La Habana, en riesgo de crisis sanitaria por falta de agua potable
14 de abril de 2017 - 20:04 - Por IVÁN GARCÍA
En La Habana hay más de 170.000 núcleos familiares que no reciben agua
potable en sus hogares por el deterioro de las instalaciones
hidráulicas. Especialistas de Salud alertan sobre riesgos de epidemia
LA HABANA.- Corre una brisa ligeramente húmeda y fría cuando Antonio,
después de beber un sorbo de café más bien amargo, con su caretilla de
madera y ruedas de acero oxidadas, se desplaza a un surtidor de agua
situado en la calle Manglar, muy cerca de un antiguo campo deportivo en
el superpoblado barrio de La Victoria, en el corazón de La Habana.
Encima de la carretilla lleva acoplado un par de tanques metálicos
cilíndricos que pueden cargar 55 galones de agua cada uno. A las siete
de la mañana, cuando en la ciudad se escucha como una sinfonía
desafinada un reguero de alarmas de relojes despertadores y los
habaneros se preparan para ir al trabajo o la escuela, Antonio descarga
decenas de cubos a varios clientes en el barrio de San Leopoldo.
"Hace dos años, por llenar un tanque de 55 galones cobraba 50 pesos
-equivalente a dos dólares- ahora por la sequía, que está provocando
cierta escasez, el precio ha subido a 60 pesos por cada tanque", explica
Antonio, mientras en una cafetería particular almuerza una ración de
arroz congrí, bistec de cerdo y ensalada de col y pepino.
Después de la cinco de la tarde vuelve a recorrer los barrios del centro
de la capital para vender el agua. En un día puede ganar 500 pesos,
alrededor de 20 dólares. "Además de ganar dinero me mantengo en forma",
dice, y muestra sus bíceps entrenados tras casi veinte años cargando
cubos de agua.
En La Habana hay más de 170.000 núcleos que no reciben agua potable en
sus domicilios. Algunos por roturas en las instalaciones hidráulicas y
otros porque con chapas de aluminio y trozos de cartón y chapas han
levantado espantosas chabolas sin baños y carentes de las más
elementales condiciones para la vida humana.
Según un funcionario de la estatal Aguas de La Habana, "esas personas
deben recibir el agua en camiones cisternas. Pero bien por la reducción
de combustible, la sequía que afecta al país o por simple corrupción,
pues los "piperos" les venden agua a quienes la puedan pagar, miles de
familias no reciben el agua en tiempo y forma".
En Cuba, producto de la disfuncionalidad del gobierno y baja
productividad que genera escasez, cualquier cosa suele ser un negocio.
El agua no podía ser menos.
Desde aguateros, como Antonio, que recorren las calles cuarteadas de la
parte antigua de La Habana vendiendo agua, hasta camiones cisternas de
empresas estatales que también lucran con el preciado líquido.
"Una pipa completa en estos momentos cuesta entre 25 y 30 pesos
convertibles (cuc), equivalente al dólar. Y la demanda supera la oferta.
La compran los dueños de negocios gastronómicos o de hospedajes, los que
tienen piscinas en sus casas y en edificios donde hay déficit de agua y
la gente hace colectas en moneda dura", expresa el conductor de un
camión cisterna.
El problema del abasto de agua en la capital es de vieja data. Por falta
de una política hidráulica coherente, el régimen se ha visto desbordado
en algo que es tan imprescindible como el agua.
Con una población que supera los dos millones y medio de habitantes, La
Habana sigue teniendo como su principal abastecedor el añejo Acueducto
de Albear, una obra maestra de la ingeniería industrial que se comenzó a
construir en 1858 y fue inaugurado en 1893, para una ciudad de 600.000
residentes.
Cuando Fidel Castro ocupó el poder en enero de 1959, y tras el paso en
octubre de 1963 del huracán Flora, que dejó más de 1.000 fallecidos en
la región oriental de la isla, se construyeron cientos de presas y
reservorios de agua que multiplicaron por cinco las capacidades de
almacenamiento hidráulico.
En 1987 se inició la construcción del acueducto El Gato en la zona
sureste de La Habana. Pero por falta de mantenimiento en las redes de
acueducto y alcantarillado, más de la mitad del agua que se distribuía
se perdía por salideros y roturas de las cañerías.
En medio de la actual sequía, que azota el 81% del país, considerada la
peor que sufre Cuba en los últimos cien años, las autoridades que
administran los recursos hidráulicos han endurecido las medidas para
impedir el despilfarro del agua.
El director de atención a la población de Aguas de La Habana, Manuel
Manso, explicó que un cuerpo de inspectores integrado por 108
trabajadores intenta actuar de manera más directa con los consumidores,
ya sean empresariales o residenciales. Unas de las disposiciones es la
aplicación de multas, que en el caso de los privados ya se han impuesto
870, con un monto de hasta 1.000 pesos (unos 42 dólares).
A pesar de que el régimen ha invertido cerca de 9 millones de dólares en
la rehabilitación de 748.6 kilómetros de redes hidráulicas en la
capital, el esfuerzo parece ser insuficiente.
"La empresa repara un tramo, pero entonces la presión de agua avería
otro tramo que aún no ha sido reparado. Además, la calidad de los
arreglos no siempre es buena. Y la obsolescencia tecnológica y el tiempo
que esas redes llevan sin recibir mantenimiento complican la cosa. Es
como arar en el mar", detalla un ingeniero.
A una especialista de Higiene y Epidemiología, lo que más le preocupa es
"que el déficit de agua en el sector residencial pueda repercutir en el
surgimiento de nuevos focos de criaderos de mosquitos Aedes Aegypti,
propagadores del dengue, chikungunya y otras enfermedades mortales. A
eso súmale la proliferación de ratas y cucarachas. La escasez de agua,
la limpieza deficiente en calles y espacios públicos y la
irresponsabilidad de ciudadanos que vierten desechos en cualquier
esquina, han convertido a La Habana en una de las urbes más sucias de
América Latina".
De persistir la sequía, la deficiente labor de higiene en la ciudad y
problemas en el abasto del agua, que provoca que las familias reserven
agua en depósitos inapropiados sin la protección adecuada, la llegada
del verano pudiera ser el caldo de cultivo para una epidemia a gran escala.
"Todos los años corremos el mismo peligro, por no regularizar la labor
profiláctica y por falta de higiene en la ciudad", indica una
funcionaria. Y es que caminar al borde de un precipicio siempre encierra
riesgos.
Todavía no ha llegado lo peor. Pero las condiciones están dadas.
Source: La Habana, en riesgo de crisis sanitaria por falta de agua
potable | Cuba -
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