Pan y circo a cambio del triunfo
Demagogia, politiquería, rumba y tambor, se funden y desfilan junto a la
fanaticada granmense, que sólo quería ver a su equipo campeón
Miércoles, enero 25, 2017 | Víctor Manuel Domínguez
LA HABANA, Cuba.- Un relincho de júbilo contenido durante cuarenta años
explotó en la garganta de cientos de miles de habitantes en los trece
municipios de la provincia Granma, al caer el último out del play off en
la gran final de la 56 Serie Nacional de Béisbol 2016.
¡Alazanes Campeón!, fue el grito coral que removió cazuelas, hizo saltar
el hambre por el aire y retumba en el show de una semana de fiestas
populares, decretadas por los jinetes sin cabeza ni alma, como nombran
los aficionados a los representantes del gobierno y el partido en ese
territorio del oriente cubano.
Pan y circo
Luego que, sin ningún tipo de favoritismo, más bien como los eléctricos
que por primera vez llegaban a una final al dejar atrás 4 juegos por 3 a
los súper favoritos cocodrilos de Matanzas, comandados por Víctor Mesa,
los briosos alazanes -denominados pencos por sus rivales en el béisbol-,
como caballos viejos en su segundo aire la emprendieron a coces contra
los bicampeones nacionales, los tigres avileños, dejándolos rasurados en
sólo 4 juegos de play off.
Que cuatro décadas después de imponerles un nombre –Granma-, que causa
escozor, produce rechazo y descoloca de sus legítimos gentilicios a
miles de pobladores de esos y otros municipios de la provincia, el
equipo del territorio gane el campeonato nacional de béisbol, es lógico
que despierte alegrías, pero no al oso del oportunismo ideológico que ya
asoma su pata peluda y ofrece, como regalía y ofrendas por el triunfo,
pan y circo político a la población.
En sintonía con el alborozo dejado por la victoria contra un equipo como
Ciego de Ávila, dos veces consecutivas campeón nacional antes de
enredarse en las patas de los caballos o alazanes "granmenses", se
convoyan strikes con cubanía, triples con el llamado al combate del
Himno Nacional, y jonrones cual tareas políticas como latigazos o
motores del éxito beisbolero.
Además, nada de lo hecho en el torneo hubiera sido posible para las
autoridades si doce peloteros del equipo no integraran las filas de la
UJC (Unión de Jóvenes Comunistas), seis no fueran donantes voluntarios
de sangre, cuatro estuvieran en proceso de ingresar al Partido, tres
hubieran escalado el Pico Turquino para homenajear a Martí y el resto
haya hecho méritos en la recolección de materia prima y el desbroce y
quema del marabú en las zonas aledañas al estadio municipal de Bayamo.
Es decir, que si Despaigne dio tres jonrones al igual que Avilés;
Benítez la dio dos veces a la hora buena, Roel y Yoelkis hicieran sendos
fildeos; Lázaro blanco y Entenza patearon sin piedad a cocodrilos
matanceros y tigres avileños; Lahera hizo tres relevos de campeonato, el
carga bates chiflo, Fran Camilo supo manejar con destreza los arreos, y
el manager Carlos Martí guio con éxito a la manada de alazanes
granmenses, se lo deben a la invicta Revolución.
Con esta mentalidad fanática y apologética de los falsos alcances e
influencias de la Revolución pretenden las autoridades y un narrador,
más político que deportivo, Rodolfo García, hacer coincidir por "azar
revolucionario", el triunfo del equipo Granma con la salida de su
homónimo yate, hace 60 años, desde el puerto de Tuxpan, México, hacia
Playa Las Coloradas, Cuba.
Todo para que, en la venidera Serie del Caribe, a celebrarse del 1 al 7
de febrero 2017, en Culiacán, México, y donde Cuba estará representada
por el equipo de Granma, campeón nacional de la pelota cubana
correspondiente al 2016, los Alazanes sean cabalgados por Fidel y
regresen como un nuevo yate de victorias a las tierras aztecas que lo
vio partir en 1956.
Demagogia, politiquería, consignas patrioteras, rumba y tambor, se
funden y desfilan junto a una fanaticada que sólo quería ver a su equipo
campeón. Pero como dice el refrán: "Si te lo dan, cógelo". El pueblo
está presto a festejar y gastar lo que tiene y lo que no, aunque después
muchos lloren por los rincones, blasfemen, pidan prestado o inventen
para concluir el mes.
De seguro, y como colofón político del triunfo y de la fiesta, las
autoridades anunciarán el bacheo de una calle en Manopla, la
construcción de una carnicería para vender ron en Peralejo, la apertura
de una guarapera en Julia, un tiro de cerveza a granel en Babiney, una
piquera de coches tirados por caballos en Ojeda, un puesto de yogur
liberado en Barrio Azul, la reparación de una escuela en La Cutara, y la
entrega de una tasa sanitaria a un consultorio en la Piñuela, como
logros de una Revolución que aún anda a caballo por su finca nacional.
Ojalá y los Alazanes no se pasen de tragos en esta semana de jolgorio
patriotero-culturoso- beisbolero, y representen sobrios a Cuba y a sus
coterráneos bayameses, manzanilleros o cautocristenses, como a los
aficionados de los demás municipios, y no a Granma, símbolo decadente de
un yate que nos convirtió en náufragos sin salvavidas en la historia del
país.
Source: Pan y circo a cambio del triunfo | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/pan-y-circo-a-cambio-del-triunfo/
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