viernes, 7 de agosto de 2009

La consagración del robo

La consagración del robo
Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) – El robo y la adulteración de los productos procedentes del exterior se inician en el momento que arriban a los puertos, a veces con la complicidad del Estado Algo similar ocurre con la mercancía de factura nacional.

Cuando llegan, los negociadores solicitan la mediación de empresas imparciales para cuantificar las averías sufridas, calidad, y hasta la supervisión en los centros de elaboración, estimaciones de carga de buques petroleros, aperturas de contenedores, trámites aduanales y de seguros comerciales.

Esa imparcialidad se disipa porque todas las empresas supervisoras son controladas por el Estado, que siempre inclina la balanza a su favor. Cubacontrol S.A., Intermar S.A. y Servitaly son algunas de ellas y certifican casi todos los bienes que se mueven dentro, las importaciones y exportaciones.

Un antiguo empleado de una de estas sociedades anónimas, aseguró a este reportero que lo único que cambia en los diferentes niveles de la red económica estatal es el modo en que se roba. En los puertos y aeropuertos un estibador puede dejar caer una caja, o usar una pata de cabra para sustraer el contenido; pero en los almacenes de la economía interna un saco se convierte en dos por obra y gracia de la inventiva de los obreros.

En las tiendas minoristas el ilusionismo alcanza grados extremos, como hacer pasar una colonia casera por perfume francés, o hasta rellenar con alcohol aromatizado una botella de licor. No pocos de estos delitos son encubiertos por estas empresas. A veces, a los supervisores sólo les queda la opción de organizar los robos para que el desfalco sea menor.

En los estratos más elevados las felonías se ejecutan con cierta impunidad burocrática. El mismo ex-trabajador relató que su primera labor dentro de la empresa Cubacontrol consistió en llevar los paquetes de leche en polvo a las casas de los directivos de la sucursal, que por ese entonces estaba en el municipio Habana Vieja. Cubacontrol era en realidad una empresa anexa al Ministerio de Comercio Exterior (MINCEX), y a principios de los 90 la entidad adquirió la nueva fachada de sociedad anónima.

El "cambio" consistió en la adquisición de sendos autos nuevos para el director y su hermano, el subdirector, y unas cuantas motocicletas para los directivos; los supervisores no alcanzaron nada de esta piñata. Además se trasladó la oficina para Nuevo Vedado, pero la empresa continuó subordinada al MINCEX.

En ocasiones,- relata el mismo ex empleado, que pidió anonimato- debido a la falta de los termómetros necesarios, se certificaba la temperatura idónea de pollos congelados en la bodega de un barco haciendo chocar dos de ellos; si sonaban como piedras, pues estaban bien.

En las tiendas minoristas de venta en divisas es donde se hace más evidente la corrupción. Es difícil ver un producto que no haya sido adulterado o pirateado: cervezas enlatadas, productos de limpieza, cárnicos, café Serrano, tabacos, litros de limón concentrado de California.

Para subsistir en la Isla la mayoría de los ciudadanos se ven obligados a robar, o a traficar con lo mal habido. No estamos todos en la cárcel porque no hay capacidad para toda la población y porque el país se paralizaría.

Cuba: La consagración del robo (7 August 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/agosto09/07_C_2.html

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