Un diciembre sin Navidad ni Nochevieja
No hay luces, adornos ni rebajas; nada que pueda relacionarse con la
idea de celebración
Viernes, diciembre 16, 2016 | Ana León
LA HABANA, Cuba.- El pasado domingo, como todos los fines de semana, el
centro comercial Carlos III se convirtió en el punto de reunión, o la
opción recreativa de muchas familias cubanas. No iban de tiendas, como
suele suceder en los grandes malls de ultramar. Muy poca gente merodeaba
en el departamento de electrodomésticos y mueblería; no había un alma en
la tienda de lámparas y otros "lujos" domésticos, mucho menos en la
nueva y cara perfumería donde reposan, para encono del bolsillo
asalariado, los frascos de Chanel, Dior o Lancôme.
La multitud se concentraba en el área de gastronomía, la perfumería de
bajo costo en el mercado y varias colas desparramadas en puntos
estratégicos de la rampa, improvisados para la venta de manzanas, único
indicador de que se acercan las fiestas de fin de año. La rutina vencía
por knock-out a la excitación, la inventiva y la algarabía. El mismo
pollo frito rociado con cerveza, las pizzas medio crudas y un calor
insoportable. Sin novedad.
El mercado más grande de los municipios Habana Vieja y Centro Habana no
exhibe una sola alteración en la oferta. Las neveras se mantienen
repletas de hamburguesas, salchichas, picadillo de pavo y los escuálidos
muslos de pollo que la población persigue durante todo el año. En los
estantes refrigerados envejecen sospechosas variedades de queso y el
yogurt probiótico de Labiofam, el más caro de producción nacional.
No hay luces, adornos ni rebajas; nada que pueda relacionarse con la
idea de celebración, holgura o contento. La casi totalidad de los
alimentos y artículos de aseo que se comercializan en las tiendas
cubanas son importados; los que se producen en la Isla no son
suficientes. ¿Realmente se está trabajando para impulsar la producción
en Cuba?
El alza de los precios agropecuarios registrada este año, demostró que
el aporte nacional es limitado y en modo alguno puede comercializarse a
precios compatibles con el salario promedio de los cubanos. Remuneración
que, por demás, no percibirá un aumento significativo mientras no
crezcan los niveles de producción que permitan sustituir importaciones.
La vieja historia del huevo o la gallina.
Parece una broma de mal gusto, un incordio adrede el que la falta de
alimentos se haya generalizado en estas fechas, cuando la gente está
dispuesta a gastar un poco más. De pie ante las neveras, los cubanos se
dejan enredar por la falta de opciones. Orquídea Matos, una mujer de 58
años, murmura su incredulidad mientras sostiene un paquete de muslos de
pollo. "Esto es lo mismo que he comido todo el año, que Dios me
perdone", comenta a otra señora que asiente y se queja con menos
elegancia, mientras agarra y devuelve a su lugar un paquete de
hamburguesas y luego uno de salchichas, para finalmente decidirse por el
pollo, más saludable.
Al menos en Cuba, donde no hay guerras ni catástrofes que impidan
celebrar, diciembre se desliza en silencio, sin satisfacciones tras el
ciclo que concluye, ni nuevos planes para el próximo año, ni esperanza
en el porvenir. Unos pocos afortunados festejarán la bonanza individual;
pero no hay —ni se vislumbran en el horizonte— signos de una prosperidad
que llegue a toda la nación. En lugar de alimentos, los camiones
descargan cajas de cervezas y confituras importadas.
El año 2016 cerrará sin sobresaltos culinarios, redoblando el frío de
las neveras desiertas. La elección no puede ser más sencilla: cerdo o
pollo para quienes puedan permitírselo. Pero muchos no tendrán ni eso.
Habrá mujeres que —como en el monólogo de La Guamampola— tendrán que
amasar la harina, agregarle sazón completo y un pimiento, para poner en
la mesa frituras de carne del alma.
Source: Un diciembre sin Navidad ni Nochevieja | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/un-diciembre-sin-navidad-ni-nochevieja/
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