jueves, 21 de julio de 2016

Los pioneritos y la historia falsificada

Los pioneritos y la historia falsificada
El castrismo lo sabe: pocas cosas son más fáciles de manipular que la
mente de un niño
Jueves, julio 21, 2016 | Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba.- En días pasados finalizó en varias sedes habaneras la
Asamblea Nacional Pioneril, el máximo evento de la Organización de
Pioneros José Martí, que agrupa a los estudiantes de las enseñanzas
primaria y secundaria básica.

En la comisión que trató el tema de la enseñanza de la Historia, donde
estuvo presente la ministra de Educación, Ana Elsa Velázquez, los
planteamientos giraron en torno a cómo motivar más a los estudiantes
para que amen esa asignatura, y no solo memoricen su contenido para
aprobar un examen. Hubo consenso en que hace falta, entre otras cosas,
una mayor preparación de los profesores con vistas a contar una historia
más amena y objetiva.

Sin embargo, la intervención de un pionero holguinero, al cuestionar la
carencia de una bandera de la organización pioneril, nos dio uno de los
motivos de la aversión que sienten muchos cubanos, de todas las edades,
por la Historia: "¿Cómo es posible que no tengamos banderas de la
organización para izarlas cada mañana en la escuela si, por ejemplo,
nuestra enseña nacional nació en la manigua, bordada por mujeres, en
tiempos en que había menos recursos que ahora?" ("Cuando la ternura se
hace grande", periódico Juventud Rebelde, edición del 17 de julio)

Evidentemente, ese pionero ha recibido una historia falsificada. Porque,
si consideramos el nacimiento de una bandera como el momento en que fue
enarbolada por primera vez, entonces la enseña nacional cubana no nació
en la manigua, sino en la ciudad de Cárdenas, donde fue izada por el
general Narciso López en fecha tan temprana como el 19 de mayo de 1850,
ocasión en que ese poblado matancero quedó, por varias horas, libre del
dominio colonial español. Y fue bordada por mujeres, pero tampoco en la
manigua, sino en la emigración.

Narciso López nació en Venezuela a fines del siglo XVIII. En su país
combatió junto al ejército español, y al ser derrotadas las fuerzas
realistas se radicó en Cuba hacia 1823. Pero ya en la isla, en una
metamorfosis que nos recuerda la experimentada posteriormente por Máximo
Gómez, decidió dedicarse a liberar a Cuba de la metrópoli española. Con
ese fin huyó a Estados Unidos, desde donde organizó cuatro expediciones
armadas a la isla. En la última de ellas fue capturado por las
autoridades coloniales y ejecutado en garrote vil.

Por supuesto que la historiografía castrista ignora la epopeya de
Narciso López, al que considera un vulgar anexionista al servicio de
Estados Unidos, razón por la cual inventa mil subterfugios para
escamotearle al general venezolano la paternidad de nuestra bandera.

Pero los gobernantes cubanos se quedan sin argumentos para explicar por
qué los constituyentes de la Asamblea de Guáimaro, en 1869, determinaron
que la bandera de Narciso López fuera la que ofició como la enseña de la
República en Armas, en lugar de la de Carlos Manuel de Céspedes. Es casi
seguro que esos constituyentes portaran un criterio similar al de buena
parte de los historiadores de la Cuba precastrista, quienes consideraban
a López como "el más notable luchador al servicio de la libertad de Cuba
antes de la Guerra del 68".

Los pioneros y sus patrocinadores no tendrían que devanarse más los
sesos si quisieran realmente ir al meollo de la cuestión. La Historia
comenzará a ser amada cuando se enseñe de una manera objetiva, y no
según el prisma de los que hoy detentan el poder en la Isla.

Source: Los pioneritos y la historia falsificada | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/los-pioneritos-y-la-historia-falsificada/

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