viernes, 14 de octubre de 2016

Refugiados y ayunos en Uruguay

Refugiados y ayunos en Uruguay
La nación sudamericana parece no tener suerte con los que acoge
Jueves, octubre 13, 2016 | Miguel Saludes

MIAMI, Estados Unidos.- Uruguay parece no tener suerte con aquellos a
quien da refugio. Al menos es lo que reflejan diferentes experiencias,
ocurridas en distintos tiempos y bajo diversas circunstancias.

Una de ellas ocurrió en 1999, cuando la república oriental acogió un
grupo de cubanos estancados en la base naval de Guantánamo, quienes no
recibían el visto bueno por la parte norteamericana para entrar como
refugiados a Estados Unidos. Montevideo les abrió las puertas y a poco
comenzaron los problemas.

A pesar del reconocimiento que los isleños dieron del trato recibido en
tierras uruguayas, sus demandas para recibir la visa estadounidense no
dejaron de hacerse sentir. Estas fueron acompañadas de un ayuno
colectivo y de una encadenada masiva a la verja de la embajada del país
norteño en el país sudamericano.

Según testimonio de una conocida uruguaya, el espectáculo resultó harto
grotesco para una sociedad que había visto como los refugiados recibían
la ayuda imprescindible para su inserción, que muchos nacionales no
percibían teniendo necesidad. Pero al final se impuso el deseo de los
emigrantes en su objetivo aparente de reunificación familiar y la
sensación de que no existen otras tierras de libertades más allá de los
límites de Miami.

La historia se repitió al cabo de los años con familias sirias
asentadas en Uruguay, una de las pocas naciones que ha aceptado dar
espacio a quienes huyen de los infortunios de la guerra y la muerte en
el Medio Oriente. Las protestas en esta ocasión se producen por
cuestiones culturales, religiosas o lingüística. Las quejas proliferaron
pero sin llegar a la privación alimenticia.

El último episodio se ha producido con otro grupo de protegidos. Se
trata de la huelga de hambre protagonizada por Abu Wa´el Dhiab, uno de
los seis exprisioneros de Guantánamo que llegaron a Uruguay por un acto
humanitario del entonces gobierno de José Mujica (el exmandatario dice
que en realidad el gesto fue para obtener como reciprocidad de la parte
norteamericana la compra de un cargamento de naranjas). Abu no fue el
único problema del grupo. En el 2015 cinco de ellos montaron una
acampada frente a la sede norteamericana pidiendo que la parte uruguaya
diera más asistencia a sus necesidades. Hubo otros problemas: matrimonio
con nacionales siguiendo el rito islámico dejando a un lado el
casamiento civil exigido por las leyes del país, acusaciones de
violencia doméstica, juicios por ese motivo, etc. El colmo lo puso el
propio Dhiab al expresar en las redes sus simpatías por Al Qaeda. Este
es el ambiente que precedió la huelga de hambre del exprisionero
islamista que Estados Unidos mantenía en la base naval en territorio
cubano (nuevamente Guantánamo en el foco del problema).

La demanda de Dhiab se fundamentaba en el reintegro a cualquier
territorio musulmán, preferentemente Turquía, para reunirse con sus
familiares residentes en ese país. La pregunta que se desprende es si el
huelguista había pedido que sus parientes cercanos fueran reubicados en
tierras sudamericanas. La respuesta del gobierno de Tabaré Vázquez
despeja la interrogante: Uruguay no puede hacer milagros para que países
del entorno árabe abrieran las puertas a uno de los suyos a quien ellos
(Qatar, Turquía o Líbano) niegan la entrada o los otros decidan correr
el destino del expatriado en tierras remotas.

Tras casi un mes de privarse de alimentación sólida, el huelguista
decidió ir por más sumando la ausencia de líquidos a su dieta. Imposible
que pudiera durar mucho. Ya lo había prescrito el ducho Panagulis en Un
Hombre, la obra que escribiera Oriana Falacci sobre el célebre luchador
antidictatorial griego. Apenas once días pudo aguantar el ayuno extremo.
Las autoridades sanitarias uruguayas procedieron a darle ayuda médica en
ese momento para dejarle nuevamente en libertad de reiniciar el auto
castigo. Hasta la fecha, Abu Wa´el Dhiab parece haber desistido en su
propósito de atraer la atención sobre su caso siguiendo el camino de
Mahatma Gandhi, de quien ha hecho su modelo.

Olvidaba Abu que el líder indio vivió una coyuntura diferente. Sus
ayunos duraron cuando más 24 días y los últimos más bien fueron hechos
contra sus propios seguidores para que estos cesaran las luchas
fratricidas entre ellos. Como le adoraban, terminaban cediendo. No fue
el caso de los diez irlandeses que pretendieron presionar por hambre a
la Dama de Hierro. Sus vidas se fueron apagando ante la mirada impasible
de las autoridades inglesas. Y es que si Gandhi hubiera coincidido en
estos tiempos tal vez su táctica de hambrunas auto infligidas hubieran
servido de poco. No fueron vacías las reflexiones de Mandela en su libro
autobiográfico sobre la inconveniencia de estas huelgas para lograr
objetivos, sobre todo cuando estos son poco realizables, están fuera de
las manos de quienes tuvieran la buena voluntad para resolverlos o
simplemente quedan a merced de los que no tiene interés alguno en que se
solucionen.

Otro aspecto a destacar es la poca credibilidad que estos constantes y
prolongados ayunos dejan en el sabor de los que pudieran sensibilizarse
ante el hecho. En especial desde que las noticias trajeron el caso de la
india Irom Sharmila, quien resolvió finalizar una extensa huelga de
hambre que duró la friolera de casi dieseis años y que según la
activista iniciara para exigir que las fuerzas militares de su país
cesaran una pretendida acción brutal continuada o la vigencia de una ley
que suspende muchas protecciones a los derechos humanos en zonas en
conflictos en la nación india. Un listón muy difícil de igualar y que
tal vez fue tenido en cuenta por Abu para suspender una lucha contra la
ingesta de comida y agua que casi le llevó a reunirse con sus ancestros
y no con los parientes con los que reclama reunirse.

Source: Refugiados y ayunos en Uruguay | Cubanet -
https://www.cubanet.org/colaboradores/refugiados-y-ayunos-en-uruguay/

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