martes, 16 de mayo de 2017

Para Cuba es la hora del ‘está bueno ya’

Para Cuba es la hora del 'está bueno ya'
JOSÉ MANUEL PALLÍ

El año en que nací se cumplían siete años de la conclusión de la Segunda
Guerra Mundial, guerra que signó mi niñez y juventud, no porque
estuviera fresca en la memoria de quienes me rodeaban ni porque fuera
noticia todos los días –no lo era, pues ya estábamos insertos en otra
guerra, la "Fría"–, sino porque a mí me parecía fascinante y leía
ávidamente todo lo que pasaba por mis manos relacionado con el triunfo
de los Aliados sobre el Eje. Viviendo en la Argentina, era muy difícil
encontrar gente que hubiera combatido en ella –salvo internándome en la
selva misionera en busca de criminales de guerra prófugos, algo
totalmente fuera del alcance de un teenager– pero un cubano brillante
que se llamó Martín Velilla nos dejó pensando durante días, a mí y a mis
amiguitos, al preguntarnos como creíamos nosotros que sería el mundo si
el Eje hubiera ganado la guerra. De más está decir que todos los chicos
sabíamos de que nos hablaba don Martín (aunque, como diría nuestro
tremendo presidente, ninguno conocía los detalles como yo, gracias a
Ernie Pyle, entre otros).

La mayor de mis hijas nació a comienzos de los ochenta. Cuando ya todos
mis hijos eran teenagers, nacidos y educados en los EEUU, una tarde se
me ocurrió preguntarles, a ellos y a sus amiguitos, lo mismo que me
había preguntado Velilla años atrás. A algunos de esos chicos de los
noventa les parecía increíble (por ajeno) que su país hubiera estado en
guerra con Japón, con Alemania y con Italia. En su mayoría ignoraban las
atrocidades que habían cometido los japoneses en el Asia y en el
Pacifico, aunque sí estaban al tanto del Holocausto –gracias a aquella
miniserie de TV y a las muchas películas que a cada rato abordaban ese
tema. El medio siglo transcurrido por entonces desde los bombardeos de
Hiroshima y Nagasaki, ponía una enorme distancia emocional entre esos
hechos de los años cuarenta y la capacidad de mis hijos teenagers y sus
amigos para valorarlos dentro de "su" realidad: los "aliados" para ellos
eran, justamente, Japón (flirteando en ese momento con el "sobriquet" de
primera potencia económica mundial, como China hoy) y Alemania.

Y hago esta observación no en son de crítica, sino porque me parece
natural y sano lo que acabo de describir, más allá de alguna deficiencia
de nuestro sistema educacional.

Pero señalo esto, fundamentalmente, porque algunos cubanos –sobre todo
en Miami– llevan mucho más de medio siglo emocionalmente empantanados en
un hecho histórico que no solo signa, sino que condiciona su vida
diaria, su capacidad de pensar sin dejar que sus emociones controlen sus
pensamientos.

El año en que nací, se cumplían cincuenta años del nacimiento de la
República de Cuba. En el colegio, a los niños cubanos nos enseñaban la
historia de Cuba y de sus próceres –lo mismo hacían con los suyos en la
Argentina a la que llegué justo en vísperas de su sesquicentenario como
nación– sin que fueran tema ni el resentimiento de los españoles
derrotados con vocación de recuperar lo que habían perdido, ni la
necesidad de desagravio de los descendientes de quienes fueron víctimas
de las atrocidades de Weyler y compañía. Y es que había pasado medio
siglo, y se imponía, supongo, el "está bueno ya"…

¿Cómo podemos hacer los cubanos de hoy para llegar a ese "está bueno ya"?

La explicación del senador Marco Rubio de su decisión de propiciar –y
monitorear– el proceso de paz en Colombia manteniendo la ayuda de los
EEUU a través del programa "Peace Colombia" demuestra que es capaz de
valorar la importancia del conocimiento directo de una situación (ha
viajado muchas veces a Colombia y ha visto su evolución in situ desde
los noventa hasta el presente) antes de decidirse por una política
determinada.

Y también demuestra que nuestro joven senador entiende la importancia de
la participación y el apoyo de los EEUU a procesos a veces largos y
frustrantes como lo es el de la pacificación de Colombia: "Todo esto es
resultado de la participación de los EEUU (engagement), no del
alejamiento" (disengagement), dijo el senador.

Su razonamiento y la receta que su razonamiento avala es la mejor
noticia que han recibido los cubanos–los de verdad, los que ponen a Cuba
por delante de sus rencores, frustraciones y despechos– desde el 17 de
diciembre del 2014.

Es, además, la ruta más directa para llegar al "está bueno ya"…

Abogado cubanoamericano, presidente de World Wide Title Inc.

Source: Para Cuba es la hora del 'está bueno ya' | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article150635012.html

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