sábado, 22 de agosto de 2009

Cancilleres a la medida

Cancilleres a la medida
Publicado el 08-22-2009
Por Pablo Alfonso

Un artículo publicado en el diario español ABC me llevó a esta reflexión
que incorporo hoy a mi columna de opinión. ¡No se asuste, esta
"reflexión" no intenta copiar a nadie! Parafraseando a las aclaraciones
que aparecen en algunas obras, advierto que cualquier semejanza en
estilo o inspiración con otras "descargas" periodísticas es pura
coincidencia. Cosas del verano que ya comienza a declinar.

El texto en cuestión tiene que ver con el canciller de Venezuela,
Nicolás Maduro. ¿Qué comparten en común los defenestrados cancilleres
cubanos Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque, con Maduro? fue la
pregunta que me sugirió su lectura.

¿Por qué Robaina y Pérez Roque? Por qué los tres forman parte de esa
camada de "diplomáticos" que ha parido de urgencia el socialismo
tropical, tanto en Cuba como en Venezuela.

El diario ABC despliega un titular a modo de revelación: "Nicolás
Maduro, de conductor de Metro en Caracas a canciller de Chávez". Bueno
no es algo sin precedentes. Al menos en esa manía de los regímenes
totalitarios que prefieren lealtades incondicionales a calificaciones
profesionales.

Cuando en mayo de 1993, Robertico Robaina, fue designado ministro de
Relaciones Exteriores de Cuba, no tenía ni la más mínima experiencia
diplomática para tan importante cargo. Se había graduado en Pedagogía,
con especialidad en Matemáticas quince años antes. Contaba, eso sí, con
la confianza y el respaldo del Máximo Líder. Se la había ganado como
entusiasta dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas.

Después que perdió la confianza y el respaldo del Jefe, sospechoso de
veleidades reformistas Robertico cayó en desgracia. Ahora comparte su
tiempo embadurnando óleos y laborando modestamente en una empresa estatal.

Felipe Pérez Roque, el sustituto de Robertico tuvo idéntica nulidad
profesional de origen y también el mismo destino. Desde las filas de la
Juventud Comunista, llegó al cargo de canciller por una cualidad
especial: "Fiel intérprete del pensamiento del Comandante en Jefe". Así
lo anunció Granma, el órgano oficial del Partido. Cuando hace unos meses
fue acusado – junto al vicepresidente Carlos Lage-, de hacer burlas
crueles de la gerontocracia en el poder, el Comandante en Jefe le retiró
su confianza, señalando que "la miel del poder por la cual no conocieron
sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un
papel indigno".

Maduro, de 47 años, trabajó como conductor en el Metro de Caracas y era
dirigente del ramo cuando el teniente coronel Hugo Chávez fracasó en su
cuartelazo militar en 1992. Le fascinó la aventura golpista, se alistó
en el Movimiento V República y se ganó la confianza de Chávez. Fue
nombrado canciller en el 2006.

"En su biografía oficial no constan ni su año de nacimiento ni su nivel
de estudios", afirma el diario ABC. "Está casado con Cilia Flores, de 56
años, presidenta de la Asamblea Nacional, un cargo que también ocupó
Maduro antes de acceder a la Cancillería".

¡Sorpresa! Confieso que desconocía ese maridaje entre el funcionario
diplomático del Ejecutivo y la jefe del Legislativo. ABC agrega que a
Maduro no se le puede comparar con sus antecesores en el cargo, que le
dieron prestigio a la diplomacia venezolana.

"La tarea del actual canciller es ejercer como la voz de su amo en
política exterior", afirma el artículo del diario madrileño el cual
asegura que el ex conductor del Metro sí se ha revelado, como un
brillante agitador, a la medida del presidente Chávez. "Y tal vez no
necesite de otras virtudes, porque si brillase y le hiciera sombra a su
comandante, no duraría mucho en el cargo", añade ABC.

Es posible. Por lo pronto a Maduro le vendría bien repasar la historia y
conducta de los dos últimos cancilleres castristas. Quizás así, su
destino final no lo agarre por sorpresa.

Diario Las Americas - Cancilleres a la medida (22 August 2009)
http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=83766

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