viernes, 14 de octubre de 2016

Un duro oficio

Un duro oficio
El Gobierno cubano ha transformado el original celo gremial del oficio
en censura y represión: a los informadores independientes no solo se les
prohíbe, también se les encarcela
Redacción CE, Madrid | 14/10/2016 10:11 am

Duro oficio el periodismo. ¿O no? Depende. En México es decididamente
una labor peligrosa, así como en muchos países latinoamericanos. En Cuba
le ha costado largas condenas a algunos, aunque luego se han beneficiado
con una especie de amnistía que no es tal, como durante los diversos
procesos de excarcelación de las víctimas de la ola represiva conocida
como la "Primavera Negra".
El problema del periodista en un país totalitario o autoritario es que
casi siempre tiene pocas ventajas y grandes limitaciones.
Desde el punto de vista de la práctica y preparación, en una nación
democrática no hay graves problemas.
No es un oficio especialmente difícil de desempeñar, que requiere largos
años de aprendizaje. Digamos que alguien con conocimientos elementales
de gramática y una cultura general de lo que ha ocurrido en el mundo
—sabe, por ejemplo, que Colón "descubrió América"— puede convertirse en
periodista en menos de seis meses. No necesita más.
Claro que ser un buen periodista o un notable periodista investigativo o
un destacado articulista es otra cosa, pero eso pasa en todas las
profesiones.
En Cuba la profesión de periodista se quiso preservar siempre con un
"carnet" —en Centro y Suramérica también—, y el apego a dicha norma —no
libre por otra parte del objetivo de preservar la entrada a la
profesión— permitió que algunos buenos periodistas cubanos no fueran,
durante una época, periodistas autorizados.
Tal el caso de Guillermo Cabrera Infante.
El exilio de Miami ha reducido la pompa y circunstancia de pertenecer al
oficio a un simple banquete anual, al que asisten muchos de los que en
esa ciudad no ejercen realmente el oficio, pero nada hay de extraño en ello.
El Gobierno cubano ha transformado ese celo gremial en censura política.
Ahora, tras el paso del huracán Matthew por la Isla, no solo ha
prohibido sino arrestado a quienes han tratado de brindar información de
forma independiente.
Lo primero a señalar es que la cobertura, por parte de la prensa
oficialista, ha sido tan deficiente como cabría esperarse: del ditirambo
al silencio poco se ha avanzado en este sentido. Y la de los
corresponsales extranjeros casi inexistente.
Así que, desde el punto de vista noticioso, es lógico esperar que mucho
ha quedado sin cubrir.
Pero para el periódico Granma este intento es simplemente una "provocación".
Los que de forma independiente buscaron información fueron en realidad
una especie de agentes espías: "Realizaron actividades, en las cercanías
de la ilegal Base Naval que Estados Unidos mantiene en la provincia de
Guantánamo, en contra de la voluntad de su pueblo, y que nada tenía que
ver con las zonas más dañadas por el huracán", considera Granma.
Cabe preguntarse si ese ejercicio recurrente a la torpeza no termina por
causar daños celébrales permanentes a quienes lo realizan. Pero
afortunadamente no es así. En muchos casos terminan en Miami y con un
poco de suerte se reincorporan a labores distintas pero similares.
Mientras en el periódico Granma del jueves se escribía en contra de
quienes "actuaron sin autorización previa, como lo exige un momento de
contingencia y en el cual el país tomó todas las medidas como
corresponde a una situación emergente igual que lo hacen todas las
naciones del mundo", en Cubadebate se enfatizaba que la "autonomía para
actuar fue probablemente una condición que permitió la fusión eficaz de
la prensa a la estrategia nacional de enfrentamiento al huracán".
E incluso se iba más lejos en Cubadebate: "La experiencia mediática más
reciente confirmó virtudes frente al vendaval y frente al modelo de
prensa dominante en Cuba, regido tradicionalmente por un método o estilo
de administrar la información, cuya ineficacia y agotamiento argumentó
Julio García Luis en el libro Revolución, socialismo, periodismo".
La contradicción se entiende cuando se sitúa a la prensa oficial cubana
en una posición plenamente defensiva. Y ello es un logro no solo de los
periodistas no gubernamentales y sitios como 14ymedio y CubaNet, sino de
los cambios que determinan el ejercicio de la labor en el mundo de la
Internet y los teléfonos móviles o celulares. Y contra los cuales el
Gobierno de La Habana carece de argumentos más allá de la burda
represión, y se contradice en sus propios medios noticiosos.

Source: Un duro oficio - Noticias - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/noticias/un-duro-oficio-327172

No hay comentarios:

Publicar un comentario