Desfile de modelos II: la salud en Cuba
JOSÉ MANUEL PALLÍ
Pensar en la medicina y la salud en Cuba exclusivamente en función de la
propaganda a favor y en contra de lo hecho en la isla a partir del 1 de
enero de 1959 es pensar en función del simplismo al que nos conducen los
habituales talking points de los propagandistas de uno y otro lado.
Cuba siempre tuvo médicos de primera línea, antes y después de la
Revolución. Uno de ellos, el Dr. Virgilio Beato, cumple sus primeros
cien años de vida en este mes de diciembre del 2016. Beato ha cabalgado
entre dos siglos que han visto a los cubanos divididos y desperdigados
por el mundo, pero sigue siendo un abanderado de esa buena medicina que
siempre caracterizó a su patria (además de un formidable exponente de la
cultura cubana en general, pues su mente y su visión abiertas y su
actitud frente al mundo es la de un hombre del Renacimiento).
Existen estadísticas –reconocidas prácticamente por todo el mundo menos
por algunos de mis vecinos en Miami– que avalan la exitosa gestión de la
salud pública en la isla desde 1959, aun con altibajos entre distintas
épocas. Esas estadísticas colocan a Cuba muy por encima de la mayoría de
los países en vías de desarrollo.
Existen también indicios de un declive en la formación de los médicos en
Cuba en años recientes, aun en la muy celebrada Escuela Latinoamericana
de Medicina, donde se forman, gratuitamente, médicos de muchas
nacionalidades. Y en el plano del derecho laboral, el contexto de las
también celebradas misiones de médicos cubanos al exterior deja mucho
que desear (para algunos estudiosos del tema son esas misiones la causa
principal del reciente deterioro del sistema de salud en la isla).
Pero concentrarnos exclusivamente en lo negativo (o en lo positivo, para
el caso) no es más que hacerle el juego a quienes pretenden mantenernos
divididos y dispersos a los cubanos. La gratuidad tanto de los servicios
médicos como de la enseñanza misma de la medicina hace de la isla una
anomalía, no por eso menos encomiable.
Según otro médico cubano, en este caso un joven –porque lo sigue siendo,
al igual que el Dr. Beato– de 92 años, el Dr. Antonio Gómez-Valdez, que
permaneció en Cuba ejerciendo la medicina y enseñándola hasta que
finalmente recaló entre nosotros hace ya unos años, la gran diferencia
entre la medicina en Cuba y aquí en los EEUU –más allá de la gratuidad–
es que la atención al paciente en Cuba es mucho mejor. Aquí en los EEUU
la medicina es estrictamente un negocio, según don Antonio.
El Dr. Gómez-Valdez no ha dejado de investigar –una de sus pasiones como
médico– y está abocado a patentar un tratamiento para el Alzheimer con
el que ha experimentado desde de sus épocas de médico en la isla.
También he tenido el privilegio de conocer a médicos y científicos
formados en Cuba especializados en inmunología –al mejor estilo Finlay–,
que ahora desde este lado del estrecho siguen a la vanguardia en la
prevención de enfermedades como el dengue y el zika, y es que el énfasis
en la prevención es otra de las características de la medicina cubana.
En lugar de concentrarnos en lo malo que nos divide –como en un reciente
aquelarre del anticastrismo celebrado en esa usina de los miedos y la
polarización que es el Heritage Foundation, con la participación de las
mismas figuritas o brujitas desacreditadas de siempre, con los mismos
devaluados talking points de hace décadas– los cubanos tenemos que
concentrarnos en rescatar lo bueno que nos pudiera comenzar a reunir, y
hay mucho de bueno en el campo de la medicina cubana que nos puede
servir de basamento para la Cuba que queremos construir.
Es un deber de TODOS los cubanos pensar el futuro de Cuba
constructivamente, pues todo cubano está en condiciones de aportar algo
a ese futuro mejor, incluidos los doctores Beato y Gómez, que lo hacen a
diario.
Abogado cubanoamericano, presidente de World Wide Title Inc.
Source: Desfile de modelos II: la salud en Cuba | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article121783373.html
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