Abusos e impunidad en el Vivac de La Habana,
2 Mayo, 2017 9:42 pm por Oscar Sánchez Madan
Cidra, Matanzas, Oscar Sánchez, (PD) El Vivac de Calabazar, centro de
detención ubicado en esta localidad de la capital cubana, se ha
convertido en un antro de tortura y perdición, a pesar de las labores e
iniciativas promovidas por el gobierno y la jefatura de la Policía
Nacional Revolucionaria (PNR) para mejorar allí la organización, la
disciplina y las condiciones de vida de los arrestados.
Dicha instalación acoge temporalmente a ciudadanas y ciudadanos
provenientes de las diferentes unidades de la PNR capitalina que serán
trasladados a prisiones para extinguir sanciones penales. También recibe
a personas que esperan para ser presentadas ante los tribunales o
deportadas a sus provincias de origen, tras ser declaradas "residentes
ilegales".
A pesar de que se trata de un centro moderno con mejores condiciones de
iluminación, ventilación y de que la alimentación es aceptable, al igual
que el suministro de ropa de cama, aseo, etc., la higiene, tanto en los
locales de alojamiento de los internos, como los utilizados por los
agentes del orden, es deficiente.
La instalación es custodiada por casi veinte policías de la brigada
especializada. Algunos de ellos maltratan de palabra y de obra a algunos
detenidos, mientras se dejan sobornar por otros que actúan como sus
colaboradores, (chivatos) que conforman una suerte de mafia utilizada
para doblegar a los internos rebeldes, desde la imposición de estados de
opinión que favorecen a la policía o mediante el empleo de la fuerza.
Para sobornar a los policías, dichos reclusos usan dinero, jabones de
baño, pasta dental y cajas de cigarrillos. El objetivo del soborno,
recibir un mejor trato de los guardias, a quienes llaman "padrinos" esto
puede revertirse en más visitas familiares con mayor tiempo de duración,
paseos hasta la enfermería como vía de relajación, trabajar en el
comedor y recibir mayor cantidad de alimentos, entre otros mínimos
beneficios.
Una muestra de abuso físico a los internos, lo constituye la golpiza que
le propinó el agente identificado con el número 04243 a un joven
afrodescendiente de cerca de 27 años durante la tarde del 27-04-2017 en
el destacamento 4. Tras derribarlo a puñetazos en el suelo, el
corpulento gendarme levantó al detenido y lo empujó con fuerza contra el
marco metálico de una puerta, el golpe dejó una herida en el rostro del
interno, entre las cejas de la que emanó abundante sangre. Tras caer el
piso, desmayado al muchacho le condujeron con urgencia a un centro de
atención médica.
Sobre este hecho reprobable no se realizó ninguna investigación. El
agente permaneció en su puesto de guardia, como si nada hubiera
ocurrido. Bueno resulta aclarar que el detenido nunca golpeó al policía,
ni le alzo la voz, antes, durante o después de la agresión.
Resulta alarmante el hecho de que la jefatura del Vivac conoce que dicho
oficial, (el agresor) es extremadamente violento y que debiera ser
atendido por un especialista ya que sufre un trastorno bastante notable.
Actúa a veces como el mejor de los amigos y de repente se transforma en
el más cruel de los sicarios.
Es hora que la jefatura de la policía en la capital preste más atención
a lo que ocurre en el Vivac. Tanto los agentes que custodian dicha
instalación, como quienes lo visitan en calidad de arrestados, son en su
mayoría jóvenes de la raza negra o mestizos de menos de cuarenta años de
edad. Debe llegar el día en que en dicho centro, la corrupción, los
abusos y la impunidad dejen de ser una asignatura permanente.
primaveradigital2011@gmail.com; Oscar Sánchez Madan
Source: Abusos e impunidad en el Vivac de La Habana, | Primavera Digital
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