domingo, 17 de julio de 2016

El camino hacia el oeste

El camino hacia el oeste
FERNANDO DÁMASO | La Habana | 17 de Julio de 2016 - 09:42 CEST.

El crecimiento de la ciudad hacia el oeste, cruzando el río Almendares,
se debe fundamentalmente a varias figuras principales: Ramón G. Mendoza
Pedroso, miembro de una familia que figuraba en primera fila en la
sociedad rica y elegante de La Habana, quien fuera el promotor del
reparto Miramar; el arquitecto Leonardo Morales Pedroso quien, junto al
también arquitecto José F. Mata, en composición de la empresa
constructora, proyectista y urbanizadora Morales y Mata, diseñara y
proyectara en 1911 el reparto Miramar y la 5ta. Avenida; el ingeniero
Luis Morales Pedroso, quien al separarse de la empresa Mata en 1917, la
integrara con su hermano, ahora como Morales y Cía., continuando la obra
de la anterior; y José López Rodríguez (Pote), un hombre de negocios
gallego, el cual logró acumular una enorme fortuna, y fue quien en 1921
ordenó construir y financió el hermoso puente de armazón de hierro que,
desde la calle Calzada, permitió atravesar el río y conectar El Vedado,
cerca del mar, con Miramar.

Oficialmente ese puente se denominó Puente Miramar, pero siempre fue
conocido como "el puente de Pote". Aunque anteriormente la Havana
Electric Railway Co. había construido dos puentes de tipo primitivo (los
de las calles Línea y 11) para el cruce de sus líneas (los tres puentes
se abrían por el centro para dejar pasar las embarcaciones que navegaban
por el río), y en 1909 se había construido un puente-viaducto de
mampostería sobre el río, que unía la calle 23 con la entonces Avenida
de los Aliados (Avenida 47 del reparto Kohly), fue el Puente Miramar o
de Pote el que aceleró el desarrollo del nuevo reparto. Y, al
construirse los dos túneles bajo el río en las calles Calzada y Línea,
fueron demolidos los puentes que se encontraban en las mismas, quedando
solo uno restaurado en la calle 11, conocido como el Puente de Hierro.

Con la construcción de la 5ta. Avenida y sus calles adyacentes y
transversales, más la torre-reloj y la hermosa Fuente de las Américas,
se desarrolló el reparto Miramar, que llegaba hasta la calle 42, donde
se encuentra situada desde 1928 La Copa, obra del escultor Oliva
Michelena. En él, a partir de 1918 edificaron sus lujosas mansiones las
familias más acomodadas de la ciudad, utilizándose diferentes estilos:
romano, renacentista, medieval, florentino, renacimiento español,
gótico y colonial, el cual no tuvo mucho éxito, pasando por el estilo
denominado "Morales o Vedado" (chalet de dos plantas inspirado en el
clasicismo francés o italiano, desarrollado por el arquitecto Leonardo
Morales primeramente en el reparto Vedado), hasta llegar al estilo
moderno, el cual se generalizó en las décadas del 40 y 50.

A Miramar le siguieron otros repartos en dos direcciones principales de
desarrollo: una desde Miramar hacia el oeste y el río Quibú, teniendo
como eje central la 5ta. Avenida (Querejeta, Náutico, Flores —antiguo
Alturas del Baltimore—, Jaimanitas, Barlovento y Santa Fe) y otro desde
Miramar hacia el suroeste (Alturas de Miramar, Kohly, La Sierra, La
Ceiba, Almendares, Ampliación de Almendares, Buenavista, Cubanacán
—antiguo Country Club—, Atabey —antiguo Biltmore— y Siboney). Todos
estos repartos históricamente formaron parte del antiguo municipio Marianao.

El actual municipio Playa incluye los repartos Miramar, Alturas de
Miramar, Almendares, Ampliación de Almendares, La Sierra, La Ceiba,
Kohly, Buenavista, Querejeta, Baja Santana, Juan Manuel Márquez, Playa
Santa Fe, Residencial Santa Fe, Atabey, Cubanacán, Flores, La Playa,
Náutico, Playa Cubanacán, Siboney, Jaimanitas, Alturas de Jaimanitas,
Playa Jaimanitas, Barlovento y Mayanímar. Se encuentra enclavado entre
La Puntilla, Ensenada de Portier, Playa Santa Fe, El Piche, Zamora, La
Ceiba y río Almendares.. Sus avenidas y calles principales son las
avenidas 1ra., 3ra., 5ta. y 7ma., y las calles 10, 19, 30, 31, 41, 42,
44, 60, 70, 84 y 120.

Entre algunas de sus edificaciones más importantes se encuentran la casa
de Alberto de Armas, conocida como la Casa Verde (1926); la de Francisco
Argüelles (1929), considerada la primera obra de estilo moderno
construida en Cuba; la de la Condesa de Buenavista (1929-30); la de Mark
A. Pollack (1930); la de Manuel López Cháves (1932), de Alberto
Kaffenburgh (1938) y la de Eutimio Falla Bonet (1939).

