domingo, 18 de diciembre de 2016

Castro y la dignidad humana

Castro y la dignidad humana
13 diciembre, 2016 9:12 pm por Mary Anastasia O' Grady

New York, USA, Mary A. O'Grady, (PD) Dejando de lado las celebraciones
en las calles de Miami, la reacción más generalizada entre los cubanos a
la muerte de Fidel Castro, dentro y fuera de la isla, parece ser el
alivio. Uno de los mayores narcisistas de la historia, padre de casi 60
años de tormento nacional, ha regresado al polvo del que vino. Eso es un
consuelo.

Castro dejó a una otrora tierra próspera y prometedora en una pobreza
abyecta. Pero su legado es mucho peor que la ruina material de un país.
Su apetito insaciable de poder absoluto quedó demostrado en una obsesión
con cazar hasta el último inconforme, quitándole a la población su
dignidad humana.

Vale la pena recordar esta realidad en momentos en que el mundo ofrece
retrospectivas sobre la vida de Castro, casi siempre agregando que el
tirano le dio a Cuba un gran sistema de salud. Si eso fuera cierto no
justificaría su brutalidad. Y no es cierto, como descubrimos en 2007,
cuando los doctores cubanos cometieron errores en su tratamiento por
diverticulitis y un especialista español tuvo que viajar para salvarlo.
La verdad es que al régimen la vida humana le importa un comino.

A Castro lo propulsaba una ambición maniática de poseer y dominar el
alma cubana. No hay lugar donde se aprecien más las consecuencias que en
las altísimas tasas de aborto del país. En un artículo del 22 de
noviembre para el sitio Cubanet, el periodista independiente Eliseo
Matos citó un estudio de abortos realizado por los doctores cubanos
Luisa Álvarez Vásquez y Nelli Salomón Avich. Hallaron que desde 1980, un
tercio de los embarazos cubanos han sido interrumpidos.

Igualmente perturbador es que las tasas de aborto son altas entre las
adolescentes y a menudo son exigidas por el Estado. No hay que ser
religioso para ver esto como una crisis existencial nacional, una
reflejo de una sociedad que lucha contra el nihilismo.

Esto no sucedió de la noche a la mañana. Es el resultado de décadas de
vivir bajo una dictadura que exige la total sumisión a la voluntad de
una persona.

En una entrevista de 1986 con Los Angeles Times, Armando Valladares,
quien fue prisionero de Castro durante 22 años, describió el uso por
parte del régimen de "celdas cajón" en sus mazmorras. Cinco o seis
prisioneros eran confinados por días en estos estrechos espacios de 1,8
metros de largo. "Tenían que sentarse con las rodillas contra sus
cuerpos. No había espacio para moverse; los prisioneros tenían que
orinar y defecar ahí", explicó Valladares.

Todo tipo de tortura era usada con el fin de "romper la resistencia del
prisionero", dijo Valladares. Si un prisionero decía que "estaba
equivocado, negaba sus creencias religiosas, asegurando que provenían de
la edad obscura y si admitía que ahora entendía que el comunismo era la
solución para los problemas de la humanidad y deseaba la oportunidad de
reingresar a la nueva sociedad comunista, entonces podía salir de la
celda y pasar a una granja de reeducación".

No podía haber un mayor poder, nadie más adorado que Fidel. Dios era un
problema, así que los sacerdotes y monjas fueron apresados y exiliados,
la religión fue prohibida y el régimen hizo todo lo posible para
destruir a la familia cubana.

En 1997, la navidad fue legalizada y las iglesias católica y protestante
lentamente han ganado cierto espacio. Pero esto fue permitido siempre y
cuando las enseñanzas sobre lo sacro de la vida humana no interfieran
con el control del régimen. Por lo tanto, el cardenal Ortega de La
Habana se distancia del grupo disidente de mujeres católicas conocido
como las Damas de Blanco, pese a que frecuentemente son golpeadas en las
calles.

En un sistema en el que todos deben someterse al Estado, no es una
sorpresa que las tasas de aborto sean particularmente altas entre las
adolescentes. Los niños aprenden sobre sexualidad humana de sus maestros
comunistas, en términos puramente mecánicos, por supuesto. Generaciones
de adolescentes han sido alejadas de sus familias y enviadas a campos de
trabajo como parte de su adoctrinamiento.

Como Valladares escribió en The Wall Street Journal en mayo de 2000,
"lejos de toda supervisión paterna por nueve meses, los niños sufren de
enfermedades venéreas, así como embarazos adolescentes, que
inevitablemente terminan en abortos forzados". Otra razón de las altas
tasas de abortos adolescentes es que prostitutas adolescentes ahora
ocupan las calles de La Habana, trabajando para ganan divisas
extranjeras de los turistas.

El aborto también es una herramienta clave del régimen para su "salud".
Cualquier embarazo considerado como riesgoso es terminado
inmediatamente, una decisión que toma el Estado. Esto reduce la tasa de
mortalidad infantil, la cual es usada por Cuba para impresionar al mundo
con su "progreso".

Sin embargo, Cuba no ha logrado nada especial respecto de la mortalidad
infantil. En una entrada de blog del 1 de diciembre en el sitio web
HumanProgress del Instituto Cato, Marian Tupy señaló que entre 1963 y
2015, la mortalidad infantil en Cuba cayó en 90%, mientras en Chile bajó
en 94%. En Latinoamérica y el Caribe en general ha caído 86%.

El único logro singular de Fidel Castro fueron 57 años de represión que
buscaron exterminar cualquier significado de la vida de aquellos que
vivían bajo su yugo.
O'Grady@wsj.com; Mary Anastasia O'Grady

Source: Castro y la dignidad humana | Primavera Digital -
http://primaveradigital.org/cubaprimaveradigital/castro-y-la-dignidad-humana/

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