lunes, 22 de noviembre de 2010

Cambios y confusión en Cuba

Cambios y confusión en Cuba
2010-11-22 La Opinión
Las Américas

Si algún encuestador me llamara para preguntarme qué pienso de los
cambios económicos que el Gobierno cubano ha anunciado, tendría que
decirle: "Por favor diga que estoy confundido; que no entiendo bien ni
lo que hacen ni lo que tratan de hacer".

El Gobierno cubano va a cesantear a 500,000 empleados públicos; van a
eliminar la famosa tarjeta de racionamiento, van a permitir que los
cubanos abran sus propios negocios y hasta que contraten empleados.

Dicen que Raúl Castro tiene una visión muy clara de la situación por la
que atraviesa Cuba, y que la economía del país no puede sobrevivir a
menos que se impongan estos cambios, que algunos consideran draconianos.
Y hasta ahora, su hermano mayor, Fidel, no se ha metido en lo que hace
Raúl. El dictador retirado habla y escribe de temas internacionales, de
cosas importantes, tales como un posible holocausto nuclear.

Todo lo que propone Raúl debe concretarse en el próximo Congreso del
Partido Comunista de Cuba, a celebrarse en abril de 2011. Estas
reuniones del congreso del partido deben celebrarse cada cinco años,
pero en Cuba todo funciona como digan los hermanos Castro.

Y en este caso la última vez que el congreso se reunió fue en 1997. Y
hasta que no llegue la reunión de abril los cubanos van a tener que
regirse por los preceptos publicados en un folleto de 32 páginas con el
título de "guías para una política económica".

Sin embargo, a pesar de toda la algarabía que han formado dentro y fuera
de la isla, los expertos en el tema cubano deben recordar que en Cuba
las cosas siempre tienen marcha atrás. Hoy son legales y mañana cambian
de opinión. Hoy los premian por ser buenos empleados de gobierno, mañana
los despiden porque no tienen nada que hacer.

Revistas y periódicos hablan de los flirteos de Cuba con pequeños
intentos de privatizar partes de su economía con la caída de la Unión
Soviética. Entonces Cuba permitió a los cubanos que abrieran en sus
casas restaurantes y alquilar habitaciones a los turistas en sus
viviendas.Pero eso se acabó en el instante que Venezuela comenzó a
subvencionar la economía cubana. Y muchos de esos negocios fueron
forzados a cerrar.Sin embargo, casi nadie recuerda que ya Cuba había
hecho algo similar en 1979 cuando le permitió a los campesinos vender
los productos que cultivaban alrededor de sus pequeñas casas en forma
directa a los consumidores. Eso también duró poco. Los campesinos que
tuvieron éxito fueron forzados a vender al estado todo lo que producían,
si no iban a la cárcel.

Por eso es que estoy confundido con esos "nuevos cambios" en Cuba. El
tiempo nos dirá si este es otro engaño temporal para entretener a un
pueblo cansado de un gobierno al que le gusta vivir del cuento, o si
esperan hasta que alguien —léase entre líneas Estados Unidos— decida que
es hora de ayudar a Cuba.

Mientras tanto hay cambios de los que se oye poco. Y eso son los
despidos a altos funcionarios gubernamentales que manejan negocios con
empresas extranjeras o que tienen que ver con las divisas que entran al
país. Esos funcionarios están perdiendo sus puestos y el Gobierno los
reemplaza con miembros de las fuerzas armadas.

En Cuba éstas constituyen la entidad más eficiente del país. Al mando de
GAESA, la empresa que maneja todos los negocios en manos de los
militares, hay un señor llamado Luis Alberto Rodríguez, el yerno de Raúl
Castro.

Hay quienes dicen que Cuba ha comenzado a privatizar su economía. Yo
diría que continúan militarizando sus empresas y negocios más
importantes. Ustedes dirán. Yo sigo confundido.

Guillermo I. Martínez escribe desde el sur de la Florida.
Guimar123@gmail.com.


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