Entre 1940 y 1959, resaltan las residencias de Mariano Juncadilla,
María Melero, Víctor Pedroso Aróstegui, Alicia Amézaga, Eugenio Batista,
Ramón Grau San Martín (expresidente de Cuba, conocida como La Choza),
Max Borges, Alfred de Schulthness, Higinio Miguel, Antonio Barquet y
Stanley Wax.

También resultan interesantes las iglesias de Santa Rita, San Agustín,
Jesús de Miramar, San Antonio de Padua y Corpus Christi, la Iglesia
Luterana Sínodo de Missouri, la de La Anunciación y la de La Santa Cruz
de Jerusalem; los colegios, principalmente de hembras, del Sagrado
Corazón, las Ursulinas, Santa Ángela, del Corazón de María, la
Residencia Universitaria de las Madres Escolapias, la Ruston Academy y
la Merici Academy, la Havana Military Academy y la Universidad Católica
Santo Tomás de Villanueva, estas últimas para varones.

El municipio abunda en antiguos clubes: el Havana Yacht Club, el Casino
Nacional, el Havana Biltmore Yacht and Country Club, el Casino Español
de la Playa, el Havana Biltmore, el Miramar Yacht Club, el Casino
Deportivo, el Náutico, La Concha, y los clubes-balnearios de los gremios.

Allí abrían sus puertas también los más modestos cabarets de la bohemia
habanera, como Rumba Palace, El Niche, Pensylvania, Choricera, Panchín,
Pompilio, Los Tres Hermanos y la Taberna de Pedro, todos frente al Coney
Island Park, y muchos otros.

Podían encontrase allí el teatro Blanquita; los cines Miramar, Arenal,
Ambassador, Avenida y Cosmos; los hoteles Copacabana, Chateau Miramar y
Comodoro, y las Escuelas Nacionales de Arte (Artes Plásticas, Danza
Moderna, Ballet, Música y Artes Dramáticas).

En su territorio, perteneciente anteriormente al antiguo municipio
Marianao, se encontraban los laboratorios Kuba S.A, Embil y Brunshwig
y Cía.; Concreto Caribe S.A; la fábrica de tejidos Estrella S.A.; la
Bastov Products S.A., fabricantes del chocolate Kresto y de las
conservas de frutas Jals y Van-Del; la Compañía Goodrich Cubana S.A.; la
Nueva Fábrica de Hielo S.A., fabricantes de las cervezas Cristal,
Tropical, Tropical 50 y de la Maltina; la Cervecera Internacional S.A.,
fabricantes de la cerveza Polar y de la Trimalta; así como el
emblemático Cabaret Tropicana, el cual no se parece en nada a lo que un
día fuera.

Posteriormente a 1959 se han construido algunos edificios para hoteles,
inmobiliarias, comercios, centros de negocios, de investigaciones y
para la salud.

Algunos de los principales arquitectos e ingenieros de las obras
construidas en todos estos repartos fueron Jorge Luis Echarte, Leonardo
y Luis Morales Pedroso, José F. Mata, Rafael Goyeneche, Rafael de
Cárdenas —a quien se debe principalmente la expansión hacia el Country
Club—, Esteban Rodríguez Castells, Aquiles Capablanca, Eugenio y
Ernesto Batista, Mario Romañach, Najim Nepomechie, Max Borges Recio
—constructor de pequeños chalets para la clase media—, Víctor Manuel
Morales de Cárdenas, Fernando Salinas, Frank Martínez, Vicente Morales,
Enrique Borges, Nicolás Arroyo, Ricardo Porro, Vittorio Garatti, Roberto
Gottardi, Onelia Payrol, Sonia Domínguez y Antonio Quintana.

Playa ha sido concebido, principalmente, como un municipio para
diplomáticos, empresarios y turistas extranjeros y figuras relevantes de
la nomenclatura oficialista. Debido a ello, la mayoría de las mejores
residencias y apartamentos, abandonados en la primera década de los años
60 por sus propietarios originales, después de rehabilitados, han sido
arrendados a los primeros u ocupados por los últimos.

Esto lo hace diferente al resto de los municipios de la ciudad, por lo
general bastante deteriorados y empobrecidos. Si anteriormente estos
repartos del antiguo municipio Marianao, los denominados repartos de la
Playa o del Oeste, fueron habitados por las familias más pudientes de
entonces, 56 años después, superada rápidamente la utopía de entregarlos
como albergues a estudiantes traídos de las zonas rurales del país que
prácticamente los destruyeron, vuelven a ser habitados por los
representantes del poder, tanto político como económico.

Para los cubanos de a pie queda aún la posibilidad de visitarlos, acudir
a algunos de los que fueron clubes-balnearios de la playa, hoy bastante
alejados de sus buenos tiempos, y disfrutar, sólo mediante la
observación, de la belleza de los mismos y de su magnífica arquitectura,
convencidos de que no pueden habitar en ellos.

Source: El camino hacia el oeste | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1468593495_23870.html

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