miércoles, 17 de noviembre de 2010

Miedo en La Habana

Miedo en La Habana
Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - René de Juan, trabajador
por cuenta propia, enclaustra con maderos el pequeño local donde ejerce
su oficio. Es cerrajero, su negocio no le reporta más beneficio
económico que lo necesario para supervivir, pero tiene temor de ser
víctima de la ola de asaltos que asola la urbe. Por toda la ciudad,
otros vecinos también protegen sus viviendas con rejas.

Miles de vecinos se escudan colocando barrotes; o fortifican la entrada
a sus patios y lugares de faena, con los más disimiles materiales. "La
cosa está fea y se va a poner peor", es la frase que los habaneros
repiten como signo de los nuevos tiempos. Se entremezclan noticias y
rumores sobre recientes asesinatos, asaltos y actos vandálicos. Desde un
empleado gastronómico del barrio chino, presuntamente ultimado por
ladrones para robarle 300 pesos, hasta el intento de atraco a un ómnibus
urbano, o la paliza sufrida por el conductor de un vehículo particular a
manos de jóvenes delincuentes en busca de recreación, ante la mirada
apática de los vecinos de la céntrica calle Línea.

Cientos de ciudadanos achacan el incremento de la violencia a la llegada
de diciembre y las festividades; un mes de tradicional alza delictiva.
Este año se adiciona el ingrediente del despido de medio millón de
trabajadores, y el incierto futuro de la economía ya anunciado por las
autoridades. Un excelente indicador del ambiente de estrés en que viven
los cubanos es el agotamiento del inventario de medicamentos
ansiolíticos y otros psicofármacos en las farmacias, de lo cual se queja
toda la población, que los consume en grandes cantidades para soportar
el día a día.

El Gobierno, tal vez procurando una mejor imagen o ahorro de fondos,
retiró la excesiva cantidad de policías de las calles e instaló cámaras
de vigilancia. Isabel Rodríguez, empleada de una de las redes de tiendas
minoristas, dijo al respecto "No me explicó por qué parece que todos los
delitos se cometen en el punto ciego de las cámaras; me recuerda lo que
ocurre en los hoteles de la capital cuando suben las prostitutas a las
habitaciones".

Isabel, al igual que el resto de los dependientes de tiendas, está
preocupada por la no encuentra razón a la eliminación de la plaza de
custodio en las tiendas.

Rumores o realidad, la atmósfera que reina en las calles ha hecho que la
mayoría de los habaneros se haya auto impuesto un toque de queda
personal y no salga a la calle más de lo necesario.


http://www.cubanet.org/CNews/year2010/Nov2010/17_C_3.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario