Escoltas de Fidel Castro o el arte macabro de desconfiar
Publicado el Sábado, 19 Mayo 2012 18:44
Por Juan Reynaldo Sánchez*
Es poco conocido que Fidel Castro siempre tuvo a sus espaldas personas
encargadas de su seguridad desde que comenzó a destacarse en la
Universidad de La Habana por sus acciones egocentristas, y que estuvo
seguido desde muy cerca por miembros del Partido Comunista encargados de
su protección.
Ya desde los primeros días de la Sierra Maestra, la responsabilidad de
su protección estuvo a cargo del Comandante de la Revolución Juan
Almeida Bosque y posteriormente del también Comandante Ramiro Valdés.
Con el decursar del tiempo otros integrantes rebeldes de la Columna No.
1 recibirían la orden de Raúl Castro de velar por la seguridad del líder
guerrillero.
Cuando en enero de 1959 se produce la victoria del Ejército Rebelde, un
grupo de esos primeros escoltas comandados por el comandante Paco
Cabrera se organizan para su entrada triunfal en La Habana. Cabrera
murió poco tiempo después en el aeropuerto de Caracas, golpeado por la
hélice del avión en que viajaba junto a Castro.
En marcha hacia La Habana
En Oriente, Fidel Castro formó el grupo de combatientes que lo
acompañaría en su marcha hacia la capital. El comandante Enrique Lussón
Batle recibió la orden directa de Raúl Castro de reforzar la escolta de
su hermano con otros miembros del Ejército Rebelde, incorporando 20
hombres más a esta primera escolta.
En su recorrido del oriente a occidente y bajo el pretexto de "no
defraudar al pueblo", Castro se demoró ocho días para llegar La Habana,
en una evidente estrategia de dar tiempo para someter al mando rebelde
todas las fuerzas e instituciones del país. Ya estando en Camagüey,
recibió al Che Guevara, quien desde los primeros días de enero entró en
La Habana para tomar control de la capital y sofocar la poca
resistencia que ofrecieron algunos miembros del antiguo cuerpo militar.
El Che le informó de la situación en la ciudad capital y recibió nuevas
instrucciones antes de su regreso.
Castro continuó su recorrido. En Matanzas se hospedó en el Hotel
Internacional de Varadero. Prosiguió su itinerario e hizo entrada en La
Habana el 8 de enero de 1959 a bordo de un tanque. Lo acompañaban Celia
Sánchez y los comandantes Juan Almeida, Calixto Garcia y Paco Cabrera.
El encuentro con su hijo Fidelito se dio en esta ciudad, pues el
comandante Pedro Miret lo llevó ante su presencia. El comandante Camilo
Cienfuegos se le unió en la localidad de la Virgen del Camino y Fidel se
dirigió directamente al Palacio Presidencial. Camilo se le adelantó
entonces para garantizar las condiciones necesarias del acto que se
celebraria en el campamento militar de Columbia.
Del Palacio Presidencial, Fidel Castro salió en los carros que dejó
Fulgencio Batista, con cristales blindados de colores oscuros y aire
acondicionado, aunque unos metros después se cambió para un jeep.
Posteriormente retomaría medios de transporte climatizado y a partir de
los años 60 no dejaría de viajar con aire condicionado- y desde los años
70 en carros blindados, tanto dentro como fuera de Cuba.
Palomas adoctrinadas
Una vez finalizado el acto en Columbia, donde ya Celia Sánchez y otros
miembros del Ejército Rebelde le habían preparado la farsa de las
palomas que se le posaron en los hombros (en 1989 pude comprobar por mí
mismo la repetición del espectáculo de las palomas adoctrinadas), Fidel
Castro decidió no ocupar la casa presidencial dentro del recinto
militar y se hospedó en el Hotel Habana Hilton con toda su tropa. La
comitiva del líder cubano ocupó desde el piso 21 al 25, y el piso 23 fue
destinado para Fidel y sus principales allegados y escoltas.
Esta primera escolta de Fidel Castro no duraría mucho, pues antes de los
acontecimientos de 1961, el gobernante cubano los liberó de sus
obligaciones. Unos siguieron en puestos y cargos militares, otros fueron
a estudiar en academias del ejército y los demás pasaron a la vida civil.
En ese primer grupo de escoltas estaba Alberto León, Leoncito, quien se
incorporó en Holguín para protegerlo en el viaje hacia La Habana. Conocí
de las anécdotas de Leoncito por boca del propio Fidel Castro, que solía
contar de las escaramuzas y la valentía de su ex escolta para resguardar
su vida. No obstante, Leoncito fue liberado de sus funciones y
remplazado por personal de mayor confiabilidad. Hoy es un coronel
retirado de las Fuerzas Armadas.
La confianza y el peligro
La segunda escolta de Fidel Castro fue formada por él mismo con miembros
del Partido Socialista Popular y la Juventud Socialista. De esa forma
entraron en el cuerpo de seguridad del comandante dos jefes a un mismo
nivel: Alfredo Gamonal y José Abrantes. Gamonal murió en un accidente en
la carretera central y Abrantes se quedó como jefe absoluto de la
escolta hasta que años más tarde Castro lo situó al frente del
Departamento de Seguridad del Estado.
Lo curioso es que aún cuando Castro no había anunciado el carácter
socialista de su revolución, ya estaba tomando las medidas para que los
miembros de su escolta personal fueran los comunistas o personas
recomendadas por sus organizaciones. Incluso cuando se creó la Dirección
General de Seguridad Personal, sus miembros también fueron afiliados o
recomendados por los comunistas. De manera que la escolta que se había
jugado la vida en combate no resultó finalmente de la total
confiabilidad del dictador cubano, quien optó por rodearse de los que
tomarían el poder en Cuba, despojándose de los comandantes y demás
oficiales que no tuvieran ideas socialistas.
Castro utilizó a los combatientes rebeldes como mismo hizo con muchos
cubanos en el preciso momento que no se adaptaban a sus intereses. Los
despachó sin el más mínimo agradecimiento, como quien arroja al suelo
unas cuantas cuartillas emborronadas e inútiles.
* Juan Reynaldo Sánchez fue escolta personal de Fidel Castro entre 1968
y 1994, con grados de teniente coronel. Fue destituido y cumplió prisión
en Cuba. Logró abandonar la isla en el 2008 y actualmente reside en
Miami. Tiene en preparación un libro sobre su experiencia en la
seguridad personal del gobernante cubano.
http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/politica/1862-las-escoltas-de-fidel-castro-o-el-arte-macabro-de-desconfiar
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