La Causa Número 1, los fusilamientos que barrieron con la Perestroika en
Cuba
Autor: Pedro Schwarze
En 1989, el general Arnaldo Ochoa y Antonio de la Guardia fueron
acusados de narcotráfico y fusilados. El juicio sumario se produjo
cuando empezaban a derrumbarse los regímenes de Europa del Este.
El 13 de julio de 1989, en un potrero cerca de la base aérea, al oeste
de La Habana, un pelotón de seis hombres puso fin a un proceso con el
que el gobierno de Fidel Castro hacía frente a un tiempo de cambios e
inestabilidad donde se mezclan elementos como el narcotráfico, la
Perestroika soviética, los vientos de reforma política y el derrumbe de
los regímenes comunistas de los países de Europa del Este. Ese día, poco
antes de las dos de la madrugada, eran fusilados cuatro militares
cubanos, algunos de ellos de destacada y reconocida trayectoria, como
consecuencia de la llamada Causa Número 1.
El general de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) cubanas Arnaldo
Ochoa, el coronel del Ministerio del Interior (Minint) Antonio de la
Guardia, el mayor del Minint Amado Padrón y el capitán de las FAR Jorge
Martínez fueron ejecutados como responsables de una supuesta operación
de narcotráfico con el Cartel de Medellín. El proceso impactó a la isla,
ya que el juicio sumario contra Ochoa y otros 13 acusados fue
televisado. Y la pena capital a la que fueron condenados estos cuatro
militares fue confirmada por el Consejo de Estado cubano, que presidía
Fidel Castro.
Junto con Bahía de Cochinos (1961) y la Crisis de los Misiles (1962),
sin duda este caso fue uno de los puntos de inflexión a lo que se vio
sometida la revolución cubana en los años que estuvo liderada por Fidel
Castro, y de alguna manera le permitió resistir al período que estaba
por venir: el fin de la Unión Soviética y de la ayuda que provenía de
esa potencia, y el comienzo del tiempo de la escasez en el Período Especial.
En la Causa Número 1 se ventilaron delitos como alta traición a la
patria, tráfico ilegal de cocaína, diamantes y marfil y utilización del
espacio aéreo, el suelo y las aguas cubanas para actividades de
narcotráfico. Las acusaciones contra estos militares y el hecho de que
las supuestas operaciones de narcotráfico fueron realizadas sin la venia
de la cúpula del poder han sido puestas en duda en repetidas ocasiones.
Según unas versiones, Fidel y Raúl Castro optaron por este juicio y por
el fusilamiento para evitar que el gobierno estadounidense de George H.
Bush, tras detectar operaciones de narcotráfico entre oficiales cubanos
y el cartel que encabezaba el narco colombiano Pablo Escobar, acusara
internacionalmente al gobierno cubano de estar implicado en esos
negocios ilícitos.
También se ha asegurado que Arnaldo Ochoa, entonces uno de los generales
más condecorados, que fue nombrado "Héroe de la República de Cuba" y que
formaba parte del Comité Central del PC de Cuba, había ganado demasiado
protagonismo y admiración en la isla por sus exitosas campañas militares
y por su genio estratégico en las guerras de Ogadén y Angola. Pero por
más que hubiesen pasado los años y Fidel ya no fuera el dirigente
juvenil de los 60, era muy difícil que Ochoa hubiese sido tan popular
(en un país donde los medios están controlados y actúan a favor del
máximo líder) para que pudiese ser una amenaza para el liderazgo de los
Castro.
Pero no es posible obviar el momento internacional en que se produjo y
el proceso que se llevó a cabo a continuación: la Causa Número 2, que
condujo al desmantelamiento del poderoso Ministerio del Interior cubano,
que respondía a Fidel, y su sometimiento al poder de Raúl Castro, el más
alto general de las FAR.
Aquí es donde entra a jugar la posible aparición de los llamados
"perestroikos", es decir, los dirigentes y militares cubanos influidos
por el proceso de reformas soviético que había impulsado Mijail
Gorbachov. No por nada, la Causa Número 1 se produce pocos meses después
de la visita del entonces líder de la URSS a la isla, en abril de 1989.
Y algunos analistas sostienen que en el Minint abundaban los de
partidarios de abogar por una Perestroika a la cubana.
De hecho, 10 días antes de la llegada de Gorbachov a Cuba, y pese al
reconocido rechazo de Fidel Castro al proceso de reformas soviética, el
entonces ministro del Interior, José Abrantes, declaró que "no hay duda
de que estamos en presencia de cambios", y advirtió que "no se pueden
cerrar los ojos ante estos cambios".
De acuerdo a esta versión, la Causa Número 1, y luego la Número 2,
fueron más bien acciones para acallar las voces que alentaban las
reformas en la isla, para lo cual no se iba a tener consideraciones, y
como ejemplo de ello fueron los fusilamientos de Arnaldo Ochoa y Antonio
de la Guardia, y las altas condenas al propio Abrantes (quien murió en
prisión en 1991) y el general Patricio de la Guardia. Lo cierto es que
luego de estos procesos, Fidel eliminó cualquier posible disidencia, que
le permitió resistir a la más grave de las crisis económicas que golpeó
la revolución cubana.
Source: La Causa Número 1, los fusilamientos que barrieron con la
Perestroika en Cuba -
http://www.latercera.com/noticia/la-causa-numero-1-los-fusilamientos-barrieron-la-perestroika-cuba/
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