sábado, 16 de julio de 2016

La guerra de las piscinas en Viñales

La guerra de las piscinas en Viñales
Fernando Ravsberg, julio 13, 2016

Emilia Díaz nació en el valle de Viñales, con apenas 12 años fue
alfabetizadora, después se hizo maestra, respondiendo al llamado de la
Revolución. Tiene un montón de títulos, reconocimientos y medallas
ganados a lo largo de su vida.

Vivió muy humildemente hasta que el gobierno le autorizó a alquilar a
turistas un cuarto de su casita. Junto con su hijo reinvirtieron todo lo
que ganaban en ampliar y mejorar la vivienda, hoy alquilan 5
habitaciones y tienen un restaurante.

Ariel Rodríguez es miembro del Partido Comunista desde hace 39 años, fue
dirigente político, combatió en Angola y preside la Asociación de
Combatientes de Viñales. También tiene la vida llena de diplomas y
medallas de reconocimiento.

La jubilación de Ariel no alcanza para comer todo el mes así que se
asoció con su hija y crearon dos pequeños hostales, en total 5
habitaciones. La apertura al trabajo privado les ha permitido
sobrevivir, crecer y convertirse en personas prósperas.

Son 2 de los cubanos a los que el gobierno provincial les retiró las
licencias de cuentapropistas por el "delito" de construir piscinas en
sus hostales. Gastaron miles de dólares y ahora les exigen que las
conviertan en cisternas o que las tapen con tierra.

Emilia y Ariel son gente integrada a la Revolución así que estaban
convencidos de que se trataba de un error. Fueron al Gobierno Provincial
y esperaron 24 horas para ser atendidos, durmieron en un parque
vigilados por la Brigada Especial de la Policía.

Cerrar las piscinas de Viñales parece una política tan estratégica que
se usan imágenes de satélite para detectar la ubicación y han creado un
pomposo "Grupo de enfrentamiento", para contrarrestar la acción de estos
"peligrosos" jubilados y sus familias.

Los afectados buscan una explicación, en el Partido Provincial les piden
paciencia, igual que en la Asamblea Nacional. En ese peloteo llevan 2
meses sin ingresos y no son los únicos, solo en casa de Emilia quedaron
desocupados 14 empleados.

Tocaron todas las puertas pero no encuentran una institución donde
reclamar sus derechos. "Nadie quiere meterse en candela" con el Partido
y el gobierno provincial, ni siquiera los medios de prensa nacionales, a
los cuales se les envió la información.

Finalmente escribieron una carta al propio Raúl Castro, donde le exponen
sus puntos de vista. Esperan que el Presidente intervenga y que el caso
se revea porque lo consideran discriminatorio, ilegal, antieconómico y,
sobre todo, muy irracional.

Creen que es una política discriminatoria porque en Viñales y en todo
Pinar del Río funcionan piscinas privadas sin que nadie los moleste,
algunas de ellas sin permiso legal para ejercer actividad económica, por
lo que ni siquiera pagan impuestos.

Sostienen su legalidad basándose en una resolución del Ministerio de
Finanzas donde se estipula el impuesto que deben pagar los
cuentapropistas por piscinas comerciales en Viñales, un polo turístico
vital para descongestionar La Habana y Varadero.

Tal vez sea tarea del Ministerio del Turismo explicar a los dirigentes
pinareños la importancia de las 1200 habitaciones privadas que se
alquilan en Viñales, un pueblo donde los turistas han tenido que dormir
en el parque por la escasa oferta hotelera del Estado.

Emilia Díaz me cuenta que su piscina la llenan con un pozo propio, hecho
por ellos mismos y que en su provincia no hay problemas de sequía. Las
dos albercas que vimos tienen sistema de reciclaje, lo cual permite usar
el mismo agua durante 2 años.

El periódico Escambray se pregunta "por qué si se trata de ahorrar agua
no se prohíben todas —incluso las inflables, la cuales se comercializan
en los centros comerciales—; y por qué se permite importar piscinas y
aditamentos para su construcción si después las declararán ilegales".

Lo irracional del asunto es que una vez cerrada la piscina se les
permite poner encima otra plástica, aunque sea de mas grande y sin tener
en cuenta que el consumo es mucho mayor porque se les debe cambiar toda
el agua cada semana.

Si estos cuentapropistas fueran considerados parte de la industria
turística no les cerrarían las piscinas, de la misma forma que no vacían
las de los hoteles y se construyen campos de golf, los cuales consumirán
más agua que todas las piscinas de Cuba juntas.

Si hay sequía, habría que cerrar todas las piscinas. ¿Por qué solo las
construidas desde determinada fecha?¿Por qué se cierran las de los
hostales y se mantienen abiertas las de algunos particulares?¿Por qué
unos tienen derecho a gastar agua y otros no?

La funcionaria del Partido Provincial con la que hablamos aclaró que el
asunto compete al Poder Popular pero Presidente de la Asamblea
Provincial nunca nos devolvió las llamadas. Demasiadas incoherencias y
secretos, algo huele mal y no es el agua de las piscinas.

Source: La guerra de las piscinas en Viñales | Cartas Desde Cuba por
Fernando Ravsberg -
http://cartasdesdecuba.com/la-guerra-de-las-piscinas-en-vinales/

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