero el problema sigue latente.
"Aquí el agua hay que cargarla. Toda la vida la han cargado en carros
pipas, fue hace unos años, más o menos 10 o 12 años pusieron un
acueducto y no quedó mala la construcción, pero se fue deteriorando",
relató Manuel Martínez León, de 55 años.
Manolito, como es conocido, vive con su esposa, hijastro y dos hijas
-una de 2 años y la otra de 8 meses. Asegura que por su oposición al
gobierno se le ha negado el acceso al líquido vital.
"Hay algunos tractores particulares que tienen pipa y a ellos tú le
pagabas y te daban el viaje a 100 pesos o 150 y más, te duraba 15 días
más o menos. Entonces la misma delegada [del Poder Popular] y la
Seguridad del Estado me han hecho una campaña", contó Manolito. "Al
operador del camión de Comunales le orientaron en el municipio de que a
mí no me dejaran agua, y varios de los tractores particulares tampoco me
tiran el agua... Ahora tengo que pasarme una pila de días cargando agua
en el lomo de una bestia [caballo] de uno a dos kilómetros. Los que no
tienen caballos tienen que cargarla en cubos".
Rafael Leiva, de 49 años, y residente del cercano poblado de Velasco,
considera que otro de los problemas graves de la zona es la insalubridad
causada por la escasez de agua.
"De hecho la carestía del jabón en el mercado de aquí se puede suponer
al ver a los niños de aquí vestidos, y de cómo esta su porte y aspecto
se puede uno dar cuenta de que las plagas de piojos y chinches que
pueden existir", opinó Leiva.
La mayoría de los habitantes de La Héjira son agricultores pequeños e
individuales, algunos asociados a la cooperativa "José Velázquez Leiva".
Cultivan plátano, ajo, ají, cebolla, melones y algunas hortalizas. Menos
de 10 trabajan como empleados del Estado.
El transporte es otro problema crítico en el área. Hace dos o tres años,
comentan los campesinos, un ómnibus conectaba a Velasco con La Héjira,
pero esa conexión sólo se mantiene los jueves.
La falta de transporte también afecta la producción de alimentos.
Manolito rememora cuando recientemente cultivó varios quintales de
melones y sólo pudo vender 50 a través de la cooperativa.
"Me los pagaron en un precio totalmente miserable, abusivo, a 19 pesos
cubanos, y se me pudrieron más de 60 quintales en el terreno porque no
lo recogieron. Cada melón tenía más de 20 libras", contó el agricultor.
El paso del huracán Emily hace dos años afectó la zona. Aún hay casas
destruidas, el círculo social quedó sin techo y los productos de la
bodega se venden actualmente en casa de la administradora, pues el local
quedó muy dañado.
Las condiciones de vida no han mejorado ostensiblemente en la zona desde
1959. Las mejores casas tienen techo de fibrocemento y zinc. Algunas son
ranchitos de guano y yagua con paredes muy endebles, pero muchos viven
pegados a la tierra.
Algunas personas que duerme directamente en el piso de tierra y otros
que han podido fabricar algunos colchones con hierba seca, los rellenan
con sacos de nailon, lo que les ha provocado serias afectaciones en la piel.
"Eso explica la gran cantidad de chinche y otros insectos que hay en las
casas y que pueden crearles enfermedades debido a los picazos", comentó
Leiva. "Además, la atención médica es muy mala, ni siquiera existe un
médico, sólo enfermera, porque están en las misiones en Latinoamérica",
manifestó Leiva.
*Director de la agencia de noticias Hablemos Press
http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/sociedad/1867-reportaje-la-hejira-los-olvidados-de-la-tierra#jacommentid:12676
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