jueves, 14 de julio de 2011

Recuerdos de lujo

Recuerdos de lujo
Thursday, July 14, 2011 | Por Juan Carlos Linares Balmaseda

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – Desempolvar la vieja máquina
de escribir Royal me recuerda mis primeras andanzas en el periodismo
independiente.

Nos reuníamos en casa de Néstor, padre de la periodista independiente
Odalys Victore. En 1998 tener teléfono fijo en Cuba (de los celulares,
ni hablo, porque nos fueron estrictamente vedados hasta 2008), era una
gracia del destino, y esta familia contaba con uno. A veces íbamos allí
más de una decena de colegas; en su mayoría integrantes de la agencia de
prensa Cuba Voz, presidida por Mario Viera, quien escribía artículos
suculentos, con la rapidez de una máquina de hacer churros.

Escaseaba el papel, los lápices, los bolígrafos. Cuando la cinta de las
máquinas de escribir se gastaba, le echábamos alcohol para humedecer la
tinta y seguir dándole fuete hasta que soltara los pedazos. Después la
invertíamos, poniendo la parte con más huecos arriba para que las teclas
golpearan abajo.

Comunicarnos con Cubanet requería la paciencia del buda. Se solicitaba
llamada revertida a Estados Unidos. La llamada no entraba, se caía la
comunicación, volvíamos a intentarlo; el proceso duraba media mañana. A
veces, cuando Seguridad del Estado estaba especialmente interesada en
que no saliera información de la isla, la respuesta de la telefonista
era: "el número está restringido".

Al fin, cuando comunicábamos con Cubanet, escuchábamos la voz de Lázaro
González. Nosotros aquí, en La Habana, leíamos nuestros escritos y él,
en Miami, los grababa; luego los del equipo de Cubanet allá,
transcribían los textos grabados, los revisaban, corregían, editaban y
publicaban en la página. Con el primer fax dimos un salto adelante;
pudimos enviar información, mecanografiada o manuscrita, con más facilidad.

Por esa época, la Sección de Intereses de Estados Unidos habilitó un
pequeño local con dos computadoras y una funcionaria que nos paseaba por
el ciberespacio de fines del siglo XX. En 2002 crearon la sala de
Internet Eleanor Roosevelt, con un servicio gratuito dirigido a la
sociedad civil, y después se triplicarían las posibilidades de los
usuarios con la sala Abraham Lincoln. Otras sedes diplomáticas siguieron
el ejemplo, aunque en menor escala.

A pesar del gobierno, los tiempos van cambiando. Ya se ha impuesto el
teléfono celular y, a pesar de las muchas limitaciones que coartan el
acceso a internet, proliferan blogueros y "tuiteros" independientes.

Lucharemos ahora porque el recién llegado cable de banda ancha
cubano-venezolano no sea repartido como quieren los que tanto temen a la
información: La fibra óptica para el gobierno y el forro para el pueblo.

http://www.cubanet.org/articulos/recuerdos-de-lujo/

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