viernes, 5 de noviembre de 2010

De espías y secuestros

Publicado el viernes, 11.05.10
De espías y secuestros
By ROLAND J. BEHAR

El pasado octubre 28 asistí, con dolor, a una conferencia de prensa
brindada por los familiares de los Hermanos al Rescate asesinados en el
aire: Pablo Morales, Armando Alejandre, Mario de La Peña y Carlos Costa.
Yo tuve el honor de conocerles en vida, y jamás olvidaré su bondad y
hombría de bien.

El motivo fundamental de la conferencia fue hacerle un llamado de
recordación al gobierno norteamericano y al presidente Obama acerca de
la incongruencia que constituye intercambiar asesinos confesos y
convictos por una persona decente que se encuentra secuestrada desde el
pasado año sin haber sido inculpado de ningún delito por parte de las
autoridades cubanas que le retienen.

Ante el ``caso Alan Gross'' los miembros de su comunidad en Maryland,
las organizaciones judías nacionales y los periodistas judíos en Estados
Unidos han mantenido una actitud muy sensata y discreta. Esta actitud no
es dictada por indiferencia ante el dolor y la tragedia de un hermano
que permanece secuestrado en contra de todas las normas del derecho
internacional. Por el contrario: han estado cerca y a su disposición,
hacen gestiones a diferentes niveles, pero cuidándose mucho de no caer
en la trampa tendida por los organismos de inteligencia cubanos de
enfrentar a la comunidad judía con el gobierno norteamericano, como
lograron hacer con la comunidad cubanoamericana durante el tristemente
célebre ``Caso Elián''.

Ahora comienza a verse la ``opción B''. Como los judíos no hemos salido
públicamente a la palestra por el caso de Alan Gross, se ven y se verán
más artículos escritos supuestamente desde una ``posición judía'' con el
propósito de fomentar cierto complejo de culpa en los ingenuos.
Unicamente tienen como objetivo traer el caso a primera plana. Con ello
tratan de utilizar a la comunidad hebrea norteamericana, sus recursos y
conexiones como palanca en la negociación para lograr, vía intercambio,
la excarcelación de los convictos de la Red Avispa, miembros de la DGI
(Dirección General de Inteligencia) cubana.

La Red Avispa, originalmente de 16 agentes, tenía la misión de espiar
agencias norteamericanas, infiltrar instalaciones militares importantes
tales como el Comando Sur en Miami y el Comando Central en Tampa, el
cual es responsable de las actividades militares en el Cercano Oriente
además de las del sur y centro de Asia, así como la Base Aérea de Key West.

El gobierno de Cuba y sus alabarderos en el exterior les presentan como
``luchadores antiterroristas'' cuando, en definitiva, son lo que son,
gente entrenada para lo peor quienes, gracias a la información por ellos
suministrada con ese objetivo, se produjo el asesinato en el aire de los
Hermanos al Rescate, donde murieron tres ciudadanos norteamericanos y un
residente legal.

Nadie sabe la razón por la cual Alan Gross está preso. En Cuba no existe
un estado de derecho y los acusados son culpables siempre, sin duda y
cuando así lo dictamine la cúpula del poder absoluto. No hay ley ni
derechos para los ciudadanos nacionales y, por supuesto, menos aún para
los extranjeros. La dictadura alega que Alan Gross ``viajó a Cuba para
implementar un contrato del gobierno de Estados Unidos, comprendido bajo
la sección 109 de la ley Helms-Burton'' y le retiene (sin pruebas) por
entregar equipos de computación y comunicación a la comunidad judía de
Cuba, lo cual la Comunidad Hebrea de Cuba niega. Mientras tanto, el
gobierno le brinda ``su hospitalidad''.

Resulta de lo más irónico leer a veces argumentos en contra de los
esfuerzos y sueños de los cubanos demócratas de que en Cuba haya una
transición hacia una democracia representativa bajo un estado de derecho
con la cooperación de sus aliados naturales, los demócratas
norteamericanos, latinoamericanos y europeos. Este ``internacionalismo''
está basado en un principio de solidaridad democrática, en aras de
conseguir dichos cambios por una vía de confrontación no violenta, como
es el caso de la actual lucha dentro de Cuba. La ironía se manifiesta al
compararlo con las secuelas de horror y muerte del internacionalismo
proletario que promovió el gobierno de Cuba mientras tuvo financiamiento
para ello.

a historia de la comunidad judía de Cuba después de los años 60 y 70 es
bastante particular en desarrollo y composición. Este grupo humano no se
ha caracterizado como opositor del gobierno cubano en ninguna medida. Ha
ido mermando gradualmente debido a la emigración aunque es la única
comunidad en el mundo que crece por asimilación. Han mantenido,
inexplicablemente, una cifra de 1,500 en todos los censos recientes.

Por supuesto que es positivo que el gobierno norteamericano intente
rescatar a un ciudadano que ha sido secuestrado y que utilizará los
medios que tenga a su alcance. Dada la situación actual de Cuba, estoy
seguro que están dispuestos a negociar como siempre, seres humanos por
``especies''.

http://www.elnuevoherald.com/2010/11/05/832325/roland-j-behar-de-espias-y-secuestros.html

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