Eliécer Ávila, el 'hombre nuevo' que se volvió opositor
Eliécer Ávila será doblemente castigado porque el poder actúa con más
saña contra los suyos cuando se rebelan
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | Abril 08, 2017
Caminar por las calles junto a Eliécer Ávila puede ser una tarea
complicada. Su rostro es muy conocido gracias a un video viral difundido
hace casi una década. Sin embargo, antes de que la fama llegara a su
vida, este joven nacido en Las Tunas era un hombre nuevo modélico: el
más acabado producto del adoctrinamiento ideológico.
Como todo niño cubano, Ávila gritó consignas en el matutino, participó
en incontables actividades de repulsa "contra el imperialismo" y soñó
con parecerse a Ernesto Guevara. Pero, mientras en la escuela le
enseñaban los logros sociales que el proceso revolucionario trajo a la
población, en su casa la realidad se obstinaba en mostrarse diferente.
Pobres, de una pobreza que aprieta la garganta, así son los pobladores
del Yarey de Vázquez, el municipio de Puerto Padre donde nació el líder
del Movimiento Somos+. Un lugar perdido en la nada, donde muchas
familias todavía hacen sus necesidades en letrinas y viven en casas con
techos de guano.
Rodeado de cerdos, gallinas y tedio, Ávila se percató de que la versión
oficial que le enseñaban no encajaba con su vida. Nació en 1985, en
mitad de esa "década dorada" en que la Unión Soviética apuntalaba a la
Isla y, apenas sabía caminar, cuando Fidel Castro mandó a cerrar los
mercados libres campesinos en medio del Proceso de Rectificación de
Errores y Tendencias Negativas.
A Eliécer Ávila le tocó llegar a la pubertad en el Período Especial. Con
la voracidad que aún conserva, se enfrentó muchos días de su
adolescencia al plato medio lleno o casi vacío. Cosió a mano los zapatos
con los que iba a la escuela, inventó todo tipo de "modelitos" con las
viejas camisas de su abuelo y apagó la luz a la hora de mostrarse en
ropa interior, para que no le vieran los remiendos.
Con un liderazgo natural, en el que se mezcla cierto humor y una
innegable capacidad histriónica para narrar anécdotas, el joven sorteó
aquellos años sin subirse a una balsa para escapar del país ni terminar
en la cárcel. Quienes lo conocían le auguraban un futuro de cuadro
político, debido a esa "labia fina" que le ayudó en las reuniones
estudiantiles y en las conquistas amorosas.
La suerte le sonrió poco después. Logró matricular en la Universidad de
Ciencias Informáticas (UCI) fundada en 2002, en plena Batalla de Ideas y
ubicada en el mismo lugar que una vez estuvo el Centro de Exploración y
Escucha Radioelectrónica conocido como la Base Lourdes, donde Rusia tuvo
hasta 2001 su mayor estación de espionaje fuera de sus fronteras. Una
escuela para que jóvenes confiables se convirtieran en soldados
informáticos de una Revolución que le teme a Internet.
Ávila lideró la Operación Verdad mientras estudiaba en la UCI. Su tarea
consistía en monitorear los sitios digitales y los blogs críticos con el
Gobierno. En aquellos espacios, el joven revolucionario afilaba su
arsenal de la lucha política que incluía desde el hackeo hasta el
fusilamiento de la reputación de quien llevara la contraria a la Plaza
de la Revolución.
Poco a poco, como ácido que se cuela por las rendijas, aquellos
argumentos que leía en la web comenzaron a calar en su mente y a
mezclarse con su propia inconformidad. Inquieto, en 2008 levantó la mano
para pedir la palabra durante una visita a la UCI del entonces
presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón. Los minutos que
siguieron a esa comparecencia pública marcaron el resto de su vida.
El video del encontronazo entre Ávila y Alarcón saltó al primer lugar
del hit parade de las redes clandestinas de distribución de
audiovisuales. Nadie quería perdérselo, en especial el momento en que el
líder del Parlamento justificaba las restricciones de viaje de los
cubanos con una posible congestión de los cielos si todos pudieran
abordar un avión.
Ahora, nueve años después, el joven activista prefiere que no lo llamen
como "Eliécer, el que debatió con Alarcón", pero el resto de su vida esa
será su más importante carta de presentación frente a millones de
cubanos. Su desafío del poder, con preguntas sencillas y voz firme, ha
sido uno de los gestos de rebeldía más certeros y mejor documentados en
casi seis décadas de castrismo.
Después de eso, recibió su castigo. Tras graduarse, las autoridades lo
enviaron a un remoto Joven Club de computación a purgar su atrevimiento.
Fue el momento decisivo en que decidió cruzar la línea roja hacia su
independencia. Dejó el sector estatal, fundó el Movimiento Somos+ y se
mudó para La Habana. Una osadía tras otra.
Los ataques le llovieron de todas partes. La Seguridad del Estado elevó
los grados de presión sobre su entorno, los líderes tradicionales de la
oposición le lanzaron dardos por advenedizo y no faltó quien asegurara
que solo se trataba de un topo de la policía política disfrazado de
disidente.
Desde entonces, Ávila ha tratado de dar forma a un discurso cívico que
echa mano de las nuevas tecnologías y de un lenguaje menos politizado,
más cercano a las preocupaciones de la calle. Pero, como todo disidente,
está atenazado por la ilegalidad, la vigilancia y el halo de
satanización que se impone a todo aquel que no aplaude al poder.
Los numerosos viajes al extranjero que ha realizado a partir de la
Reforma Migratoria de 2013 le han permitido conocer el mundo, solo para
descubrir que el más apasionante e indescifrable de los territorios que
le aguardan se ubica en la Cuba futura. Ese país con el que tantos han
soñado y que tanto se demora en llegar.
Recientemente fue un paso más allá y anunció que estaba preparado para
representar como delegado a los electores de su circunscripción. Una
posibilidad algo remota dado los aceitados mecanismos de control que
mantiene el oficialismo sobre las asambleas donde, a mano alzada, los
asistentes deben postular a los posibles candidatos.
Esta semana, el guajiro del Yarey de Vázquez ha cruzado otra línea. Una
protesta pública que protagonizó en el Aeropuerto Internacional José
Martí se ha saldado con el allanamiento de su casa, su detención y una
acusación por "actividad económica ilícita". El detonante fue el
decomiso de su computadora portátil en la Aduana cuando regresaba de
Colombia.
Ahora, es de esperar que el cerco alrededor del joven líder y de su
Movimiento Somos+ se siga cerrando. Nada molesta más a un sistema que ha
jugado con la alquimia social que el hecho de que una criatura de su
laboratorio ideológico se revire. Eliécer Ávila será doblemente
castigado porque el poder actúa con más saña contra los suyos cuando se
rebelan.
Source: Eliécer Ávila, el 'hombre nuevo' que se volvió opositor -
http://www.14ymedio.com/nacional/Eliecer-Avila-hombre-volvio-opositor-Somos_-Cuba-lideres-opositores-cubanos-Eliecer_Avila_0_2195780410.html
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