El precio de pertenecer a una familia de opositores: represión e
imposibilidad de trabajar
DDC | Guantánamo | 16 de Diciembre de 2016 - 21:51 CET.
Juannier Rodríguez Matos es un joven biólogo guantanamero que quiso
hacer el camino del sacerdocio, pero en cambio encontró la represión
del régimen.
En los últimos tiempos ha sufrido violencia física y varias detenciones
de corta duración. Asegura que siempre ha estado vigilado porque de su
familia forman parte varios opositores. Se describe como un hombre
cívico que defiende las libertades. Conversa con DIARIO DE CUBA después
de un violento arresto.
¿Qué sucedió durante la última detención?
El día 8 de diciembre me encontraba en mi barrio, en una zona cercana al
CUPET compartiendo con uno de mis primos y llegó el delegado del MININT,
Reinier López Carcasés, vestido de civil.
Cruzamos una palabras, se fue y a los 15 minutos llegaron las tropas
especiales, me montaron en el carro y me empezaron a golpear. Cuando yo
le dije que el comunismo se iba a caer en Cuba muy pronto, porque el
engendro del comandante en jefe había muerto, empezaron a decir que "con
el comandante no", y me golpearon más fuerte.
Estuve en un calabozo, todo molido. Me habían dado un apretón por el
estómago que me fui en vómitos. El domingo, trascurridas las 72 horas,
me liberaron con una multa de 1.000 pesos.
¿Cuáles son tus antecedentes con este oficial?
Este delegado del MININT fue quien firmó el día 12 de octubre una orden
de registro en mi casa, de donde se robaron una computadora, el
teléfono, mis libros, y yo le dije que él había sido partícipe de ese
robo. Se molestó y me dijo que me acusaba porque yo le dije ladrón.
Ese día me detuvieron hasta el 16 de octubre. El 17 fui a hacer la
reclamación de lo que me habían robado, dijeron que todo estaba
decomisado porque yo tenía propaganda enemiga y material subversivo.
Dices que estas detenciones no han sido las únicas en los últimos tiempos…
A la semana me fui a La Habana, soy católico, fui a ver a un sacerdote
dominico porque estaba haciendo un camino para entrar a un seminario,
cuyo camino se ha tronchado porque dicen que yo estoy en política.
De vuelta a Baracoa, me bajaron de la guagua y tres días más estuve
preso en Guantánamo, donde me amenazaron de muerte. Cuando yo les dije
que en Cuba iba a ver un cambio pronto, me dijeron que sí, que ellos
estaban convencidos de eso, pero que me aseguraban que yo no lo iba a
ver ni disfrutar.
¿Querías entrar al sacerdocio? ¿Has abandonado la idea?
Yo estaba haciendo un camino con los dominicos en La Habana, la Orden de
los Predicadores. Pero como fui expulsado por dos años de la Universidad
de Santiago, el que es hoy arzobispo de Camagüey, Wilfredo Pino Estévez,
me dijo que no podía entrar al seminario porque tenía problemas
políticos, que esperara un tiempo.
En aquel momento, el prior superior de la Orden de los Predicadores en
Cuba llamó a Pino Estévez para interesarse por mí, porque él era el
obispo de la diócesis de Guantánamo-Baracoa, pero no hubo solución.
Estoy buscando en América Latina otra posibilidad, en Cuba va a ser
imposible. Aquí no quieren seminaristas ni curas que asuman posturas
cívicas contestatarias contra el sistema.
¿De dónde salen esas posturas contestatarias contra el sistema?
Yo hice periodismo independiente año y medio con Palenque Visión,
después que fui expulsado en 2013 de la Universidad, pero nunca he
pertenecido a ninguna organización opositora. Soy un simple ciudadano,
un hombre cívico que defiende la libertad.
¿Te expulsaron de la Universidad, pero pudiste terminar la carrera?
Estudié Biología pura, sí, me gradué después de dos años, bajo amenaza
prácticamente. Tuve que ir a la oficina de la Seguridad del Estado de
Santiago de Cuba en 2015 y amenazar con que iba a tomar la Universidad
con una huelga.
Me gradué a puertas cerradas, pero no he encontrado trabajo en ningún lugar.
Lo que hago es irme al monte y trabajar con una especie endémica de
caracoles y tomar datos por mi cuenta a ver si puedo publicar resultados
en alguna revista.
Soy primo de Ernesto y Rolando Rodríguez Lobaina, de la Alianza
Democrática Oriental. Mi familia siempre ha sufrido la represión, mi
padre ha sido perseguido siempre. Y la represión hacia mi persona se
agudizó estando en la universidad.
¿Por qué?
En 2011 me reuní con otros jóvenes en Baracoa para enviar una carta al
arzobispo canadiense Marc Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión
para América Latina, que venía a Cuba con el papa Benedicto XVI.
La Seguridad del Estado se apareció en mi casa y amenazó a mis padres
con que si entregaba la carta podía perder mi carrera.
Desde entonces empezó la vigilancia. Finalmente decidieron la expulsión
por reincidir en indisciplinas y porque la Universidad en Cuba era para
los revolucionarios. Escribí al ministro de Educación, a la UNESCO, por
gusto. Dos años después fue que pude graduarme y ahora sigo en el aire y
expuesto a una represión constante.
Source: El precio de pertenecer a una familia de opositores: represión e
imposibilidad de trabajar | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1481921470_27424.html
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