Cuba: el otro bloqueo
Publicado el 30/Abril/2012 | 00:51
El absurdo bloqueo no logró su objetivo, pero el castrismo se victimizó
ante el mundo con ese pretexto
Xavier Neira Menéndez
xnm1947@hoy.com.ec
El bloqueo ha sido la muletilla que la dictadura cubana ha usado y
abusado para justificar la postración económico-social y el alarmante
atraso tecnológico de la Isla. El bloqueo fue impuesto por los EEUU
desde que Fidel Castro se declaró marxista-leninista y su enemigo,
habiendo confiscado propiedades privadas (estadounidenses o no). El
absurdo bloqueo no logró su objetivo, pero el castrismo se victimizó
ante el mundo con ese pretexto, aunque los EEUU representan solo un
tercio (33%) de la producción mundial, y los dos tercios restantes (66%)
provienen de Europa, el Asia y América Latina. Está probado que los
países de ese 66% pueden llegar a Cuba y comerciar sin problemas. La
pregunta clave -que por ignorancia o conveniencia no se hace-, es ¿por
qué no han llegado a Cuba? La respuesta es: por el otro bloqueo, el
bloqueo económico que impone un sistema político sin libertades ni
propiedad privada, con "democracia" de partido único y "prensa libre"
solo para Granma, el único diario autorizado. Lo demás está amordazado,
pese a tímidas iniciativas de cambio. Ese enfoque debió haber tenido la
Sexta Cumbre de Cartagena, que no logró una declaración final de los
presidentes, pues la mayoría de países apoya a ciegas la participación
de Cuba en las cumbres. Y esa ausencia se convirtió en la manzana de la
discordia. El presidente Correa, fiel a su lucha permanente contra el
tradicionalismo político, propuso a los miembros de al Alba que no
asistieran, pero fue desairado. Su inasistencia pasó desapercibida.
Cuba se aisló económicamente del mundo democrático, pues hizo carne, en
plena revolución, la convicción de que el intercambio con países
desarrollados no era beneficioso, sino engañoso y desigual, porque
-decían en Cuba- se practicaba en violación a elementales normas de
equidad que supone el comercio de bienes y servicios de usos distintos
pero de igual valor. En su antiyanquismo patológico, Castro aplicó la
teoría de León Trotsky según la cual las diferencias en los procesos de
acumulación de capital otorga a los industrializados un poder de dominio
sobre los subdesarrollados, condenándonos a ser beneficiarios marginales
del desarrollo. Ese complejo de inferioridad se denominó
-académicamente- "deterioro de los términos de intercambio", tesis
socialista que inspiró a la Cepal, y que fue abandonada hace tres
décadas por obsoleta. ya que sostenía que el intercambio de materias
primas (que exportamos) por productos terminados (que importamos)
representa para los industrializados una menor cantidad de fuerza humana
de trabajo, es decir de "valor-trabajo" del requerido en el país
subdesarrollado. Y eso, dice el castrismo, equivale a otra "forma de
explotación".
En su desprecio a la inversión privada, tildan de engañoso y fraudulento
el rol de progreso y bienestar que los Gobiernos "cipayos" le atribuyen
al capitalismo "imperialista", pues consolida la dependencia y
profundiza el subdesarrollo. Cuba, de resort de los gringos pasó a ser
de los soviéticos. Con esa mentalidad acomplejada se ha gobernado
totalitariamente. Eso retrata su tragedia -mezcla enfermiza de odios y
envidias- que ya no está solo en el rotundo fracaso socialista, sino en
el otro bloqueo y su consecuencia: la descomposición de la sociedad como
efecto de la terquedad -en lo que queda- del mito revolucionario.
¡Se impone una Cuba democrática! ¿Cuándo?
http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/cuba-el-otro-bloqueo-544803.html
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