Pa'trás como el cangrejo
ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES | Los Ángeles | 2 de Enero de 2017 - 08:40 CET.
Con la llegada del año nuevo lo normal es hacer planes para mejorar
nuestras vidas y desear que todo mejore "en este mundo cruel", para
decirlo como el poeta Campoamor.
Pero, ojo, digo normal, y Cuba no lo es. Allí el tiempo camina hacia
atrás como el cangrejo. Nada avanza, todo retrocede. Tanto, que en este
nuevo año los cubanos no viven mejor que en 1958, sino peor. Ni Haití
está en ese caso. El salario promedio de los haitianos duplica hoy el de
los cubanos.
Pese a su autoproclamada vocación revolucionaria, el régimen es el más
contrarrevolucionario de Occidente. Al iniciarse 2017 los cubanos no
pueden hacer planes (como no sea para abandonar el país), pues todo
depende de la voluntad de una élite político-militar, propietaria de la
nación, que toma las decisiones por sus 11.2 millones de habitantes.
Según el Banco Mundial, el porcentaje de personas que vive en
Latinoamérica con menos de 1.90 dólares diarios bajó del 18% en 1980, a
un 9% en 2015. Es decir, la pobreza extrema se redujo a la mitad en 25
años. En Cuba la pobreza, en vez de disminuir, aumenta cada año.
El BM también muestra que en 1960 el PIB per cápita en América Latina
fue de $2,900 dólares, y que en 2008, ascendió a $8,363 dólares. En
Cuba, el PIB per cápita es hoy menor que en 1991, último año de vida de
la Unión Soviética, y muy inferior al de 1958, cuando duplicaba al de
España e igualaba al de Italia.
En 1989, el país exportó bienes por 5.399 millones de dólares, y en 2015
por solo 3.900 millones de dólares. En 2016 produjo tres veces menos
carne y leche, y cuatro veces menos azúcar, que en 1958. Hoy tiene la
mitad de la masa ganadera de hace 59 años, con el doble de habitantes.
El colmo es que en la Isla se escucha todavía una consigna acuñada por
Fidel Castro: "Atrás, ni para coger impulso".
Buscando al azar retrocesos trascendentales, recuerdo la Rectificación
de errores y tendencias negativas, lanzada por Fidel en 1986. Entonces
se desmanteló el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía
(SDPE), una tímida copia del cálculo económico soviético, mediante el
cual se abrieron los mercados libres campesinos, se les dio cierta
autonomía a las empresas para autofinanciarse y para entregar estímulos
monetarios a los trabajadores. La producción de bienes y servicios
aumentó un poco y la población sintió un pequeño alivio con el llamado
"mercado paralelo" estatal.
Pavor a la perestroika
Pero Castro, muy asustado por los aires renovadores de la perestroika
que llegaban de Moscú, abolió los mercados campesinos y voló en pedazos
el SDPE. La economía entró en una recesión severa y la Unión Soviética
tuvo que aumentar sus subsidios.
Hoy, ante el agravamiento de la crisis económica y social debido a la
caída de las subvenciones venezolanas y la improductividad del sistema
comunista, el menor de los Castro —ahora dictador absoluto—, en vez de
avanzar y aflojar la mano a las fuerzas productivas, la aprieta más, recula.
En su discurso en la Asamblea Nacional el 27 de diciembre pasado, el
General espetó: "El líder histórico de la Revolución cubana nos legó su
ejemplo imperecedero, su irrenunciable optimismo y fe en la victoria. El
mejor monumento a sus ideales y obra es hacer realidad cada día los
postulados contenidos en su brillante definición del concepto de
Revolución."
Y adelantó que el número de cuentapropistas aumentará en forma
"paulatina". Actualmente hay unos 535.000 cuentapropistas, que
constituyen menos de un 10% de la población económicamente activa (PEA),
según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). O sea, el 90% del
total de la PEA, (unos seis millones de personas), trabaja para el
Estado, motivado para robar y vender en el mercado negro, o no trabaja y
vive de lo que "inventa" en la calle, o del dinero que le envían desde
el extranjero.
Devastador concepto de 'revolución'
Ese es el devastador concepto fidelista de "revolución" que su hermano
Castro II quiere preservar como un tesoro nacional. No importa que el
país suelte los pedazos, en ruinas. Así lo quiere él. Y punto.
Se cierran grandes agromercados de oferta privada, se pone un tope para
los precios de venta de los productos agrícolas, lo cual forzosamente
contrae la producción. Se persigue a los "carretilleros" y a los
comerciantes privados de productos agropecuarios, o de ropa importada,
se hacen redadas de vendedores ambulantes, etc.
El Gobierno alega que lo hace porque el pueblo lo pide. Falso. El motivo
es que la única forma de impedir que los precios suban es aumentando la
oferta y eso solo se logra con la privatización de las tierras y dejando
en manos privadas la tarea de alimentar a la gente.
Hasta el fundador del primer Estado comunista de la historia, Vladimir
Lenin, se percató de que el modelo estatista diseñado por Karl Marx no
funcionaba. En 1921 el genocida líder bolchevique lanzó la Nueva
Política Económica (NEP, en ruso), para poner fin a la hambruna que
estaba matando a millones de personas debido a la colectivización de las
tierras.
Se les dejó a los campesinos la tierra individualmente para que la
trabajaran y vendieran libremente sus cosechas. Surgieron pequeños y
medianos negocios privados no agrícolas. La producción agropecuaria y de
artículos de consumo se disparó. En poco tiempo el hambre casi
desapareció y el nivel de consumo en general de los soviéticos aumentó.
Pero Stalin, convertido en el nuevo zar obrero, desmanteló la NEP porque
era una "traición al comunismo". Y el hambre volvió a matar a millones
de familias. Unos 14 millones de soviéticos murieron de inanición hasta
1941, según un informe del PCUS en 1956.
Sin subsidios habría hambrunas
Si en Cuba no ha habido hambrunas es porque la Unión Soviética, y
Venezuela, le han regalado a los Castro más de 300.000 millones de
dólares. Con parte de esos 5.300 millones de dólares anuales como
promedio el Gobierno importa el 80% de los alimentos que consume el país.
Ya no hay URSS y Venezuela sufre la peor crisis de su historia. Cuba
depende cada vez más de Estados Unidos. Con la llegada a la Casa Blanca
de Donald Trump —con cubanoamericanos anticastristas en su equipo de
Gobierno—, algunos opinan que Washington debe continuar la política de
Obama para minar desde dentro al régimen y mejorar la vida de los cubanos.
Craso error. Si la dictadura sigue recibiendo favores y dinero sin hacer
nada a cambio Cuba se podría convertir en una restringida versión
latinoamericana de China, sin la libertad que hay en ese país asiático
para los negocios, y con un régimen militar más represivo que el de
Pekín. Eso no es lo que queremos los cubanos tras casi 60 años de
totalitarismo.
Con respecto a si Raúl Castro va a hacer cambios por voluntad propia, no
lo creo. Tiene vocación de cangrejo y habría que presionarlo. Aunque
esto de qué se puede esperar de las relaciones entre la administración
Trump y la dictadura cubana es un buen tema para otro artículo.
Source: Pa'trás como el cangrejo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1483341650_27811.html
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