Gladys Linares
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Hay cubanos que no esperan
que el maná les caiga del cielo y buscan la forma de ganarse la vida. En
estos tiempos difíciles, sobre todo para el cubano de a pie, una de
ellas es la recogida de latas vacías de refresco, malta y cerveza, las
cuales el gobierno compra para reciclar.
Estas latas vacías se encuentran en bares y cafeterías que venden sus
productos en moneda libremente convertible. El nuevo oficio se ha
extendido por el país; lo ejercen hombres y mujeres de la tercera edad,
jubilados, aunque también hay algunos jóvenes desocupados, generalmente
con problemas mentales.
Llama la atención que en estos días de vacaciones se vea niños
recogiendo latas, acompañados de personas mayores. No es una buena forma
de ocupar su tiempo libre, pero es preferible a verlos mataperreando,
porque las opciones de recreación son escasas.
Ante la crisis económica que vive el país, ha disminuido el consumo de
refrescos, cervezas, e incluso jugos de frutas, por lo que escasean las
latas y los recogedores se ven obligados a emprender largas caminatas
con sacos y carretillas, tan viejos como ellos. Sobre el tema conversé
hace dos días con un anciano que registraba sigiloso en un contenedor
desbordado de basura.
"Cuando el gobierno comenzó a comprarnos las latas –dijo-, nos pagaban
con artículos que después teníamos que vender, pero ganábamos más que
ahora. Claro, si nos pesca un inspector, nos puede multar hasta con
cincuenta pesos, y para pagar la multa tendría que recoger siete
kilogramos de latas".
Al preguntarle cuánto gana ahora, respondió: "Depende de cuánto pueda
caminar y encontrar en la semana. El domingo trabajo medio día. Voy
reuniendo latas y siempre incremento en algo mi pensión, porque el
aluminio se paga a ocho pesos el kilogramo. Cuando vendía los cigarros
de la libreta de racionamiento, el jefe de sector de la policía no me
dejaba vivir, era un látigo encima de mí. Me decía que era ilegal vender
de forma clandestina, que yo estaba muy viejo para eso y que me iba a
llevar preso".
En voz baja me dijo:
-La veo muy interesada en el negocio. ¿Usted va a empezar a recoger
laticas? Mire, le voy a decir una cosa que no le he dicho a nadie: con
76 laticas, más o menos, puede ganar hasta ocho pesos. Es poco, pero del
lobo, un pelo. Además, no necesitamos licencia, no pagamos impuestos y
las latas se encuentran hasta en la basura.
Se agachó, recogió tres latas del tanque de basura, y sonriendo se alejó
con su saco a la espalda.
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