viernes, 15 de julio de 2011

Granma descubre el agua fría

Granma descubre el agua fría
Friday, July 15, 2011 | Por Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – Temprano en la mañana, los
hombres que hacen cola frente al quiosco se inquietan. Están demorados
los periódicos Granma y Juventud Rebelde. Un anciano comenta que se
rompió el camión de reparto, otro asegura que se espera un anuncio
importante. Llega corriendo un vecino que divisó al mensajero
acercándose en bicicleta. Lentamente cuentan la carga y comienza la
venta del diario Granma, y de Juventud Rebelde, órganos del Partido y la
Juventud Comunista, con sus escasas páginas y machacones escritos que ni
importan, porque el rudo papel tendrá utilidad en labores hogareñas a
falta de otros materiales.

La información en Cuba ha sido celosamente guardada, ya que "el enemigo
podría utilizarla para atentar contra la revolución". Bajo ese supuesto
se censuró, cerró y unificaron los medios para "guiar" al pueblo
mediante escasos y escuálidos periódicos; la emblemática revista Bohemia
con muy pocos ejemplares, la mayoría solo encontrados en el mercado
negro, y en los últimos años algunas especializadas, también con
tiradas muy limitadas. En La radio y la televisión ha habido temas,
artistas, música y expresiones absolutamente prohibidos, con el fin de
"formar" adecuadamente, en un contexto de técnica atrasada y muy
limitados medios materiales. Los programas políticos siempre han
rebosado de recursos; aunque casi nadie vea Mesa Redonda y otras
"descargas", los mensajes subliminales llenan el espacio.

Los dirigentes y funcionarios se blindaron con las necesidades de
defender la información. El miedo a ser "tronado" por salirse del
guión, o sea ser castigado en el partido y perder el puesto, ha
convivido con el escudo para impedir que se conociera la falsedad en los
sobrecumplimientos de planes productivos y obras, los desvíos, la
corrupción y otras cosas más. Venían muy a propósito las consignas y
frases altisonantes. La doble moral lastró a los cubanos, que se han
acostumbrado a pensar de una forma y actuar de otra, de generación en
generación, lo cual ha traído como resultado la ausencia de valores
cívicos en muchos.

Pero al pueblo se nos descubre el Mar Caribe de vez en cuando.
Indudablemente, de cada uno de esos asuntos hay mucho que hablar, si se
pudiera o se quisiera realmente. Todo radica en que la libertad de
expresión y derecho a la información se mantienen coartados, y hay muy
poca disposición a afrontar las consecuencias implícitas en la decisión
de ejercerlos. Se recuerda los linchamientos políticos, los años de
cárcel o el exilio.

Los periodistas e intelectuales siguen al pie de la letra las directivas
del Partido Comunista, y a veces se "desorientan" con las directivas
sobre la necesidad de aportar informaciones "veraces, profundas y
críticas", surgidas en diversos momentos, como ocurre actualmente. Por
esa sintonía anduvo Esteban Morales, asiduo participante en Mesa
Redonda, quien recién recuperó su militancia partidista, perdida por
escribir sobre la corrupción en las altas esferas y otros problemas, a
pesar de que no profundizó en su raíz.

Al parecer, siguiendo la referencia del Presidente Raúl Castro en el VI
Congreso del PCC sobre "la difusión, en no pocas ocasiones, de
materiales aburridos, improvisados y superficiales" y su orientación de
que los cuadros administrativos y políticos brindaran información a la
prensa, el periódico Granma publicó el 8 de julio el artículo "El
derecho a la información".

En él, la periodista Anneris Ivette Leyva se refiere a los "innumerables
e ilógicos escollos, en esferas muy distantes a los asuntos de secreto
estatal, que obviamente precisan de tratamiento diferenciado". Señala
que cuestiones económicas de interés público "son todo el tiempo
saeteadas por la incomprensión de muchos funcionarios administrativos,
quienes parecen vivir ajenos al derecho de los ciudadanos y a la
irritación que en la población causa el no explicar a tiempo los porqués
de un fenómeno o medida". Incluso menciona una resolución del Buró
Político del Partido de febrero de 2007, que estipula que los cuadros
administrativos y políticos deben estar preparados para brindar a la
prensa la información solicitada para incrementar la eficacia
informativa de los medios de comunicación masiva. También cita los
"principios democráticos propugnados por nuestra legalidad, establecidos
en la Constitución de la Republica".

El escrito ha llamado la atención porque se intuye que en Cuba, y
especialmente en ese periódico, se publica lo orientado desde arriba.
En realidad, no sobrepasa las contradicciones provocadas por el rígido
control del grupo de poder, que niega el derecho a manifestar un
criterio divergente al suyo. La intención de la periodista podría ser
plausible, pero se constriñe por los límites conceptuales del Artículo
53 de la Constitución de la República: "Se reconoce a los ciudadanos la
libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad
socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas
por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros
medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social, y no pueden
ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada, lo que asegura su uso
al servicio exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la
sociedad. La Ley regula el ejercicio de estas libertades".

Mientras informantes e informadores no dispongan de independencia,
respeto y garantías, difícilmente se logre veracidad y el ejercicio del
derecho a la información.

http://www.cubanet.org/articulos/granma-descubre-el-agua-fria/

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