02-08-2010
Cuando uno llega a Cuba, lo primero que piensa después de ver tanta
destrucción es "al menos todo será gratis". Pero la realidad es otra, en
Cuba nada es gratis.
Únicamente la libreta de abastecimiento mensual, que no da para más de
una semana, cuesta tan solo 25 pesos cubanos (un dólar) y el resto del
mes uno se enfrenta a la lucha diaria de conseguir comida, que existe,
pero en su mayoría dentro de otro mercado que requiere otra moneda, la
Moneda Dura, los Fulas, los Chavitos, el Se-u-se, el Dolal, la Divisa…
La caída del bloque comunista, único proveedor (benefactor) de
alimentos, tecnología y energía, hizo sumirse al país en un terrible
"periodo especial" donde las tiendas estatales con precios
subvencionados y asequibles en pesos cubanos pasaron a estar
prácticamente vacías. Cuando Cuba dejó de mamar de la teta del campo
soviético, se vio realmente como era, un país sin industria, sin
agricultura, sin infraestructura y sin ningún medio de subsistencia.
El hambre y la escasez obligó a crear un mercado paralelo, una red de
tiendas estatales en dólares americanos, con precios superiores incluso
al de cualquier país y que a su vez desemboco en la aparición de esta
nueva moneda, El Peso Convertible o CUC, que sustituiría al dólar. Esta
nueva moneda, que equivaldría a 25 pesos cubanos, consigue al cambio
escasa rentabilidad si tu salario asciende a 400-600 pesos (20-30$).
De esta manera el gobierno conseguía recaudar de manera más eficiente
esos dólares que de todas formas caerían en sus manos, el único
empresario del país, Papá Estado.
Esos dólares provenientes de remesas familiares en su mayoría de Estados
Unidos, constituye hoy en día el verdadero sustento del gobierno y del
cubano de a pie. Y ha generado una nueva clase social, los que "no pasan
necesidad", que sobreviven gracias a este otro mercado en "fulas".
Y en la isla, la única manera de conseguir los suficientes "chavitos"
para sobrevivir, si no tienes un familiar en Miami, es convertirte en un
delincuente, en un perseguido, en un fuera de la ley.
Y cuando digo delinquir no me refiero a robar al Estado (que por
supuesto ocurre con asombrosa normalidad en una sociedad que lo acepta
como medio de subsistencia), me refiero a un pueblo que decide empezar a
crear riqueza por cuenta propia, cansado después de 50 años esperando a
que Papa Estado crease la sociedad perfecta, comienza a trabajar a
espaldas del mismo.
Solo una pequeña lista de actividades pueden solicitar licencia y pagar
impuestos a un gobierno que se resiste a aceptarlos como motor y
solución al fracaso económico del país y por tanto les somete a
impuestos y condiciones imposibles de cumplir, con la esperanza de
desalentar la iniciativa privada y continuar en su hegemonía como único
empresario. Llegando incluso a instalar el mismo negocio justo en frente
del osado y a precios inferiores.
En Cuba generar riqueza esta prohibido, y cuando digo riqueza no me
refiero a inmensas fortunas sino simplemente destacar un poco, está penado.
El "cuenta propia" que alcanza el más mínimo éxito es investigado,
asaltado, expropiado, humillado públicamente y finalmente condenado.
Como muestra un botón.
Juan Carlos, promotor cultural y dueño del paladar "El Hurón Azul",
habitual de importantes artistas cubanos y extranjeros, incluso miembros
destacados del gobierno como el ministro de cultura Abel Prieto podían
ser vistos disfrutando de una tradicional comida cubana
Uno al ver estas fotos http://www.slideshar... no logra entender donde
está el delito, ¿no se debería apoyar y favorecer este tipo de
ciudadano? y el escarnio público de difundirlas mediante la maquinaria
propagandística ¿logrará frenar a los próximos emprendedores?
Lo que a vistas de cualquier sociedad sería un ciudadano honrado, un
profesional, un autónomo, un empresario, en Cuba es un delincuente, un
observado, un antirrevolucionario en potencia, un capitalista, un
esbirro del imperio, un gusano de la sociedad creador de desigualdades.
La envidia se está apoderando de un pueblo que siempre se pregunta como
su vecino pudo conseguir eso.
Aparece la figura del "chivatón", personaje odiado y conocido en cada
barrio que denuncia las supuestas ilegalidades y que casi siempre
militante del Partido Comunista tiene también su propia actividad ilegal.
Frases como "ese negocio explotó", "lo echaron palante", "le cayeron
arriba", "lo chivatearon" son la comidilla de un pueblo parado en las
esquinas sin hacer nada por miedo a ir "cana" (a la cárcel). Intentar
sobrevivir conlleva la ilegalidad.
Por eso para el cubano robar no es robar, es luchar, es inventar, es
sobrevivir, es ponerle un plato de comida a tu hijo todos los días y
leche después de los 7 años, es conseguir que tu sobrino pueda hacer
deporte con "tenis" (deportivas), es poder comprarle una lavadora a tu
abuela, es poder rehabilitar tu casa porque el ultimo huracán se llevó
el techo y el Estado te ha puesto uno de fibrocemento que volará como un
papalote (cometa) en el próximo huracán.
En Cuba se unen dos desgracias, el ego del gobernante perpetuo y el
comunismo, un sistema alienante, que absorbe tu energía de vivir, tu
capacidad de crear, de ser emprendedor y encima "se pasa un hambre de
pinga".
http://www.elimparcial.es/america/cuba-el-museo-del-comunismo-68596.html
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