lunes, 26 de mayo de 2014

Morúa, Yoani y la vieja represión

Publicado el lunes, 05.26.14

Morúa, Yoani y la vieja represión
ALEJANDRO ARMENGOL

Manuel Cuesta Morúa no nació a comienzos del pasado siglo. Tampoco en
Rusia. Ni en su infancia conoció las grandes estepas, la colectivización
forzosa, los enormes esfuerzos por industrializar el país. No es un
ciudadano soviético, ese país inexistente.

Sin embargo, ha sido acusado en Cuba, su patria, de un delito de la
época estalinista: "Difusión de Noticias Falsas contra la Paz
Internacional".

Ante acusación tan grave, y si uno desconoce lo que en realidad ocurre
en Cuba –algo no muy difícil de que ocurra debido a la confusión
internacional imperante–, lo primero es pensar que se trata de un
conspirador peligroso, un agitador exaltado o un personaje taimado y
siniestro.

Ocurre todo lo contrario. Cuesta Morúa es el más pacífico de los
opositores cubanos, un hombre tranquilo de hablar pausado y convincente,
que expone sus ideas sobre lo que considera debe ser el futuro
democrático de Cuba sin gritos ni aspavientos. Tiene una trayectoria
clara, no se le conocen trastiendas y se puede estar de acuerdo o no en
lo que dice, pero él lo dice sin ocultar nada, sin mentir y sin motivos
ocultos.

Sucede además de que Cuesta Morúa es escritor, analista político y su
actividad fundamental es el planteamiento y la discusión de ideas.

Sólo agregar un detalle: su pensamiento es socialdemócrata, por lo que
muchos en Miami recurren a las viejas categorías y lo encasillan como
"izquierdista". Y algo más: es negro.

Yoani Sánchez se ha convertido en la voz más popular en el exterior del
activismo ciudadano que busca el establecimiento de una sociedad civil
en Cuba, con un discurso que combina el uso de las nuevas tecnologías
con su visión generacional sobre la isla. Es, simplemente, una bloguera.
Puede considerarse una activista. Si se le llama disidente en la prensa
extranjera es como un recurso facilista, por recurrir a un concepto
conocido para sustituir una frase más larga.

Sánchez ha logrado caminar por la delgada línea de la expresión de sus
dudas y problemas –que son los de la mayoría de los cubanos– sin caer en
el discurso político contrarrevolucionario tradicional.

Cuesta Morúa y Sánchez no tienen que compartir las mismas ideas y
visiones en todo lo relacionado con lo que ocurre en Cuba y el resto del
mundo. Pero a ambos los une el interés y la pasión por divulgar la
verdad y el buscar cambios pacíficos en la isla. Ese delito, lo cometen
a diario.

A Cuesta Morúa se le aplicó una medida cautelar, que lo obliga a
presentarse todos los martes en una estación policial, hasta el día
presumible en que se le celebre juicio (aún no se ha fijado fecha). ¿De
qué se le acusa? Pues simplemente de intentar celebrar un Foro
Alternativo a la II Cumbre de la CELAC. Algo que se hace rutinariamente,
en cualquier parte del mundo, cuando se lleva a cabo una cumbre de
presidentes. Un tipo de evento que precisamente el gobierno cubano ha
alentado y financiado en otros países.

Yoani Sánchez acaba de crear algo que también cualquiera hace a diario,
desde la comodidad del hogar: crear un portal –creo que, de momento,
llamarlo periódico es un poco exagerado– para divulgar información. Aún
no ha sido acusada de nada, pero una sentencia se decretó a las pocas
horas de salida del sitio en internet: quienes viven en la isla no
pueden ver la página; para las computadoras de la isla no existe. Ha
sido bloqueada.

Lo curioso en ambos casos es que tanto es ridícula la acusación contra
Cuesta Morúa como artero el bloqueo al nuevo portal dirigido por
Sánchez, 14ymedio. En este último caso, la solución no ha sido la simple
censura sino una forma que intenta ser sutil, pero es igualmente burda:
el portal ha sido hackeado, y los usuarios que desde la isla intentan
acceder al mismo son redireccionados a Yoanislandia.com, una página
dedicada a difamar a Sánchez.

Eso, en Cuba, no se hace sin la autorización del gobierno, pero La
Habana ha decidido crear un compás de espera: ver la reacción
internacional al hecho y medir sus consecuencias. Analizar en la
práctica lo "dañina" que se puede considerar la información
suministrada. Es posible que esta situación cambie en el futuro o en
cualquier momento.

Sólo que con este hecho convirtieron en noticia no solo la salida del
portal, sino también su bloqueo. Las consideraciones sobre la calidad de
la información brindada quedan para otro momento.

Tacañería de un Estado que no admite la menor manifestación de
independencia, donde la función opositora ha evolucionado de un
enfrentamiento radical al desacuerdo, la disidencia y la simple búsqueda
de una vida propia. El gobierno de Cuba sigue sin permitir la menor
apertura, no sólo de un espacio político sino de información
independiente. Mientras algunos métodos represivos cambian de táctica
–detenciones por varias horas, advertencias–, el mecanismo de terror se
mantiene inalterable.

Source: ALEJANDRO ARMENGOL: Morúa, Yoani y la vieja represión - Opinión
- ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/05/26/1755353/alejandro-armengol-morua-yoani.html

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