Carta de cómo salvar una dictadura
[26-05-2014 11:38:09]
Julio M Shiling
Escritor y politólogo
(www.miscelaneasdecuba.net).- El Presidente Obama debe de haber recibido
ya, una misiva pública (abierta) solicitándole una ampliación
considerable de su política de relajar las sanciones contra la dictadura
castrocomunista. Sus promotores le piden, implícitamente, que lo ejecute
por decreto, sobrepasando así la rama legislativa. En otras palabras,
quieren que la Casa Blanca ignore la voluntad de la mayoría de los
representantes electos de los EE UU. Lo peor no es ni siquiera que los
firmantes de este documento le están, en efecto, planteando al jefe
ejecutivo norteamericano que atropelle el objetivo de la separación de
poderes y de la noción de frenos y contrapesos, dos baluartes de la
democracia estadounidense. Lo más repulsivo de esto es que la gestión
que están haciendo es una que sólo sirve los propósitos de la
supervivencia dictatorial en Cuba.
Leer la epístola es un aventurar olímpico en la ignorancia. Esto puede
ser la ignorancia de los autores o la suposición de una ignorancia por
parte del lector y de la opinión pública. Estoy más inclinado a apostar
que los artífices de esta carta están tirando su suerte por el segundo
variante. La estrategia calibrada detrás de esta hazaña audaz para
neutralizar el "embargo" (más bien "embarguito") contra el régimen
tiránico cubano, para ser exitosa, depende de una tergiversación de los
hechos, de la realidad, de la historia y de la naturaleza de dictaduras
como la que está en el poder en Cuba hoy. La premisa de depender de la
ignorancia del receptor, se refiere no a Obama sino al criterio popular.
Decir que el presidente norteamericano es ignorante sería excusarlo. El
record de esta administración en cuanto a la promoción de la democracia,
ha sido abismal. No hay razón por qué pensar que Cuba sería una
excepción en su gesta patética de relaciones exteriores.
Lo fundamental en la racionalización de esta estocada que busca
violentar el muro que le niega a la dictadura comunista en Cuba los
tesoros de la financiación, de la tecnología, de la legitimidad y del
comercio subsidiado por el contribuyente norteamericano, es el "ayudar"
a una sociedad civil imaginada. ¿Sociedad civil? ¿De qué sociedad civil
hablan? ¿Dentro de qué sistema? Si es que los diseñadores de esta trama
consideran que lo que hay en Cuba es una dictadura, pues la tienen que
haber confundido con Taiwán, Corea del Sur, Grecia, Chile o España, en
sus respectivas etapas no-democráticas. Hay que hacer la distinción que
en estos países que mencioné, que en determinados momentos padecieron de
regímenes dictatoriales, todas fueron dictaduras autoritarias.
En Cuba rige una dictadura de corte totalitario. Como tal, la sociedad
civil es prácticamente inexistente. La única institución que guarda
cierta semblanza, la Iglesia Católica, lamentablemente encuentra a su
liderazgo en una plena convergencia de intereses con el poder político
tiránico. De modo que la tesis de estimular la comercialización para así
abultar la sociedad civil y que esta ejerza presión sobre la clase
política para pavimentar el camino a la democratización, sólo funciona
en dictaduras autoritarias. China comunista y Vietnam son dos ejemplos
prototípicos de esa política de comercialización y conciliación aplicada
al modelo totalitario. Democracia cero y el régimen despótico más seguro
que nunca ha sido el resultado. ¿Eso es lo que quieren para Cuba?
La noción de una sociedad civil urge a priori condicionamientos. Tiene
que existir determinado y suficiente espacio no-gubernamental para poder
conducir un negocio. Entre esas condiciones están: la libre contratación
entre el patrón y el empleado, el acceso a mercados, a créditos y a
localización sin la presencia de un filtro político, derechos de
traspaso de propiedad y sobre todo, las condiciones legales donde una
rama judicial no es un peón de la cúpula dictatorial. En Cuba la
economía está controlada por un concesionario-en-jefe que es el
Partido/Estado comunista que sirve de agente de transacción para manejar
la empresa-isla de los Castro y compañía.
Todos queremos (al menos todos los que abrazan la libertad y la
democracia) una Cuba donde todos sus hijos puedan realizar sus sueños
con las amenidades de la modernidad. Querer para Cuba, algo que esté
desprovisto de la libertad plena, es complicidad con el sanguinario
sistema despótico. El embargo codifica esa exigencia de libertad antes
de abrir las arcas yanquis. Basta ya de hipocresía y de
descontextualizar la verdad. Cuba sí. Pero una Cuba para todos los
cubanos y libre. No sólo para los que se pliegan al poder dictatorial y
excusan o/y cometen la barbarie.
Source: Carta de cómo salvar una dictadura - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/53830b813a682e0f08a040c9#.U4MS1vmSwx4
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