Huber Matos
[21-10-2016 20:58:08]
Pedro Corzo
Escritor, Periodista y Editor
"...aunque tu silencies mi nombre cuando hablas de los que han luchado y
luchan junto a ti, lo cierto que he hecho por Cuba todo lo que podido
ahora y siempre". Huber Matos. Foto de archivo.
(www.miscelaneasdecuba.net).- Con anterioridad se habían producido
hechos que demostraban que el liderazgo de la insurrección triunfante,
Fidel Castro en particular, no aceptaba la democracia, tampoco las
ideas contrarias a la nueva religión que se estaba imponiendo en el
país, el castrolicismo, pensar y actuar con independencia eran una
herejía sancionada con toda la crueldad de que fueran capaces los dioses
del nuevo Olimpo.
El doble juicio a los pilotos aviadores en marzo de 1959 fue una
aberración jurídica impuesta por el caudillo, el golpe de estado al
presidente Manuel Urrutia una canallada que dejaba avizorar el futuro
del país, pero no fueron las únicas señales. Numerosos eventos
presagiaban el futuro que muchos líderes demócratas y el pueblo en
particular, no fueron capaces o simplemente no quisieron ver ni
escuchar, cuando quizás todavía había tiempo para impedir la
destrucción de la nación.
La prensa y la sociedad civil fueron agarrotadas. Los derechos
conculcados. La intimidación primero, el miedo después, se apoderó de la
mayoría ciudadana.
Un pionero en la lucha por la democracia, el comandante Pedro Luis Díaz
Lanz, alertó sobre la penetración comunista, sin embargo un silencio
inconsciente, quizás, cómplice, encubrió su heroísmo.
Fue el comandante Huber Matos, quien pagó con 20 años de presidio,
denunciar sin violencia la fuerte penetración marxista en el proceso
revolucionario. Matos, en un gesto de supremo civismo, reclamo derechos
sin empuñar las armas. No se pronunció militarmente a pesar de que
cientos de militares a su mando estaban dispuestos a cumplir la orden de
rebelión si la hubiese dispuesto.
El comandante no quería más violencia, más guerras, por eso cívicamente
hizo público su descontento ante la penetración marxista. Nunca
conspiró, habló claro y con firmeza a Fidel Castro y sus sicarios más
próximos, lo conversó con hombres de su confianza como Dionisio Suárez
y Pedro Armenteros.
Suarez recuerda que Matos dirigió una carta a Fidel Castro en la que
presentaban su renuncia, y para demostrar que su protestas no
promovía una insurrección, abandonó sus armas y le ordenó a los
militares bajo a su mando que hicieran otro tanto.
Armenteros afirma que el comandante interpretó el pensar y sentir de la
mayoría de los militares. Opina que el propósito de Fidel Castro era
fusilar a Matos porque cuando llegó al regimiento seguido de una turba
enardecida le echó el brazo sobre los hombros a Camilo Cienfuegos y le
dijo, "vamos a entregárselo al pueblo".
El compromiso de Matos fue hasta el final. Nunca temió las
consecuencias. El capitán médico Miguel Socarras le propuso sacarlo del
país en una avioneta y rechazó la oferta, otro capitán, Tuney Pérez
Álamo, se ofreció a comandar un ataque a la emisora de radio desde la
que Mendoza Reboredo pretendía desacreditar la figura del renunciante,
negándose tajantemente.
Aunque no hubo violencia no faltaron mártires. Pedro Armenteros recuerda
al capitán José Manuel Hernández, jefe del Tercio Táctico de Florida,
próximo a Matos, quien después de participar en un programa radial en el
que defendió al comandante y condenó a los comunistas, se suicidó.
Dionisio Suárez, compartía celda la noche de los sucesos con el sargento
jefe del puesto de Vertientes, José García León, cuando este abrumado
por el robo de los sueños de libertad y progreso por los que había
luchado, también se suicidó.
Huber Matos marcó una pauta indeleble en la lucha por la libertad y la
democracia en Cuba. Las consecuencias de su acción no violenta fue un
gesto de coraje y dignidad que demostró, a quienes todavía seguían
empecinado en darle una oportunidad de rectificación a los moncadistas,
que lamentablemente no quedaba otra alternativa que la confrontación,
independiente a los resultados que se fueran a cosechar.
Matos, independiente a virtudes y defectos, aciertos y errores fue un
hombre de una entereza admirable. Cumplió 20 años en prisión, algunos en
solitario, salió al exilio y siguió fiel a su compromiso de luchar por
la democracia en Cuba. Devoto a sus convicciones hasta el día de su muerte.
Para recordar este aniversario no hay decir mejor que el de Rogelio
Cisneros, quien fuera dirigente del 26 de Julio en Camagüey durante el
proceso insurreccional. Le expresó a un amigo el día de la
renuncia-protesta del Comandante, "aquí ya empezó la lucha hasta el
final contra el comunismo", una afirmación que se mantiene en pie 57
años después.
Source: Huber Matos - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/580a65403a682e0ae40f954b#.WAtcWeB976Q
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario