La paradoja americana: libertad dentro de la coacción
JOSÉ AZEL
Laboratorios de democracia" es la expresión acuñada por el juez de la
Corte Suprema de EEUU Louis Brandeis, que ejerció entre 1916 y 1939. El
juez explicaba el federalismo como el reparto del poder entre el
gobierno federal y los gobiernos de cada estado de una forma que "un
estado puede, si sus ciudadanos lo deciden, servir como laboratorio; y
acometer experimentos sociales y económicos innovadores sin arriesgar al
resto del país".
El federalismo en Estados Unidos, como lo diseñaron los Padres
Fundadores, es un sistema jerárquico de gobierno bajo el cual dos
niveles de gobierno ejercen un rango específico de control sobre la
misma área geográfica. La Décima Enmienda de la Constitución de EEUU
estipula que "todos los poderes no delegados a los Estados Unidos por la
Constitución, ni prohibidos por ella a los estados, se reservan
respectivamente a los estados o al pueblo".
Se entiende que el federalismo es un modelo de gobierno caracterizado
por una división de poderes. Sin embargo, no es bien entendido que el
federalismo organiza sus dos mayores divisiones de gobierno –el central
y el de los estados– utilizando diferentes teorías del poder.
El estado central, como se enfatiza en la Carta de Derechos, se organiza
en relación a los valores de la teoría liberal de que los ciudadanos
tienen derechos inalienables que ningún gobierno puede quitarles. Por su
parte, los estados derivan su poder de una teoría política diferente
enfatizando el bienestar del pueblo (salus populi). Este principio
expresa que la sociedad sea meticulosamente regulada por el gobierno
bajo la teoría de que el bienestar del pueblo impera sobre los derechos
individuales. Esta es la paradoja gubernamental americana de libertad
dentro de la coacción.
Como americanos, aprendemos a vivir en este complejo rompecabezas de
libertades individuales dentro de la coacción. En ningún otro país el
gobierno central ha necesitado luchar más fieramente por su legitimidad
que en Estados Unidos. Esta lucha resalta cómo nuestras actitudes
personales hacia la libertad y la coacción cohabitan en nuestra mente
como controvertida paradoja. Somos una república que busca limitar el
poder central, pero aprueba el poder estadual.
La hostilidad antigubernamental de los Padres Fundadores se dirigió casi
exclusivamente hacia el gobierno central, que veían como una institución
externa y alejada del pueblo. Por otra parte, los gobiernos estatales
eran equivalentes a la población. Eran el pueblo. Así, en la visión de
los Padres Fundadores, los gobiernos estatales deberían tener la mayor
influencia en nuestras vidas diarias.
Constitucionalmente, el gobierno federal fue autorizado a asumir
solamente aquellas responsabilidades expresamente asignadas; todas las
otras eran dejadas a los estados. Pero la historia de los gobiernos
americanos muestra un constante deseo de expandir el poder del gobierno
federal mucho más allá de los límites constitucionalmente impuestos.
El Leviatán que es hoy el gobierno federal surgió del poder adquirido
por el gobierno central durante y después de la Segunda Guerra Mundial.
Antes de esa guerra, los estados contaban con el 60% del total de los
ingresos gubernamentales en EEUU. El sistema de impuestos masivos
establecido por el gobierno federal durante la guerra invirtió la
ecuación del poder monetario. Al final de la guerra, la parte de los
ingresos gubernamentales controlada por el gobierno federal se había
incrementado al 70% de los mismos.
Actualmente, el gobierno federal utiliza ese poder financiero para
imponer uniformidad en asuntos locales convencionales como velocidad
máxima para conducir o edad mínima para beber. Lo hace sin considerar
que, por ejemplo, Alaska y Florida son Estados muy diferentes con
diferentes necesidades, poblaciones y valores. Una ley federal que tenga
sentido para Florida podría ser absurda para Alaska.
Peor aun, la intrusión federal en el campo del poder estadual se consuma
adoptando la teoría del poder reservada para los Estados. Es decir, el
gobierno federal asume la teoría política de los Estados de que el
bienestar del pueblo reclama que la sociedad sea meticulosamente
regulada por el gobierno.
En este proceso perdemos nuestros laboratorios de democracia y nuestra
teoría liberal fundacional del poder, donde los ciudadanos tienen
derechos inalienables que ningún gobierno puede quitarles. Resolvemos la
paradoja: perdemos libertad, y quedamos solamente con la coacción.
Investigador Senior en ICCAS de la Universidad de Miami, y autor del
libro 'Mañana in Cuba'.
Source: La paradoja americana: libertad dentro de la coacción | El Nuevo
Herald - http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article144052069.html
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