viernes, 15 de julio de 2016

Defensa del ‘chusma’ que grita contra la dictadura

Defensa del 'chusma' que grita contra la dictadura

Los eufemismos de llamar a la dictadura 'gobierno' y al dictador
'gobernante' y el interés en educar al chusma despiertan sospechas
Con tanto afán de 'moderación' se quiere callar al exiliado que busca el
derecho a réplica
La oportunidad que brinda el espacio del exilio es gritar contra la
dictadura, lo que no puede hacerse en Cuba
ANDRÉS REYNALDO

Hay quienes le exigen al exilio que no sea estridente. Los exiliados no
pueden gritar. No pueden agitar las manos. No pueden, válgame Dios,
lanzar improperios contra la dictadura. No, nada de improperios contra
una dictadura de 57 años.

Al exilio hay que llamarlo "diáspora" y a la dictadura debe llamársele
"gobierno", "régimen", "largo gobierno". Pero nunca lo que es:
"dictadura". Por consiguiente, a Fidel y Raúl Castro debemos llamarlos
"gobernantes" y, si no apura el rubor, "presidentes".

Cuando gritas, cuando condenas, eres un extremista. Un torvo
representante del pasado. Un pobre diablo que ha mimetizado el
comportamiento de "la otra parte". Así, en clave esotérica, "la otra
parte". Vaya, que si cedes un milímetro a la indignación, te tienen que
retirar el micrófono. Te conviertes en un chusma sin derecho a réplica.

A mí, todo esto me da muy mala espina. Por muchas razones. Para empezar,
en Miami se grita contra la dictadura, precisamente, porque se puede
gritar contra la dictadura. Esa es una de las tantas oportunidades del
exilio. ¿Quién se atrevía a pedirles a los chilenos que no gritaran
contra Pinochet? ¿A los nicaragüenses que no gritaran contra Somoza?
¿Fue un error gritar contra Batista? ¿Nos salimos del virtuoso marco de
la civilización por pedir la cabeza de los tiranos?

Digamos, contra la abundante evidencia, que no hay mala fe en muchas de
estas personas, indígenas o forasteras, empeñadas en desarmar nuestra
añeja indignación. (Aunque siempre se atraviesa la quisquillosa
pregunta: ¿por qué alguien se tomaría el trabajo de querer desarmar
nuestra indignación?) Veámoslo, sencillamente, como una presunción
provinciana. El prurito de tertulia municipal de pedirme a mí, nacido en
Calabazar de Sagua y criado en La Habana Vieja, que me haga el sueco.

Aquí topamos con una fundamental dificultad de modelo. En Suecia, en
Dinamarca, en Francia, en Gran Bretaña, en España, izquierdas y
derechas, totalitarios y libertarios, ateos y creyentes, se gritan, se
manotean y se insultan con tal intensidad, con tanta mala leche, en
calles, cafeterías y parlamentos, que si no fuera porque hay ley
parecería que hubiera guerra civil.

En esas naciones ejemplares, así como en Estados Unidos, nadie se
preocupa demasiado para que su oponente baje la voz, deje de manotear y
no diga malas palabras. Basta que cada uno tenga derecho a su espacio.
En Miami, todos lo tienen. En la tele, en los periódicos. Los que
defienden la dictadura, los que defienden la dictadura aparentando que
están contra la dictadura y los que están (estamos) contra la dictadura.
Espacio sobra.

Entonces, considerando que el castrismo es la madre de todas las
dictaduras latinoamericanas, considerando que lejos de abrirse a su
pueblo está en plena consolidación de su transición dinástica,
considerando que en la isla tu vida y tu hacienda corren peligro si
llamas a las cosas por su nombre, considerando que Miami es el único
territorio cubano donde se disfruta de plena libertad de expresión,
viene a sonar un poco desconsiderado, si no francamente inmoral, que nos
traten de empañar la denuncia porque un locutor pega un grito, las
víctimas lloran y yo le ruego a la virgen que Raúl se caiga redondo.

En fin, que en vez de embarcarnos en la utopía de transformar la
naturaleza humana debíamos concentrarnos en transformar la naturaleza de
la dictadura. Tanto más aquellos que pretenden contener en su exquisita
mesura, su heroica vocación al diálogo y su inmutable afán de
reconciliación con los verdugos, el secreto de la salvación nacional.
Pero déjenme ventilar mi rabia. A puro grito. Con el gesto crispado.
Como un chusma con derecho a réplica.

Source: Defensa del 'chusma' que grita contra la dictadura | El Nuevo
Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-reynaldo/article89564042.html

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