La mentira 'buena' de la doctora Pogolotti
ORLANDO FREIRE SANTANA | La Habana | 26 de Abril de 2017 - 10:42 CEST.
La doctora Graziella Pogolotti, vicepresidenta de la Unión Nacional de
Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), se ha convertido en uno de los
"tanques pensantes" de la cultura oficialista cubana. Su columna
dominical del periódico Juventud Rebelde es reproducida cada lunes por
el periódico Granma, una acción que el órgano oficial del Partido
Comunista (PCC) no había llevado a la práctica con ningún otro escritor
o intelectual.
Los artículos de la también presidenta de la Fundación Alejo Carpentier
tratan con frecuencia sobre temas moralizantes, muy a tono con el
fenómeno de pérdida de valores que muchos especialistas creen observar
en la sociedad.
El pasado 16 de abril Juventud Rebelde publicó el artículo "Las
narizotas de Pinocho", en el que la señora Pogolotti la emprende contra
esa fea costumbre de ocultar la verdad, o decir lo que no es. Según sus
palabras "odié la mentira desde que tuve uso de conciencia propia, y la
experiencia de la vida me fue enseñando más tarde que el ocultamiento de
la verdad es fuente de conflictos de toda índole".
Sin embargo, la vicepresidenta de la UNEAC debe de haberse dado cuenta
de que semejante inflexibilidad podría no complacer totalmente al alto
mando de la nomenclatura raulista, y por tanto decidió mantener algún
resquicio en sus apreciaciones. En este caso para darle cabida a una
especie de mentira "buena".
Así escribió la doctora Pogolotti: "Claro está, ingenuo sería olvidar
que hay cosas que han de andar ocultas para garantizar el éxito de
estrategias de largo alcance. Son secretos que atañen al destino de una
colectividad y descansan en los estadistas que son sus representantes".
Más claro ni el agua. La señora Pogolotti ha retratado de cuerpo entero
—y por supuesto, apoyado— la maniobra realizada por Fidel Castro tras
su arribo al poder en 1959. Porque el máximo líder no solo mantuvo en
secreto sus verdaderas intenciones, sino que mintió reiteradamente
cuando declaraba que no era comunista. Es decir, que el objetivo de
establecer un régimen marxista-leninista en la Isla "justificó" la
mentira que Castro le profirió no solo al pueblo, sino a todas aquellas
fuerzas democráticas que lo ayudaron a conquistar el poder.
Una situación muy bien definida, entre otros, por el ensayista y
filósofo Jorge Mañach, quien en junio de 1961, ya en su exilio
puertorriqueño, escribió para la revista Bohemia Libre: "El
establecimiento de una república socialista popular en Cuba es una doble
traición. Primero, a la vocación histórica de Cuba, asociada a la de
todos los países americanos bajo el signo de la libertad, consagrada en
nuestra isla por medio siglo de luchas heroicas y el designio
democrático de nuestros padres fundadores. Después, es una traición al
mandato tácito que Fidel recibió cuando peleaba en la Sierra Maestra, y
a los convenios explícitos que firmó con otros grupos de la oposición".
Ignoramos cuáles hayan sido los libros de cabecera de la doctora
Pogolotti. Pero no dudamos que entre esos textos estuviesen El Príncipe,
Sobre el arte de la guerra, y Las Historias Florentinas, todos de la
autoría del historiador, filósofo y político italiano Nicolás
Maquiavelo, nacido en 1469 y fallecido en 1527.
Los libros de Maquiavelo insisten en los medios de que debe valerse un
gobernante con tal de mantener el poder. Medios que no necesariamente
tenían que respetar normas éticas. De ahí la famosa frase de que "el fin
justifica los medios".
Si, como se supone, la doctora Pogolotti pretendió continuar con su saga
moralizante por medio del artículo "Las narizotas de Pinocho", el
maquiavelismo contenido en ese texto acabó por arruinarle su propósito.
Como se dice vulgarmente, "el tiro le salió por la culata".
Source: La mentira 'buena' de la doctora Pogolotti | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1493051099_30607.html
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