jueves, 20 de agosto de 2009

Reflexionando sobre el Comandante

Reflexionando sobre el Comandante
Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) – Hace tiempo que quiero
escribir sobre el alejamiento físico de Fidel Castro de sus medios de
comunicación y de los ojos de "su" pueblo, que lleva ya más de tres años
sin verlo. En todo ese tiempo sólo lo hemos visto en fotos, bien
seleccionadas y retocadas.

Yo, que lo pude ver de cerca una madrugada en la embajada soviética,
cuando aun era admirado por una buena parte de la población, pude
apreciar de su belleza física y sentir su carisma de líder. Supongo que
ya nada de eso le queda. Seguramente su imagen hoy es la de un feo
anciano de piel macilenta, rugosa, seca.

Sin embargo, durante este tiempo en que los cubanos no lo hemos visto, a
pesar de su deterioro físico Fidel se ha entrevistado con numerosos
hombres y alguna que otra mujer del mundo de la política internacional.

Pero, ¿y su pueblo? ¿Por qué no deja que su pueblo lo vea? ¿O es que
ningún cubano merece el "honor de ser recibido por nuestro máximo
líder"? ¿Ni siquiera ha recibido a un obrero vanguardia nacional? ¿O es
que se acabaron ya los tiempos de los "gloriosos obreros de vanguardia",
merecedores de todos los honores?

Razón tenía el francés Gustave Le Bon cuando analizó la psicología de
las masas que se dejan arrastrar por los dictadores. Pensaba Le Bon que
las masas no temen, ni quieren, a los jefes débiles, sino a aquellos que
las seducen con la fuerza y la violencia de un César. Cuando el jefe
pierde la fuerza física pasa a la categoría de los débiles y las masas,
ya sin miedo, olvidan que fueron doblegadas.

La lectura del libro Psicología de las masas, escrito por Le Bon hace
más de un siglo, nos hace entender por qué un hombre como Fidel Castro
se esconde ahora del pueblo cubano; por qué ya ni siquiera escribe sobre
los graves problemas que sufrimos los cubanos y prefiere reflexionar
sobre los problemas del resto del mundo.

¿O, por el contrario, será acaso que la razón de su ausencia se debe a
que, en un acto final de clemencia, decidió generosamente dejarnos en
paz y librarnos de su otrora sempiterna presencia en la televisión, que
interrumpía con sus interminables discursos los mejores capítulos de las
novelas que nos ayudaban a olvidar nuestra dura realidad. ¿Será que al
fin ha decidido complacernos con su desaparición física? Vaya usted a
saber lo que pasa por a mente de un dictador cuando llega a viejo y se
mira en el espejo.
De todas formas, cualquiera que sea la razón por la que ha decidido
desaparecer, nunca le consultó a las "masas" de su isla si queríamos que
hiciera mutis por el foro, o preferíamos seguir viéndolo constantemente.
Ni siquiera nos ha preguntado si nos sentimos mejor ahora que no lo
vemos nunca. Ni falta que le hace consultarnos, después de todo, desde
hace ya medio siglo siempre ha sido él quien decide por nosotros.

Cuba: Reflexionando sobre el Comandante (20 August 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/agosto09/19_C_3.html

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