domingo, 5 de marzo de 2017

Estamos en presencia de un Gobierno populista?

¿Estamos en presencia de un Gobierno populista?
CARLOS ALBERTO MONTANER | Miami | 5 de Marzo de 2017 - 08:52 CET.

Hay que admitir que el populismo suele estar a la derecha y a la
izquierda. The Economist, la gran revista británica, describe
magistralmente la confusión. El presidente de Filipinas, Rodrigo
Duterte, que ha liquidado a cientos de vendedores de drogas, es
populista. Pero también lo es, y en grado sumo, el boliviano Evo (Ego)
Morales, cocalero inveterado que ha multiplicado por cuatro las tierras
dedicadas a ese cultivo.

El populismo son creencias y conductas que hermanan a figuras
erróneamente situadas en bandos opuestos. Fidel Castro, comunista hasta
el último minuto de su vida, y Juan Domingo Perón, cuasi fascista
formado en la Italia de Mussolini, en donde fue attaché militar del
Gobierno argentino, eran primos hermanos ideológicos y se profesaban una
mutua admiración.

El profesor de Princeton Jan-Werner Müller, en su breve libro What is
Populism, publicado en el 2016 por la University of Pennsylvania Press
de Filadelfia, se acerca al tema acertadamente. De sus páginas extraigo
11 categorías que distinguen a cualquier sociedad populista, pero hago
la aclaración de que no todos estos rasgos deben estar presentes para
calificar de esa manera a un gobierno.

Incluso, se puede ser un demócrata, como fueron el argentino Raúl
Alfonsín o el primer Alan García (o el primer Carlos Andrés Pérez), y
presentar características populistas. En todo caso, esos datos aislados
no son suficientes para calificar a un gobierno de populista. Es
necesario que coincidan seis o siete síntomas de los más graves para
determinar que se trata de un régimen de esa naturaleza.

Estos son los 11 rasgos definitorios:

1. Antielitismo: se culpa a la élite política, económica, o simplemente
urbana, de colocarse de espaldas a las necesidades del pueblo. En
Camboya llegaron a ejecutar maestros por saber leer y escribir. En
China, durante la Revolución Cultural de Mao, apresaron a personas por
llevar lentes. En Cuba hubo épocas, especialmente en los años 60, en que
el uso de corbatas equivalía a identificarse con la burguesía explotadora.
2. Exclusivismo: solo "nosotros" (quienes detentan el poder) somos los
auténticos representante del pueblo. Los "otros" son los enemigos del
pueblo. Los "otros", por lo tanto, son unos seres marginales a los que
se puede y se debe castigar.
3. Caudillismo: se cultiva el aprecio por un líder que es el gran
intérprete de la voluntad popular. Alguien que trasciende y supera a las
instituciones, y cuya palabra se convierte en el dogma sagrado de la
patria (Hitler, Mussolini, Perón, Fidel Castro, Juan Velasco Alvarado,
Hugo Chávez).
4. Adanismo: (por Adán) la historia comienza con ellos. El pasado es una
sucesión de fracasos, desencuentros y puras traiciones. La historia de
la patria se inicia con el movimiento populista que ha llegado al poder
para reivindicar a los pobres y desposeídos tras siglos de gobiernos
entreguistas, unas veces vendidos a la burguesía local y otras a los
imperialistas extranjeros.
5. Nacionalismo: una nefasta creencia en la propia superioridad que
conduce al proteccionismo o a dos reacciones aparentemente contrarias.
El aislacionismo para no mezclarnos y contaminarnos con los diferentes,
o el intervencionismo para esparcir nuestro "magnífico" modo de
organizarnos, lo que da lugar a sangrientas aventuras.
6. Estatismo: o la acción planificada del Estado, y nunca el crecimiento
espontáneo y libre de la sociedad y sus emprendedores, lo que
supuestamente colmará las necesidades del pueblo amado, necesariamente
pasivo.
7. Clientelismo: concebido para generar millones de estómagos
agradecidos que le deben todo al gobernante que les da de comer y acaban
por constituir su base de apoyo.
8. Centralización de todos los poderes. El caudillo o la cúpula
dominante controla el sistema judicial y el legislativo. La separación
de poderes y el llamado check and balances son ignorados.
9. Control y manipulación de los agentes económicos, comenzando por el
banco nacional o de emisión, que se vuelve una máquina de imprimir
billetes al enloquecido dictado del Ejecutivo.
10. Doble lenguaje. La semántica se transforma en un campo de batalla y
las palabras adquieren una significación diferente. "Libertad" se
convierte en obediencia, "lealtad" en sumisión. Patria, nación y
caudillo se confunden en el mismo vocablo y se denomina "traición
cualquier discrepancia.
11. Desaparición de cualquier vestigio de cordialidad cívica asociado a
la tolerancia y la diversidad. Se utiliza un lenguaje de odio que
preludia la agresión. El enemigo es siempre un gusano, un vendepatria,
una persona entregada a los peores intereses.

Ahora le toca a usted, lector, discernir si el Gobierno de su país es:
a) perdidamente populista, b) moderadamente populista, c) nada o casi
nada populista. Vale le pena hacer ese ejercicio.

Source: ¿Estamos en presencia de un Gobierno populista? | Diario de Cuba
- http://www.diariodecuba.com/internacional/1488675380_29415.html

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