jueves, 9 de diciembre de 2010

Debates versus auditorías

Debates versus auditorías
Odelín Alfonso Torna (PD)

HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) – Arranca, junto al primer
frente frío de diciembre, desde la base, el repaso de los Lineamientos
del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. Durante noventa días
ningún cubano debe callarse, sino proponer en debates públicos cómo
levantar -sin tapujos- la revolución que viene; que se comente que en el
más "claro, nítido y transparente sistema social de América Latina es el
pueblo quién decide su futuro económico, político y social".

No sólo en este sentido hay que recogerse las mangas, desenfundar las
mochas y arrancar esa maleza que no deja espigar el desarrollo
económico. Ahora bien, sepan los revolucionarios, los que aspiran a ser
revolucionarios o los que toman leche con miel de zángano, que sobre la
quintaescencia se enfrentan en batalla campal el debate y las
auditorías.


Hoy los más osados economistas del oficialismo creen que la única
alternativa para auxiliar a la economía, administrada históricamente por
el Estado, debe salir de las 178 actividades por cuenta propia aprobadas
por el gobierno. En este sentido, se anda en una carrera en la que no se
persuade a nadie, sino que se "recopilan las opiniones del pueblo", el
más desentendido sobre los disloques del poder.

Se habla mucho del medio millón o el millón y tantos de trabajadores
cesantes, disponibles o que serán reubicados, si así lo desean, en
labores no afines con su desempeño habitual. También se proyecta
actualizar, con los obreros capaces, confiables e idóneos, lo poco que
quede sobre los raíles de la estatización socialista.

Si todo lo inaplazable sale como se colorea en los manuales, y el sector
privado no tropieza con las mismas alambradas de hace dos lustros,
dígase el acoso de los inspectores o el exceso en las tributaciones,
¿habrá éxodo de empleados estatales hacia los negocios particulares? En
este punto quiero atar las amarras y explicar algo que viene pisando los
talones a la "bienaventurada" actualización del modelo económico cubano.

Para nadie es secreto el sinnúmero de auditorías que se realizan desde
principios de noviembre en cada una de las empresas estatales o de
capital mixto, ancladas en territorio cubano. Además, en este empeño
por supervisar lo que es del Cesar, solo de él y de nadie más, el
Ministerio de Informática y las Telecomunicaciones lleva a la práctica
un viejo y costoso proyecto: la conexión en red de todos los ordenadores
que intervienen en el control de la producción y los servicios a nivel
nacional.

Aunque este tipo de supervisión ya se aplica desde hace años en la
cadena de bancos metropolitanos, las casas de cambio, el registro civil
y de vehículos, la aeronáutica civil y otros objetivos de peso, la buena
nueva viene a ponerle el sello lacrado a los inventos (robos al Estado)
del cubano de a pie. Para que se entienda mejor, a partir del año 2011,
si una tuerca se pierde en un recóndito taller o tienda de Cuesta Chivo
o el Cabo de San Antonio, enseguida lo sabrá Liborio en el nivel central.

Obviamente, la telaraña informática se tejerá primero sobre los
organismos y empresas que más divisas aporten al país, vale aclarar,
aquellos donde los jeques caen hacia arriba y la corrupción suele
camuflarse con el llamado perfeccionamiento empresarial. Al menos para
mí, esa es la quintaescencia, sustituir con maquinas inteligentes lo que
ha estado administrado durante cinco décadas por el hombre nuevo.

Como toda esta historia malograda es consecuencia de la disfuncionalidad
del sistema y no del embargo económico, los subsidios innecesarios, los
ciclones, la contrarrevolución interna o los plátanos machos apolismados
en Alquízar y Quivicán, es posible que las computadoras también fallen.
Para entonces habrá que componerlas y pedir por señas nuevos lineamientos.

odelinalfonso@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/Dic2010/09_C_2.html

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